CAPÍTULO VI

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—¡RYAN!... ¡Despierta!... ¡Ryan! — ...
—¿Mamá? ¿Dónde estas? ¡Mamá! — ...

Arboles grandes, tiniebla por todos lados... La sombra de aquel día y una mujer atrapada en sus pesadillas... ¿Mamá? Solo corría... Cayó la oscuridad a mi lugar, no veía por donde pisaba.

—¡Ryan! Ayudame... — La voz de mi madre pidiendo ayuda.
—¡Esperame!... ¿Donde éstas? — Nervioso, pregunté.

Mientras caminaba en el oscuro bosque, alguien me tomó de los hombros, caí al suelo, golpeándome la cabeza.

—¡AH! ¡RYAN! — Un grito espeluznante, un gemido de dolor. Me sentí nervioso, con miedo, desesperado. Estaba sudando.

____

—¡¡MAMÁ!! — Desperté en mi cama, las luces seguían apagadas, me pare rápido de mi cama, Prendí la luz. Lo único que quería hacer era buscar a mi madre.

Fui a la habitación de ella, pero no estaba. Baje al comedor, nadie. Busque por toda la casa, pero no estaba. ¿¡Dónde éstas!?

Salí de la casa, dispuesto a buscarla, la llame al celular muchas veces, pero era inútil, nadie me contestaba. Camine por todo el vecindario, gritando su nombre, nadie me contestaba, era como si estuviera solo en un barrio desolado.

—"No la busques, ella no esta aquí." — Informó Rake.
—¿Por qué debería creerte? Nunca harás algo bueno hacia mi. — Dije, estaba llorando.
—"No seas débil y hazme caso." — Advirtió Rake.
—No soy débil, soy humano. — Contesté. Cerré los ojos, reusandome a seguir presenciando lo que pasaba.  
—"¿No es lo mismo?" — Preguntó Rake.
—No, lo que nos hace débiles, son los sentimientos. El hecho de querer proteger algo hasta con tu propia vida, es apegarte a algo que se irá, mientras el dolor de haber perdido algo que amabas, te invade y te sientes débil. ¡Por eso somos débiles! ¡Por amar! — No podía seguir conteniendo las lágrimas, llore.

Volví a casa, hice un poco de café, Prendí el televisor, esperando ver algunas noticias, puede que le haya pasado algo y me de cuenta por esto. Mientras pasaban información que no me servía, no decían nada. Apagué el televisor, es inútil, tengo que esperar.

Eran las 4:12 a.m. Logre quedarme dormido, estaba en el asiento. El fuerte sonido del timbre, me despertó. Me paré y fui a abrir.

—¡Mamá! — Me lance hacia ella, abrazándola fuerte.
—Ryan, Ehm... Hahaha. — Se escuchaba rara, ¿Qué esta pasando? La solté y la mire.
—¿Sucede algo? — Pregunté, preocupado.
—No, tranquilo. Perdón por llegar tarde, me tocó jornada completa en el trabajo. — Dijo, entró a la casa, se sirvió un poco de café y se fue a dormir.

No le creo a mi madre, se que pasa algo. En su mirada se demostraba, parecía triste, cansada, me sentí mal al verla así.

No pude dormir mas, Prendí el ordenador y me quede ahí. Tiempo después, ya había amanecido, 6:00 a.m. Hora de ir a la escuela. Me bañe, me coloque el uniforme y salí. No me despedí, estaba dormida.

Mientras caminaba, me desvíe por la calle donde vive Ammy. Pasé por en frente de su casa, las luces estaban prendidas, cuando pase completamente, escuche que abrieron la puerta, aceleré el paso.

Llegué a la escuela, todo normal, estudiantes esperando a que abran los salones. Me senté en el muro en el que estaba esperando Ammy, ayer. Me coloqué los audífonos y esperé.

