Habían pasado dos días, el colegio estaba normal. Las gemelas fueron castigadas y tuvieron que lavar toda la pared. Adam que aunque estaba expulsado seguía yendo al colegio a verse con esa chica que jamas logro saber quién es.
Mi bebé cada día crece más, y el de Melly por igual.
El director y yo quedamos en ir a ver a Melly esta tarde con una propuesta: venir a vivir al infierno con Adam; Oops, lo siento, quice decir a casa.
Ya en la tarde en el apartamento de Melly, el director y yo habíamos ido con algunas frutas como en símbolo de paz; eso lo planeo él. Nos invitó a su sala, donde nos sirvió algo de beber y el director tomó la iniciativa dentro de la conversación. Al decirle todo su plan, Melly se puso nerviosa.
— No estoy segura...— dijo Melly en tono bajo y algo triste.
— Por favor, Melly. Consedele a este viejo el placer de tener a sus nietos juntos. Quiero verles crecer antes de expirar— confesó el Director con un brillo en sus ojos.
— Yo no lo veré crecer...
— ¿Por qué dices eso?— pregunta el Director confundido.
— Me dijo algo similar la semana pasada— dije antes de que Melly contestara.
— Usted no entiende el asco que siento por mi misma al verme al espejo— dijo duramente sorprendiendo al Director—, siento asco de lo que ha sido mi propia vida luego de la muerte de mis padres— me levanté del sillón dispuesta a acercarme a ella, pero se levantó y alejó antes de que pudiera hacer algo—. ¡¿Cómo esperan que tenga un bebé siendo tan...?!
— ¡Melly, para!— exclamó el Director interrumpiendo a Melly—. Melly, yo comprendo lo dura que ha sido tú vida, pero puedes cambiar y avanzar. Ven con nosotros, Amber también te ayudará, ¿sierto, Amber?
— Sí, sí. Puedes contar conmigo, también podemos hablar con Jenny.
— ¿Ustedes confían... en mi?— pregunta Melly entre sollozos.
— Pondré toda mi fe y confianza en ti. Ven a casa con nosotros— dijo el Director con un tono suave.
— Ya vengo— dijo Melly antes de irse por un pasillo a lo que suponemos lleva a su habitación.
— Gracias por ayudarme, Amber— el Director suspiró tomando asiento—. Lo que no logro comprender del todo, es cómo te quedaste con mi hijo durante tanto tiempo.
— No tengo idea, señor— objeté—, pero ese sinvergüenza, no coje cabeza.
— ¿A qué te refieres?
— ¿Usted sabe lo que es tener que ir todos los días al colegio y tener que aguantar verlo besuquearse con otras, estando embarazada de ese idiota?
— De verdad que no sé qué hacer con ese muchacho. No vale hablarle, nunca comprende y creo que será así para toda su vida... A sido así desde que perdimos a su madre.
— Usted le dio su confianza a Melly, ¿por qué no le sede un poco a su hijo? Tal vez sólo necesite una guía.
— Has cambiando mucho, Amber. Recuerdo que eras orgullosa, arrogante...
— Dejemoslo ahí director— sonreí incómoda.
— Ya volví— dijo Melly entrando por la sala con una pequeña maleta—. Nos podemos ir, mi prima de todas formas no le importará.
— De acuerdo, te ayudaré con las maletas— el director ayuda a Melly llevando sus cosas al carro.
— Melly— ella me mira De inmedito—, ne alegra de que vengas a vivir con nosotros.
ESTÁS LEYENDO
La Hija de un Millonario
Teen FictionAmber Roose es una chica de diecisiete años con una familia de grandes privilegios, pero como toda joven que abusa de lo que tiene, los infortunios pueden interponerse en su camino.