PARTE 2

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Capítulo X: Un mes antes de entrar al centro de rehabilitación mental.

Después de lo que pasó en la casa de mi abuela, estuve recluido en un pequeño manicomio de California. Dure mas de seis meses, me comporté bien para que me liberaran rápido, esa experiencia no se la deseo a nadie... Estuve lejos de mis allegados, familiares y hasta de Ammy.

Nunca supe que me pasaba, hasta que entre aquí, siempre pensé que se trataba mas que todo de "Religión" pensé que tenía "Un demonio" dentro de mí, pero según los psiquiatras que me trataron, tengo: "Esquizofrenia Paranoide leve".

Me dejaron salir, gracias a que alguien sobornó al manicomio para que me dejaran salir, pero me dijeron que tenía que tomarme unas pastillas para calamar la enfermedad.

Por fin saldré de aquí. No espero ver a nadie. Después de seis meses, se que Ammy ya debió conseguir a alguien. Mi madre, no creo que venga, cause muchos disgustos para ella, además... No me vino a visitar muy a menudo... Estoy solo desde ahora. Iré a mi casa, sacaré mi ropa y me iré a cualquier lugar en el que pueda quedarme. Tengo 16, se que me aceptarán.

Crucé la puerta del manicomio, soñoliento y cansado. Caminando por él pasillo que daba a la puerta principal. Cuando abrieron la puerta, me llevé una hermosa sorpresa.

Era Ammy, estaba esperándome sentada en una banca, el día era lluvioso, frío, llevaba una chaqueta negra, yo solo iba con la camisa con la que había ingresado, no era muy calurosa, pero me protegía.

Paré mi paso. Quedé en frente de ella, cuando me vio, se paro... Sus ojos se llenaron de lágrimas, se tapó la boca en signo de asombro.

-¡Ryan! Eres... Tú. - Dijo Ammy, abalanzándose sobre mi.
-¿Ammy? - Pregunté, extrañado. Ella me abrazó aún mas fuerte.
-Si. - Respondió. Levanté mis brazos y la abrace también. Fue inevitable sentir algo extraño.
-¿Por qué me esperaste? - Pregunté.
-Te lo dije, yo te quiero... Aquí te lo demostré, además... En todo éste tiempo, creo que podría decir que te amo. - Respondió, Ammy.
-Sabes... Pensé que ya me habías olvidado. - Comenté.
-Pensé hacerlo, pero... Era imposible evitar olvidar a mi primer amor. - Respondió.
-¿No te dicen nada tus padres? Me imagino que ya se debieron de dar cuenta. - Pregunté.
-Les dije que yo te amaba y que si se oponían, me iría de casa, así que aceptaron. - Respondió.
-Eres mala. - Bromeé.
- Lo se. - Respondió. Tomó mi mano y me acercó a ella.
-Vamos, te llevaré a casa. - Dijo Ammy.

Llegamos a una gran casa, podía decir que es una <<Mansión>> Era muy hermosa, un gran jardín y muchos carros.

-Ammy, creo que nos equivocamos de casa, no vivo aquí. - Informé.
-Tu no, pero tu madre si. - Dijo Ammy.
-¿¡Qué!? - Pregunté, asombrado.
-Si, hace un mes que se mudó aquí. - Informó, Ammy.
-Ahora necesito entrar. - Comenté.

Llegamos a la portería de la casa. Informamos que necesitábamos a mi madre, dimos su nombre y la llamaron. No estaba en la casa, entonces le dije que era su hijo. Me dejaron pasar.

Nos abrieron la puerta, una súper casa, tenia un cuadro gigantesco de mi madre con un vestido, asientos finos y decoración delicada, piso de mármol y gran espacio. Me quedé asombrado al ver esa casa.

Un hombre muy elegante bajó las largas escaleras. Tenía buen porte. Alto, ojos claros y cabello rubio.

-Bienvenido Ryan. - Dijo. Sinceramente me quedé sin palabras.
-Hola... ¿Quién es usted? - Pregunté, extrañado.
-Me presentó -Bajo las gradas completamente - Soy Christian Manger. El esposo de tu madre.
-Oh, Ehm... ¿Ya se casaron? - Pregunté.
-Tristemente no, pero en este mes lo hacemos. - Informó.
-¿Dónde está? - Pregunté.
-En la peluquería, creo que no demora, esperala. - Dijo Christian.
-Esta bien. - Respondí, Christian salió de la casa, Ammy yo nos sentamos en la sala, nos atendieron y después de un largo tiempo, llego mi madre.

Pasó por la puerta, soltando las bolsas que traía, miró de frente a la sala y me vio ahí parado.

-¿¡Ryan!? - Gritó, mi madre.
-Hola, madre... ¿Cómo te va? Supongo que bien, ¿No crees? - Pregunté Irónicamente.
-Ryan... Yo - Murmulló mi madre, siendo interrumpida.
-Con que no me ibas a visitar porque estabas enferma, Wow. También me quiero enfermar. - Dije.
-Ryan, escuchame. - Dijo mi madre.
-No. Sabes... Solo venía a saludarte, pero... Me llevo la sorpresa de que mi madre se casará y ni cuenta me di. - Reclamé.
-Puedo explicarlo. - Insistió.
-No, veo que ya estas bien, no me necesitas... Dime donde esta mi ropa. - Continúe.
-¡Ryan! ¡Escuchame! - Gritó. Cerré mi boca.
-¿Qué? - Pregunté.
-Me deprimí mucho, al enterarme que no te dejarían salir de ese manicomio, en mi trabajo todos me ignoraban, pensaba en suicidarme. - Mis ojos se llenaron de lágrimas - Ese mismo día, me encerré en el baño de mujeres, iba a tomarme todas las pastillas que tenía, pero Christian llegó a salvarme. Desde ese día estoy con el, por eso me quiero casar, además... Tu padre...
Se quedó callada por un tiempo, bajando la cabeza.
-¿Mi padre? ¿Qué? ¿Qué pasa con el? ¿Dónde esta? Dime. - Pregunté.
-Olvidalo Ryan... Sabes, mejor ve por tu ropa, si quieres no vivas aquí. - Dijo mi madre.
-¿Donde está? - Pregunté.
-Mandaré a traerla. - Respondió. Las señoras bajaron mi ropa.
-Adiós, mamá. - Dije. Ella me dio un beso en la frente y me dejo ir.

Ammy me estaba esperando afuera de la casa, cuando salí por la inmensa puerta, se acercó a mi y me abrazó.

-Tranquilo, Ryan... Todo saldrá bien. - Dijo Ammy, intentando consolarme. Fuimos a el vecindario de Ammy y la dejé en su casa.

-¿Estarás bien? - Preguntó Ammy.
-Si, no te preocupes. - Respondí.
-¿Me llamarás? - Preguntó.
-Si. - Respondí.
-Te amo. - Dijo, dándome un abrazó de despedida.
-Yo igual. - Dije también, abrazándola. - Gracias por todo.

Entró a la casa, emprendí un viaje, encontrar un lugar en donde quedarme. Caminaba con esa maleta, hacía frío, mucho. Temporada de invierno. Tras acordarme de todo, la depresión se apoderó de mi, cerca a un bosque, me senté encima de maleta, al lado de una carretera. Siempre cargó conmigo una navaja, para defenderme.

Saqué la navaja, descubriendo mi muñeca, iba a enterrarme esa navaja, pero me acorde de Ammy. No puedo hacerle esto. Lo único que pude hacer para desahogarme fue llorar, no pude aguantar tanto, en una carretera solitaria, nadie podrá escucharme. Llore desenfrenada mente, hasta que la luz de un carro, ilumino mi cara. Mire el carro y alguien se bajó de el.

Schizophrenia [Español]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora