En la noche no me sentía bien, no puedo concentrarme para poder dormir. Me siento en la cama a pensar: y mi mente sólo va a dar en alguien: ¡Adam! No puedo dejar de pensar en él, a parte de eso me sentía insegura estando aquí sola. Me levanto de la cama y salgo de la habitación, me quedo inmóvil, ¿a dónde iré? Miro hacia mi derecha, la habitación de Adam se encuentra junto a la mia. Camino hacia su habitación y me quedo ahí parada, giro la perilla:
— ¿Adam?— digo desde la puerta.
— Sí, ¿sucede algo?— dice poniéndose frente a mi, no había notado que no traía camiseta hasta ahora y un leve sonrojo se apoderó de mis mejillas.
— B-bueno es que yo... No podía dormir en mi habitación, no me siento segura allí— digo algo nerviosa, ¿qué es lo que me pasa?
— ¿Quieres quedarte aquí? Yo podría ir a tu habitación y quedarme allí...
— ¡No! Y-yo... Bueno...— lo interrumpo tontamente sin saber que decir.
Al parecer quiero tener a Adam junto a mi por más tiempo.
— ¿Estaría bien si duermo aquí, contigo?— mordí mi labio inferior.
— Claro, no hay problema— me da media sonrisa.
Pasé a su habitación y me senté a orillas de la cama, Adam sacó de su armario un suéter para ponerse, la verdad es que estaba haciendo un poco de frío.
— Ponte cómoda— asentí y me acomodé la manta sobre mi cuerpo. Enserio, tengo frío.
Sentí como se hundía el lado derecho de la cama, Adam se había acostado a mi lado, a las espaldas el uno del otro.
— Buenas noches, Amber— dijo y apagó la lampara de mesa quedando a oscuras.
Pasaron al menos unos diez minutos, me sentía cómoda, pero algo intranquila, todavía no podía pegar el ojo, y no se por qué seguía teniendo frío, si estaba cubierta por la manta hasta las orejas.
— Amber, estas temblando— escuché susurrar a Adam.
Luego sentí como pasaba su brazo por mí cintura y enrredaba sus pies con los mios, tomó mis manos y comenzó a frotarlas con las suyas y de inmediato entre en calor.
— ¿Mejor?— preguntó susurrando.
— Sí, gracias, Adam.
De alguna forma, me agrada el calor que transmite su cuerpo, es reconfortante, tan familiar, creo que lo extrañaba.
— Adam, ¿te puedo preguntar algo?
— Sí.
— ¿Quién era la chica con la que estabas ese día?
Sentí como su cuerpo se tensó junto al mio, él se levantó y apoyó su codo junto a mi cabeza para mirarme a la cara con una expresión burlona.
— ¿Por qué lo preguntas?— me encojo de hombros.
— Solo es curiosidad— él levanta una de sus oscuras cejas y suspira.
— Su nombre es Franchesca— dice volviéndo a acomodarse.
— ¿La de mi clase de química?— pregunto dudosa.
— Sí, ella— contesta pasando su mano de nuevo por mí cintura.
— ¿Sigues con ella?— pregunto después de unos segundos.
— Amber, ¿estás celosa?
— ¡¿Qué?! ¡No!— exclamo incómoda y nerviosa.
Una risita llena de humor escapa de sus labios por mí reacción y termina con un largo suspiro. Siento mi cara caliente, seguramente estoy toda roja, que bueno que estamos a oscuras.
— No somos nada, Amber.
— Ah, bien.
— ¿Enserio te importa?
— Bueno... Sí, un poquito.
Volvió a levantarse y me miró a los ojos, pude notar un pequeño brillo en ellos a pesar de la oscuridad.
— ¿Por qué?
— Amm... ¡Auch!— sentí una pequeña presión en mi vientre, mi pequeña me había pateado.
— Se está moviendo, ¿no?— asentí y me senté en la cama para estar cómoda mientras ella se seguía moviendo en mi vientre—. ¿Puedo?
Tomé sus manos y las posicioné en mi vientre, en los lugares donde sentía las patadas. Después de todo, él es su padre, y no podría evitar que no sintiera al menos las patadas de su hija. Vi como una sonrisa se formó en sus labios y se acercó a mi vientre.
— Hola, princesa— susurró y yo me quedé atónita—, soy papá.
— Adam...
— Amber, déjame hacer esto, por favor— pidió acariciando sobre la tela de mi pijama—. Sólo quiero decirte, chiquita, que te amaré, cuidaré y protegeré de todo. Eso te lo prometo, aunque a tu madre le parezca raro— rió con eso último, sentí un pequeño toque de la nena justo debajo de la mano de Adam.
— Le gusta tu voz.
Elevó sus ojos y miró directo a los mios, que estaban algo lágrimosos. Eso había sido, lo más tierno que había visto y escuchado l. Nunca me lo hubiera esperado de él, eso me sorprende.
Multimedia: Adam.
Parte de la historia, Créditos a:
Gozzlie
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La Hija de un Millonario
Teen FictionAmber Roose es una chica de diecisiete años con una familia de grandes privilegios, pero como toda joven que abusa de lo que tiene, los infortunios pueden interponerse en su camino.