~Capítulo 59~Cenizas de dolor

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Tengo frio... ya ni siquiera siento a mi cuerpo... está congelado... mis labios helados y mi cuerpo amordazado en una cama de algún lugar descampado. Cierro los ojos, intento abrirlos pero no vale la pena porque ya no veo absolutamente nada... no tengo paz... mis lágrimas caen secas y mis labios solo aspiran humedad, ocasionando que tosiera muy débilmente. Los pulmones duelen... estoy desangrada, y puedo sentir que cada vez estoy más cerca de la línea que separa la vida de la muerte. Pero no tengo paz... estoy asustada y existe desesperación en mí. Me odio a mí misma... oído lo que me pasó en vida, odio a quienes me desdicharon la vida... los odio a todos... y tengo miedo. Tengo frio... quiero descansar porque ya no puedo más, pero solo siento dolor. El dolor estuvo deparado para mí. Siempre fue así.

Narra Donghae:

Silencio. Solo había silencio—

-Es aquí—Thom detuvo el auto frente a una casa hecha de solo calaminas y adobe. Estaba derribada en partes y lucia como aquellas casas en las que un terremoto arrasó con ellas ocasionando su declive. La pequeña casa estaba ubicada quizás a cincuenta kilómetros de la ciudad; y ya habían pasado veinticuatro horas desde que había regresado a la habitación de (TN) y no la había hallado. Mi corazón se había desbocado provocando que saliera corriendo y exigiendo ver las cámaras de seguridad, pero no se me permitió. Conseguí ubicar a Thom, quien aún seguía en el país, y luego me había ayudado a buscar a (TN). Las cámaras habían sido bloqueadas y no había ningún registro de la habitación de (TN) ni los pasillos; y no tenía tiempo para revisar los videos de todas las cámaras existentes del hospital, puesto que estaba seguro de quien había sido el que se la había llevado.

Escondite... Thom había buscado escondites y lugares en donde los autos de Choi Siwon habían estado. Habíamos dado con tres lugares fuera de la cuidad antes que este, pero nada. Solo había terminado pateando todo y desesperándome más. "Si le pasaba algo... si le pasaba algo juro que la cabeza de Choi iba volar"

Mi corazón latía con fuerza mientras avanzábamos en silencio y con cuidado. En estos últimos meses también me había encargado de entrenarme nuevamente con ayuda de Thom. Sabía que (TN), iba a despertar y algo me decía que yo tenía que protegerla a como del lugar. "Pero maldita sea la hora en que me aparté de ella un momento. Lo lamento tanto. Necesito encontrarla, necesito saber que está bien"

Giremos en silencio, avanzando sigilosamente. No había ruidos más que la brisa de un viento que helaba los huesos. Yo solo traía puesto una camisa azul y unos vaqueros, lo mismo del día anterior. Tenía ojeras pero el sueño no se dejaba sentir. Estaba desesperado por hallarla. Lleguemos a la puerta y giré la perilla para luego ingresar de golpe y apuntar hacia el frente listo para disparar. Pero nadie, no había nadie.

-Parece que aquí tampoco es—Maldije por los bajo apretando los puños y golpeando contra la puerta, sintiéndome aún más desesperado.

-Revisa por ese lado—Ordenó Thom señalando el pasadizo de la derecha—Yo lo haré por aquí.

Thom se alejó y yo partí marcha de nuevo hacia el pasillo, con el arma en mano y bastante en alerta. Caminé en silencio hasta llegar a la habitación del fondo. No había ninguna otra habitación, solo esa y se hallaba abierta de par en par. Ingresé en silencio asegurándome que no hubiera nadie. La habitación estaba iluminada solo por la luz de la luna y no existía ningún interruptor que indicase que se podía encender luz artificial. Miré alrededor de esta. Habían muchas cajas viejas: de madera y cartón, y en la esquina cubierto por más oscuridad, una cama... un catre de madera. El corazón se me hizo añicos, mi respiración se contuvo y mi cuerpo se estremeció. No fue necesario verla por completo para saber que era ella.

Daydream. Lágrimas de hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora