~Capítulo 52~ Deliria

834 75 5
                                    

Calor, mucho calor... caricias por mis brazos, toallas húmedas en mi frente... humedad... tengo calor... Donghae... Donghae. Mi cuerpo sudaba y cuando abría los ojos todo era borroso. Solo una imagen de alguien a mi lado, sujetando mi mano y llamándome por el nombre...

-Donghae...--

Deliraba. Era su perfume. Lo sabía muy bien. Jamás lo confundiría. Sus manos recorrían mis mejillas dándome una sensación reconfortarle. No te vayas Donghae. No te vayas.

Abrí los ojos lentamente sintiéndome cansada. La luz del sol entraba por la ventana e iluminaba toda la habitación. Giré la cabeza para mirar a todas partes con la esperanza de encontrar a Donghae. No había nadie, solo yo recostada en la cama y cubierta con sábanas. Me acurruqué más cerrando los ojos y tratando de recordar lo ocurrido. Había tenido fiebre y Donghae había ingresado a mi habitación para anunciarme que se marcharía... me había quitado la ropa, botado las sábanas mojadas y puesto secas. Él había mencionado que se iría hoy. ¿Será que ya se habrá ido?—

Dos golpes en mi puerta—

-Pasa—invité a quien estaba afuera. Miré directo hacia la puerta y mi vientre dio un vuelco al ver que esa persona era Donghae. Traía puestos unos vaqueros negros, una camisa azul con las mangas dobladas. Mi camisa favorita. Su cabello estaba levemente alborotado y su expresión era de preocupación y seriedad al mismo tiempo—

-Veo que estás mejor—Asentí—Entonces... yo... bueno. Yo me tengo que ir. Regresaré con mi familia—Tragué saliva sin quitar los ojos de él—

No respondí nada-

-Entonces me voy—Anuncio Donghae después de unos segundos. Mi corazón dio un vuelco y como pude me levanté de la cama, quedando sentada—

-Déjame acompañarte.... Iré como visitar a mi familia—Hablé desesperada y logrando que Donghae se detuviera y girara para observarme. Sus ojos se clavaron en los míos unos segundos, y luego recorrió hacia abajo de mi con una vista rápida. Incliné la cabeza y noté que las sábanas me cubrían hasta la cintura y solo tenía puesto un sujetador azul oscuro. Sujeté las sábanas y las levanté para cubrirme.

Otro silencio incómodo entre ambos. ¿Cómo era posible que nuestra relación se haya vuelto incómoda? Si antes no me importaba que me viera desnuda porque era normal hacer el amor con él. Pero ahora, él ni siquiera recordaba eso.

-Está bien. En quince minutos me voy. Te espero abajo—Aceptó Donghae y salió de la habitación. Me quedé quieta por segundos para asimilar su respuesta. Salté de la cama y corrí hacia la ducha para luego salir apresurada y buscar algo de ropa que ponerme. Unos pantalones negros que me quedaban flojos y la camisa que Donghae me había entregado para usarla cuando escapemos. Amarré mi cabello en un moño despeinado y luego salí de la habitación para correr hacia en primer piso.

Faltando medio minuto llegué hasta la entrada del edificio, en donde Donghae estaba junto a su auto. Thom debió de decirle que era suyo. Estaba exhausta. Donghae me echo una mirada y luego ingresó a su auto sin decirme nada, así que solo caminé hasta este y también ingresé—

Estábamos ya en el auto, pero aun no partíamos. Donghae mirada con cuidado el monitor y toda la serie de mandos del auto. De pronto deduje lo que ocurría haciéndome gracia—

-No sabes conducirlo ¿Verdad?— Vacilé recostándome en el asiento—

-Bueno... esperaba que tú supieras—Habló con seriedad—De todos modos fui tu guardaespaldas por un tiempo, y como te enseñé a usar armas, esperaba que también te haya enseñado a conducir mi auto—

-Si—Respondí mirando hacia el horizonte. Pero no fue que me enseñaste mientras eras mi guardaespaldas. Fue hace muchos años. Quise decir, pero no me atreví—

Daydream. Lágrimas de hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora