Habíamos llegado lo más rápido posible al hospital, nos encontramos con Jenny y el Sr. O'brien en la sala de espera. Estuvimos esperando a que alguna enfermera o doctor nos diera alguna noticia del estado de Melly. Un doctor de edad avanzada se nos acerca:
— ¿Familiares de la señorita Melly Sprouse?
— Aquí estamos, Doctor— Adam y yo nos paramos del asiento—. ¿Qué tiene Melly?
— Lamentablemente la Srta. Sprouse se dio a si misma una sobredosis con alguna sustancia que aún no hemos identificado— cubría mi rostro al escuchar aquello, Adam me sostuvo de los brazos. No puedo creer que ella haya echo aquello, todo iba tan bien.
— Tranquila, Amber— susurró Adam cuando sintió que temblaba—. ¿Cómo está?
— En estos momentos se encuentra inconciente, está en una situación muy delicada. La mantendremos en cuidados intensivo por algún tiempo hasta que veamos alguna mejoria— el Doctor pausó y miró a Adam—. Llegamos a la conclusión de que pudo haber intentado aborto a parte del intento de suicidio.
— Por Dios— susurré al borde de las lágrimas aferrandome a Adam.
— ¡Melly no pudo haber hecho eso!— exclama Adam sorprendido—. ¿Por qué... Ella...?— él se separó de mi y fue hacia las escaleras
— Disculpe, Doctor— digo antes de ir tras él.
Abrí la puerta de las escaleras de emergencia, allí había un ventanal y Adam se encontraba sentado en los escalones junto a este, estaba llorando del enojo, o por el dolor de saber que ella intentó matar a su hijo. Me acerqué a él y me senté a su lado tomando su mano, nunca lo había visto de esta forma, eso me entristece:
— Adam, tranquilizate, por favor— digo pasando mi mano por su espalda para amanzarlo un poco—. Ella debió tener algún motivo...
— ¡Loca!— grita levantándose y luego me mira con los ojos llorosos—. ¡Ella está loca! ¡Se ha vuelto loca! ¡La odio!
— Adam, por favor...
— Necesito estar solo, por favor— en pocas palabras me pide que me marche, lo entiendo, cree que se está mostrando débil ante mi, pero aún así no quiero.
— No te voy a dejar solo.
— ¡Vete!
— E-e...— suspiré levantándome—. Está bien.
Creí que Melly estaba contenta por tener al pequeño Edward consigo, pero al parecer me equivoqué. Solo espero que el bebé esté bien y Melly se recupere pronto.
• • •
Dos meses después...
Mi pequeña Trixie ya tiene siete meses, mi vientre había aumentado demasiado, es más grande de lo normal para el tiempo de gestación, pero la Ginecóloga me había dicho que no debía preocuparme por eso, aunque dijo que debo cuidarme lo suficiente ya que estoy dentro del rango de riesgo de un parto prematuro.
Melly, luego de haber salido del hospital, fue llevada a un psiquiátrico, ella no quiera estar allá aunque fue la mejor decisión que pudimos tomar, queremos lo mejor para ella y para el bebé.
— Amber, me han llamado del hospital psiquiátrico. Avisaron que ya podemos retirar a Melly— me dice Adam entrando a la cocina mientras preparaba algo para almorzar, sólo estamos nosotros en la casa.
— Me gustaría acompañarte.
— No creo que puedas ir, debo dejarte por un par de horas— me mira en forma de darme un sermón—. Sabes que estás en riesgo, es mejor que te quedes aquí por tú bien.
— Pienso que estás exagerando un poco, Adam, ¡estaré bien! Te lo prometo— intento convencerlo.
— Amber, ya dije— agarra las llaves del auto—. Cuídate mucho— me besa en la frente—, y cuida de nuestra pequeña Trixie— dijo uniendo nuestras frentes y acariciando mi vientre.
— Te lo prometo— lo despido.
Al quedarme sola y con ganas de hacer algo empiezo a organizar un poco la casa. Escucho unos ruidos en el patio trasera y paso a paso voy a ver qué pasa, talvez era un gato.
— ¿Quién anda ahí?— empiezo a caminar más lento, sentía que unos pasos venían detrás de mí, me giro pero no hay nadie—. El que se encuentra ahí, por favor, salga. No me gustan este tipo de juegos.
Todo se quedó en silencio, intenté correr hacia dentro, pero lo último que puedo recordar de ese momento fue un ligero ardor en mi brazo y un fuerte dolor producto de un golpe en la cabeza.
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La Hija de un Millonario
Teen FictionAmber Roose es una chica de diecisiete años con una familia de grandes privilegios, pero como toda joven que abusa de lo que tiene, los infortunios pueden interponerse en su camino.