Abrieron el salón, todos entraron, esta vez, ignoraré al profesor si quiere ofenderme. Me senté en mi puesto y saque mi cuaderno. Ammy estaba a tres puestos de mi. No paraba de mirarla, creo que me he enamorado mas.

Hora de descanso, compre mi sándwich y me senté en el lugar de siempre. Empecé a acordarme de lo que pasó ayer, el corazón se me aceleró y me sentí nervioso. Termine de comer y saqué mi celular.

—Ryan, ¿No te cansas de estar solo? — Ammy. Se sentó a mi lado, se me aceleró el corazón, aun mas.
—Ehm, Eh... Pues... No, para mi es normal. — Respondí.
—Entonces seré tu amigo de descanso. ¿Qué te parece? — Preguntó, entusiasmada. Ammy.
—M- Me parece genial. — Respondí. Me sorprende que ella se acerque a mi. Es tan normal para ella, hacer amigos, aparte de que es súper hermosa, es muy inteligente y tiene muy buen carisma.
—Entonces, estaré aquí contigo. — Dijo.
—¿Qué harás a la salida? — Pregunté. Tome mucho valor para preguntárselo.
—Ehm, nada... Pensaba ir a mi casa. — Respondió, se sonrojo.
—¿Quieres salir conmigo? — Pregunté, nervioso.
—Si, sería genial... — Respondió. Me sentí muy feliz.
—Entonces, a la salida... ¡Ah! Ven aquí. — La tome de su brazo y la abracé. Afortunadamente ella también me abrazó. Cuando la solté, miro el muro. Notó que había algo escrito, ella se acercó y leyó. Era lo que le escribí. "Ammy, te amo. Espero que no me reconozcas."

Ella se sonrojo, se le notaba. Me miró y supongo que se dio cuenta de quien lo escribió.

—Sabes, me siento rara cuando estoy contigo. — Expresó. Mi corazón se aceleró.
—Ehm, ¿rara en que sentido? — Pregunté.
—No lo se, no lo entiendo. — Respondió. Para evitar otro momento incomodo, me despedí y fui al salón.

Me senté de nuevo, no dejaba de verla, parecía que la intimidaba, siempre se corría. Todo iba tan bien.

—Ay, deja de mirarla. Es estresante. — Comentó Dylan.
—No es tu problema, concentrate en tus estudios. — Respondí.
—Lo hago, pero ten en cuenta que es incomodo para mi. — Dijo Dylan.
—No es mi problema, te advertí que no era gay, además sabes que me gusta Ammy. — En ese momento todos se quedaron en silencio. ¡Me escucharon!

Me tapé la cara y solo evité todo, obviamente empezaron a molestarme.

Hora de salir, espere a Ammy, en el muro. Ya hacia mucho que habíamos salido y ella no se aparecía. Supongo que no quiere ir. Iba saliendo del lugar.

—¡Ryan! Espera... — Me detuvo, Ammy. Volteé y la miré.
—Pensé que no irías, que te arrepentíste. — Dije. Ella camino hacia mi.
—No, ¿cómo se te ocurre? No me importa lo que digan, además cumplo con lo que digo. Quiero ir. — Dijo.
—¿Entonces por qué te demoraste? — Pregunté.
—Pedí permiso. — Respondió. Me acerqué a Ammy.
—Vamos, quiero aprovechar el tiempo. — Expresé. Fuimos a un parque de diversiones que había llegado a la ciudad.

Montamos en muchos juegos, tomé fotos, le compré cosas... Nos sentamos en una banca, cerca a una fuente. Un paisaje hermoso.

—Ammy, me siento feliz de que hayas aceptado mi propuesta. — Le dije.
—No es nada, me siento feliz contigo. — Expresó. La ví tan entretenida y feliz conmigo. Volví a tomar valor para volvérselo a preguntar.
—Ammy, yo... ¿Té gusto? — Pregunté, nervioso por la respuesta.

Schizophrenia [Español]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora