Es Domingo en la mañana, como no tenía nada que hacer me fui al parque a tomar aire. Me puse un hermoso vestido verde que junto con mi pancita lucía espectacular. Mientras me tomaba una batida recibo una llamada en mi teléfono, número desconocido.
—¿Hola?— contesto.
— Hola, Amber. No te dire quién soy, sólo quiero que vallas a la plaza. Allí me encontraré contigo— me dijo aquella voz masculina, colgando el teléfono.
¿Quién habrá sido? ¿Por qué me querrá ver? ¿Será una trampa? ¿Me querrán secuestrar?
Miles de pensamientos dudosos llegaron a mi mente; no sabía si ir o no, pero la curiosidad me mataba. Así que sin dudar fui a la plaza, temiendo que algo pudiera pasarme por mi curiosidad.
Al llegar a la plaza tomo asiento en uno de los bancos, esperando a ese supuesto chico que quería encontrarse conmigo.
Pasaron al menos unos treinta minutos y no veo rastros de esa persona. Ya estaba preocupada ¿Y si ese chico no aparece? Tanta preocupación me había dado hambre. Me levanté del asiento para ir a comprar algo. Cuando avanzo un poco, escucho a alguien que me llama y giro para ver quien es.
— ¿Dereck?— dije sorprendida.
— Sí, soy yo, querida hermanita— corrí hacia el y le di un fuerte abrazo que correspondió.
— Pero... ¿Qué haces aqui?
— Estaba de visita en el pais y quice venir a saludarte. Oye ¡Estás media gordita!
— No estoy gorda, Dereck— pausé separandome de él—, estoy embarazada.
— ¡¿Qué?! ¿En qué estabas pensando, Amber?
— No hablemos aquí, mejor vamos a un café.
Ambos fuimos a la pequeña cafetería cruzando la calle, donde nos sentamos en una mesa cercana al ventanal delantero. Pedimos unos pastelillos, un café con leche para Dereck y una frappé de caramelo para mi.
Dereck me observaba buscando respuestas a sus preguntas:
— No te enojes conmigo Dereck.
— No estoy enojado contigo, Amber— contestó rápidamente—. ¿Cómo se lo tomóó papá?
— Me echo de casa, sólo eso te puedo decir.
— Bueno, Amber. Sabes que lo que hiciste, estuvo mal.
— Pensé que me ibas a apoyar, eres mi hermano— dije con un puchero, el se rió fuerte, siempre me había considerado su consentida.
— Amber, estás cosas no se aceptan tan fácilmente, ya viste la reacción de las personas que te rodean, no es fácil para ti, menos para todas ellas.
— Tienes toda la razón.
— ¿Dónde vives ahora?
— Vivo con el padre del bebé.
— Es Adam, supongo.
— Sí, es él.
— ¿Qué podría decirte? Eres mi hermana y mi sobrino o sobrina me nesecita.
— Gracias.
Pasamos la mañana en la plaza compartiendo juntos; Dereck es mi medio hermano mayor de parte de padre, es el amor de mi vida, pero después que se fue a Nueva York dejamos de comunicarnos. Él es muy sencillo y de buen físico: ojos miel, rubio y alto, muy diferente a mi para ser su hermana; yo con cabello rubio, ojos cafe oscuro, curvilinea y de baja estatura. Dereck es muy encantador; ya quiero que él y Ryan se conozcan, se que se llevaran bien.
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La Hija de un Millonario
Teen FictionAmber Roose es una chica de diecisiete años con una familia de grandes privilegios, pero como toda joven que abusa de lo que tiene, los infortunios pueden interponerse en su camino.