El sol me pega justo en el rostro, era raro sentir aquello luego de haber sido secuestrada y privada de luz, pero lo que más me hacía sentir extraña luego de haber dormido en el suelo arenoso era la sensación de dormir en una cama.
Abro los ojos y miro mis manos, tenía una intravenosa en la derecha y un marcador de pulso en el dedo índice de la izquierda. Las marcas de las cadenas seguían con un vivo tono rojizo, recuerdo que al estar tan apretadas, las muñecas me sangraban cada vez que las movía. Se que debo tener varios moretones en toda la cara.
Después de haber analizado bien el lugar donde me encontraba caí en cuenta que estaba en la habitación de Adam. Me siento con cuidado en la cama y pongo mis manos en mi vientre, y una rara melancolía me inunda. Los recuerdos me invaden de forma repentina, no logro entender, fue un sueño, ¿o fue real?
Alguien entra a la habitación, es Adam. Se acercó con una caja de jugo en su mano, bajo sus ojos hay ojeras, se ve más cansado.
— ¿Cómo estás?— pregunta sentándose a mi lado, dejando el jugo sobre una mesilla y poniendo sus manos sobre mis piernas sonriendo.
— Mejor— le sonrío, él toma la caja de jugo e introduce la pajilla en el envase para darmelo, sorbo un poco del contenido mientras Adam pone su mano sobre mi panza, acariciandola—. ¿Cómo me encontraste?
— Lo seguí— noto como su sonrisa se apaga poco a poco y se vuelve enojo—. No sé como ese idiota pudo hacerte algo así.
— Siempre decía que nos iba a matar— de repente siento como Trixie se mueve bajo la mano de Adam, acarició mi vientre—, dijo que con eso te haría sufrir y tendría su venganza.
— El que sufrirá será él, pero en una celda.
— No quiero volver a verlo— me recuesto sobre la almohada y alguien entra a la habitación, no logro ver al estar de espaldas, de seguro vienen a buscar a Adam.
— Me tengo que ir Amber— me besa en la frente.
Cierra La puerta y unos pasos hacen que me espante, pensé que la persona que había entrado se había ido con Adam, pero no fue así. Me giro y no puedo creer quién está ante mis ojos. Me levanto extendiendo mis brazos desesperada por abrazarlo y al tenerlo entre estos creo que mi felicidad está completa con él aquí:
— ¿Qué haces aquí, estás demente?— aún sigo sin creerlo.
— He venido al enterarme de lo sucedido, quería ayudar— dice preocupado mi bello hermano—. ¿Estás bien? ¿No te hicieron daño?
— Estoy bien, despreocupate— tomo su mano y la pongo en mi vientre, se acerca un poco y empieza a hablarle.
— Hola, beba— Trixie comenzó a moverse—. Soy tú tío, el más hermoso de todos, aunque creo que soy el único que tienes— comencé a reír descontrolada—, seré el tío que más te querrá, el más genial y asombroso. Nos iremos a comer helado todos los días, saldremos escondidos de tu madre y te enseñaré a bailar, serás la bendición más grande de la familia— concluye besando mi panza.
— ¿Cómo es eso que se irán escondidos?— arqueo una ceja y el ríe a carcajadas.
— Sé que no la dejarás ir a los bares ni discotecas, por eso me la llevaré y le conseguiré varios novios.
— No quiero que malinfluencies a mi hija, tarado... No quiero que pase por lo mismo que pasó su madre.
— Entiendo— dice recuestándose a mi lado.
— ¿Cuándo te vas?
— Me quedaré.
— Pero Dereck, tenías un buen trabajo allá.
— Aquí también puedo conseguirlo. Tengo amigos ingenieros, ya he hablado con ellos y hay un puesto disponible. Empiezo la semana que viene.
— Eso me alegra mucho, pero, ¿por qué tomaste esa decisión?
— Vas a dar a luz pronto, y quiero estar aquí para ello— me da un abrazo bien fuerte antes de salir de la habitación.
Y para mi sorpresa, el par de chifladas de Amber y Lucy entraron a la habitación, luego entró Jenny detrás de ellas. Todo esto es raro, luego del vandalismo a la escuela no nos dirigimos nisiquiera una mirada.
— ¿Qué hacen ellas aquí?— digo incómoda.
— Perdón, Amber, les dije que no podían pesar, pero...— Jenny intenta sacarlas.
— Queremos que le dejes claro a tu amiguita que no somos cómplices de Ryan— Angie empieza a hacer sus muecas de enojada, siempre le han salido mal, es muy sobre actuada.
— ¿Por qué piensas eso?— miro a Jenny y esta no sabe que decir.
— Tu amiga piensa que porque nos vio aquí, estábamos haciendo algo malo— reclama Lucy.
— ¿Cómo es eso de que estuvieron aquí?— las hermanas tragaron en seco y Jenny pone cara de malona.
— Estaban revisando tus gabetas, tenían el closet todo desardenado, estoy segura de estaban buscando algo— Jenny y yo nos reímos.
— Ya diganme chicas, ¿qué hacían revisando mi habitación?
— ¡Nada!— contestan al unísono.
— No me voy a tragar esa— dijo Jenny cruzada de brazos.
— Sólo queremos hacer las paces contigo, Amber. No creas esas cosas que te dice Jenny— Angie hace el intento de salir de la habitación.
— Somos amigas, Amber, y las amigas no se traicionan, lo pasado es pasado— Lucy sigue a su hermana, dejándonos a mi y a Jenny confundidas.
— ¿Qué mosco les picó?— nos reímos un buen rato—. ¿Sabes?, aún no puedo dejar de pensar en que Ryan hizo todo eso sólo.
— Ryan es muy astuto, ya pudiste ver.
Jenny me dejó sola para que pudiera seguir descansando, cuando iba a acomodarme para dormir de repente el lado derecho de mi vientre se elevó a una altura que jamás había visto. Pensé que Trixie me avisaba que quería salir ya, aunque esta a destiempo. Me recuesto con una mano en mi panza, haciendo así que Trixie logré tranquilizarse.
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La Hija de un Millonario
Teen FictionAmber Roose es una chica de diecisiete años con una familia de grandes privilegios, pero como toda joven que abusa de lo que tiene, los infortunios pueden interponerse en su camino.