VII. EL OPTIMISMO

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Confiar equilibradamente en las posibilidades y ayuda que otros puedan aportar; confiar en los demás. En cualquier situación distinguir lo positivo en sí y las posibilidades de mejorar, que existen, como las dificultades y obstáculos que se oponen a esta mejora, afrontándolos con fortaleza y alegría.




DISVALORES DEL OPTIMISMO



Pesimismo: desconfianza en sus posibilidades y oportunidades que aparecen generalmente, por incapacidad de resolver o enfrentar situaciones adecuadamente.


Utopía: falsificación de la realidad, percibiéndola en forma ingenua o soberbia, confiando en forma desmesurada en sí mismo, o en las posibilidades que se presentan.



Pareciera que muchas veces, has vestido de gris tu alma y tu rostro, tus ojos han perdido vivacidad, todo tu cuerpo tiene una actitud postural recogida, son esos días en que te invade el pesimismo, pareciera que se acabó la confianza, la fe y la fortaleza. En otras tantas ocasiones te sientes iluminado, confiado y seguro, aunque veas tantos y tantos rostros que ya perdieron la capacidad de asombro, la sonrisa en la mirada, la seguridad en sí mismos.


Y por cierto, en otras instancias, te encuentras con los soberbios que confían ilimitadamente en sí mismos, que no piden ayuda, que viven en una utopía respecto de sus logros y triunfos, o aquellos que ingenuamente simulan que nada les sucede, que todo pasa, que nada pasa, o que todo pasará, sin poner ningún esfuerzo de su parte.


En esos momentos, quisiéramos tener un pincel alquímico y pintarles el alma y el rostro con los colores del optimismo auténtico, colores reales, confiados, perseverantes. Tantas veces que hemos querido pintar el mundo de rosa-amor, de celeste-paz, de verde-esperanza...


¡Te enseñaremos cómo!



EL PERFIL DE MI OPTIMISMO



1. ¿Sé aprovechar las circunstancias reales? ¿Tengo siempre en mi mano, una alternativa válida para no frustrarme?


2. ¿Me centro más en lo positivo de la situación, que en las dificultades que ella posee? ¿Busco el tesoro escondido?


3. ¿Soy capaz de ser optimista, liberándome de los resultados inmediatos y colocando mi mirada en el fin que persigo, que puede ser más a largo plazo?


4. Mi motivación ¿radica en la confianza que tengo en mis posibilidades y en la ayuda que me prestan los demás?


5. Respecto a la confianza en ti mismo, ¿practicas las siguientes frases?


¿Me acepto como soy?


¡Qué bueno que nací!


¡Qué agradable estar contactado conmigo mismo, acompañarme siempre, en lo bueno y en lo malo!


6. Cuando agoto mis propias posibilidades, ¿tengo la suficiente humildad como para pedir ayuda con optimismo y fe en el otro?


7. ¿Me doy cuenta, que ser optimista no siempre conduce a una alegría expresada, sino más bien, es un estado de paz interior?


8. ¿He diferenciado que:


el optimismo vence el desaliento y el abandono?


la fortaleza vence la tristeza?


¿Me preocupo de obtener los mejores medios o herramientas para lograr mi optimismo?


¿Soy capaz de encontrar hasta en el hecho más negativo, o abrumador, un aspecto positivo, para tener energía y aliento?


¿Confío en que Dios siempre me va a conceder lo que es absolutamente bueno para mí?


¿Acepto mis fracasos con optimismo, conciente que a lo mejor perdí una batalla pero no la guerra, para así lograr mi propio bien o el ajeno?

Valores Humanos. | Nina BravoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora