Narra Amber:
Hoy fue un día maravilloso; he conocido a un Adam que jamás en mi vida había visto. Este es más cuidadoso, se veía más feliz, tierno, se pasó casi todo el día cuidándome, ¿qué habrá pasado con el otro Adam? No puedo negar que este me encanta, creo que cualquiera daría lo que fuera por pasar su vida al lado de él.
Adam me había llevado a un restaurante para compartir un rato; después de pedir unos platos exquisitos, Adam intenta buscar conversación.
- Amber, dime la verdad- me pidió, estaba asustada. ¿Qué quería saber?
- ¿Que quieres saber?
- ¿Amas a Ryan?- preguntó serio, con dolor y frialdad en su mirada.
¿Qué debo decirle a Adam? ¿Le digo o lo mejor sería quedarme callada? ¿Y si le digo una mentira?
Millones de preguntas empezaron a llenar mi cabeza y no sabía que hacer.
- Amber, ¿estás bien?- Adam me saca de mis pensamientos.
Lo miro fijo y no tengo más remedio que contestarle su pregunta.
- No- contesté-. Al principio todo fue muy lindo con Ryan, pero es que él ha cambiado tanto que ya no lo puedo reconozco. Siempre está buscando peleas, no importa con quién- hago pausa y respiro, ya con lágrimas en mis ojos-. Lo siento, Adam, ya no sé que hacer con él.
Puse una de mis manos en mi rostro tratando de cubrir que estaba llorando ya que me avergonzaba que Adam me viera así.
- Amber- dijo y sentí su mano sobre la mía, que estaba sobre la mesa su mirada ahora era cálida y comprensiva-. Por favor, no le des tus lágrimas a alguien que no te merece... Eres hermosa y él no tiene el derecho a tenerte. Perdón que me meta entre ustedes, yo sólo te estoy dando mi opinión.
- ¿Sabes qué?- me empiezo a quitar el anillo que Ryan me dio cuando nos comprometimos, ya no quiero seguir sufriendo me equivoqué con él, Adam tenía razón-. Le devolveré su anillo y le diré que todo se acabó.
- ¿Estás segura de hacer esto?- me pregunta Adam sorprendido.
- Ya no quiero seguir sufriendo, prefiero estar sola- le contesto con lágrimas en los ojos, debo sacarme esto y Adam es el único que puede escucharme en este momento.
- Amber, tranquilizate- dice levantándose de su silla y acercó a mi, agachandose para secar mis lágrimas-. Quiero que pienses en tu nuestra bebé- me sonríe-, ya quiero conocerla.
Él tomó mis manos y apoyó su frente ellas, solía hacer eso siempre cuando estábamos juntos.
Un par de días después me llevó a mi cita en la ginecóloga al hospital, insistió mucho. Durante el ultrasonido pude notar como varias lágrimas resbalaban por sus mejillas al ver a su pequeña, lo miré de una forma burlona y se secó los ojos negando de que estuviera llorando, está feliz y de eso no cabe duda.
Pequeña Trixie en Multimedia.
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La Hija de un Millonario
Teen FictionAmber Roose es una chica de diecisiete años con una familia de grandes privilegios, pero como toda joven que abusa de lo que tiene, los infortunios pueden interponerse en su camino.