Capítulo 23: ¿Fuiste tú?

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Durante la visita de mis padres, hablamos de varias cosas, entre ellas mi estado, nos veíamos regularmente durante la semana, no estamos del todo reconciliados, pero puedo confiar en ellos. La oportunidad de ser feliz había llegado a mi vida de nuevo, de tan solo pensar en que mi pequeña Trixie iba a estar cerca de sus abuelos, cosa que no me habría imaginado después de lo que ocurrió ese día.

Meses más tarde, después de ir con Melly al hospital supimos el sexo de su pequeña criaturita. Al llegar a la casa dimos la gran noticia de que esperaba un varón al que llamó Edward. Sé había convertido en una bendición.

Ya habíamos cenado, el día pasó normal como cualquier otro. Me encontraba en mi habitación, ya lista y en pijamas, me eché a mi cama a leer un libro y luego dormí.

Me desperté de repente, miré el reloj sobre la mesita: 04:21 a.m. Me levanté de la cama y fui al baño, me estaba orinando. Al volver noté que mí ventana estaba abierta, eso es extraño ya que nunca la abro a menos que esté haciendo demasiado calor. Me levanto de la cama y me dirijo a cerrarla, traté de hacerlo pero era imposible, la ventana parecía haberse atascado. De repente una sombra llamó mi atención y para cuando me di cuenta esa persona ya estaba a mi lado cubriendome la boca.

Hice el intento de quitarmelo de encima pero fue imposible; terminó lanzandome a la cama, la lámpara que se encontraba en la mesita de noche que era la única fuente de luz en la habitación a parte de la luz del baño cayó al suelo rompiéndose, dejando la mayor parte del cuarto a oscuras, no puedo ver si rostro.

Esa persona se puso sobre mi sosteniendo mis muñecas, empecé a forzajear para que me soltara, pero es más fuerte y una ligera punzada en mi vientre me detuvo, debo pensar primero en mi bebé, no puedo hacer esta clase de fuerzas. Se sentó sobre mis piernas y tomó mis manos con una de las suyas, sentí que me comenzaba a quitar la ropa. No sabía que hacer y no sé por qué no puedo gritar, las lágrimas salieron mientras me removia haciendo el intento de que no me tocara, pero era en vano.

Aquella persona que me hacía eso, ¿quería vengarse? ¿Alguna vez le hice algo malo? ¿Quién es? ¿Por qué hace esto? ¡No puedo dejar que este imbécil haga algo conmigo!

Hice el intento de soltar mi mano para buscar algo y así deshacerme de él. Me solté y llegué a alcanzar una baranda que había arriba de mi mesita de noche, no sé que hace esa cosa ahí, pero no perdí el tiempo. La tomé y antes de que se diera cuenta se la clavé en el cuello. Algo de su sangre cayó sobre mi rostro, por la luz del baño pude notar que está desesperado, pero se levantó y se fue por donde mismo entró.

— ¿Amber? ¿Sucede algo?— oí a Melly desde la puerta—, escuché ruidos.

— E-estoy bien, sólo tiré mi lámpara sin querer. No pasa nada, Melly, vuelve a la cama— dije apresurada limpiando con un pañito mi rostro.

— Está bien.

¿Quién era esa persona? Lo único que pude notar en él fue el tatuaje en su espalda con el símbolo de una paloma. Creo que eso me ayudará a buscar al hombre que intentó hacerme daño.

No pude dormir en las siguientes horas, el día había llegado, y temprano en la mañana decidí reunir a mi familia para contarles, incluido Adam.

— ¿A qué se debe esta reunión, Amber?— me cuestiona mi padre con la cara de apurado, como si estaba desesperado por ir a algún sitio.

— Bueno— empiezo a hablar—, los reuní porque anoche pasó algo grave y pensé que con su ayuda voy a poder solucionarlo.

— ¿Qué clase de problema tuviste?— el Sr. Obrien se me para al frente con la cara de asustado.

— Anoche alguien entró a mi habitación por la ventana e intentó hacerme daño.

— ¿Cómo puede ser eso posible?— era mi madre, pensé que se iba a desmayar o algo asi—. Pero, ¿qué clase de daños?

— Me estaba quitando la ropa, creo que quería violarme.

— ¡¿Qué?!— me mira Ryan con desesperacion y se acerca a mi para abrazarme—. No te preocupes, chiquita, vamos a encontrar a ese criminal.

— Espero que lo encuentren antes de que quiera volver a hacerme daño.

— Hija, te prometo que te vamos a proteger y ayudar— alegó papá.

El esmero de estas personas me iba a ayudar a encontrar a ese criminal intento de violador de niñas o de mujeres.

• • •

El tiempo había pasado y nadie sabía nada de aquel violador, ya no estaba tan desesperada como ese día, espero que nunca vuelva a suceder, no querría pasar por esa situación nuevamente, nadie lo querría.

Una mañana decidimos ir todos a la playa. Fue increíble como la pasamos en el auto de camino, ya quería llegar y cuándo lo hicimos, empezamos a desmontar todo lo que trajimos para hacer un pequeño picnic.

Los más adultos no se aguantaron y entraron primero al agua, a excepción del Sr. O'brien, que prefirió quedarse bajo la sombra de una sombrilla. Me quedé con las chicas mirando la marea. Adam se le ocurrió irse a bañar, lo vi quitarse la camiseta, sus músculos están más marcados debido al entrenamiento por el fútbol, hicieron que mis ojos casi salieran de sus órbitas, desvíe la mirada sonrojada. Iba a meterse al mar pero al voltearse noté que en su espalda tenía la misma paloma y en el mismo sitio en el que la tenía el criminal que intentó violarme.

— Adam— lo llamo llendo detrás de él para que nadie nos escuche—. Tienes un tatuaje.

— Ah, sí. Aquí, en la espalda.

— Es el mismo tatuaje que tenía el hombre que quiso violarme.

— ¿Qué quieres decir?

— ¿Intentaste violarme, Adam?

La Hija de un Millonario Donde viven las historias. Descúbrelo ahora