Capítulo 33: Buscando Culpables

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Narra Adam:

Hace tres días Ámbar había desaparecido. La he buscado por todas partes, pero no tengo ni una sola pista de dónde podría estar. Le avisamos a la policía de inmediato y están buscándola. Aún no hay noticias de ella, ya comienzo a desesperarme. Le preguntamos a los vecinos, no vieron nada raro, a excepción de la puerta del patio abierta.

Esto no me huele a nada bueno, empiezo a sospechar del imbécil de Ryan. No es posible que sólo hayan desaparecido así por así, si no aparecen no sé que podría hacer, no podría vivir sin ninguna de ellas. No puedo dormir, no como bien, sólo imaginando qué cosas les estarán haciendo en este instante.

Llegué al colegio para ver si había alguna novedad de ella, todos están como si nada hubiese pasado, me dan ganas de arrancarles la cabeza uno por uno. Sospecho que todos tienen algo que ver.

— Terminé de pegar los carteles, Adam— Jenny me saca de mis pensamientos—. Será mejor que te vayas a casa, estás muy cansado. Tarde o temprano tendrá que aparecer.

— No descansaré hasta encontrarla— respondo a la pobre, ella también estaba muy preocupada y no dormía esperando alguna respuesta—. Tu eres la que deberías descansar, te lo mereces, has hecho mucho por ella.

— No tengo ganas, no podré dormir hasta que no aparezca no estaré bien, así que eso estamos igual.

— Bueno, me quedaré por un rato más, necesito hablar con alguien.

— ¿Tiene que ver con Ryan?

— Sí...

— Hay algo que debí decirte— me mira un poco rara a lo que asiento y le presto atención—, no quería decírtelo porque pensé que te ibas a alarmar demasiado y talvez cometerías una locura en el calor del momento.

— Dime ya, Jenny— dije desesperado.

— El día que secuestraron a Amber, entré a su habitación y encontré a Angie y a Lucy buscando entre sus cosas. No tengo idea que hacían allí, se dieron a la huída cuando las amenacé con avisarle a la policía.

— Esas dos— no pensé en ellas antes—. Tú ve a hablar con ellas, que yo me encargo del imbécil.

Jenny asiente y se desaparece por uno de los pasillos, me quedo en una esquina esperando a Ryan para encararlo. Cuando lo veo parece estar muy relajado, al parecer no se ha enterado de nada.

— Espera— lo detengo halandolo del brazo—. Quería hablar contigo.

— Tu y yo no tenemos nada de que hablar— intentó zafarse de mi agarre, pero en cambio, apreté más su brazo—. ¡Sueltame!

— No te soltaré hasta que me digas dónde está Amber— logra zafarse y se va caminando sin decir una palabra—. ¡Te estoy hablando, malnacido!— voy tras de él y le pego un puñetazo.

— ¿Qué te pasa, infeliz?— me pega en la mejilla derecha—. No sé dónde esta tu noviecita.

— No te creo, idiota.

— ¿Crees que soy capaz de eso, o será que tú lo hiciste para perjudicarme?

— Yo jamás le haría eso a nadie, idiota. No soy como tú.

— Sabrás tú dónde la tienes escondida— me lanza una mala mirada y se va.

— Idiota— me echo al suelo fastidiado.

— Por Dios, ¿qué te sucedió, Adam?— aparece Jenny y me ayuda a levantar—. ¿Ryan la tiene?

— Dice que no, pero no le creo.

— No encontré a las chicas por ningún lado— dice desanimada—. Recibí una llamada del hermano de Amber.

— ¿Dereck?— al parecer su hermano ya se enteró. No quiero verle en estos momentos, y para colmo no me llevo muy bien con él.

— Sí, ha venido desde New York hasta aquí para seguir con la búsqueda.

— Mierda— digo enfadado, enserio que no quiero verlo

— Adam, sé que estás un poco enfadado por Ryan y ahora Dereck, te pido que te tranquilices, tenemos que encontrar a mi amiga lo antes posible. No sabemos cómo se encuentran ella o la bebé.

— He pensado en algo— observo a Ryan que salía deprisa del instituto—. Quédate aquí y llámame si hay alguna novedad.

Sigo a Ryan hasta que sube a su auto y comienzo una persecución discreta por toda la carretera; se metía cada vez más en campos fuera de funcionamento, se detuvo en una casa abandona, sale y entra rápidamente al lugar.

Dejé mi auto y me acerco poco a poco a una pequeña ventana y vi a Amber, estaba encadenada y este la golpea en la mejilla; sabía que este idiota la tenía. Sentí una ira tan grande, tengo ganas de matarlo, pero pensé bien en llamar a la policía.

Más tarde cuando esta llegó, se dispersaron haciendo un perímetro en silencio, uno de ellos me indicó que me alejara de la casa hacia ellos, me dieron equipo de protección. Idearon un plan para que así no escapara y poder recuperar a Amber con seguridad; me dieron la tarea de ser el destructor.

Tumbo unas macetas que habían en el pequeño jardín, los policías se prepararon junto a la puerta y cuando salió, para mi suerte, los oficiales lograron atraparlo y quitarle el revolver que traía de las manos.

— Sabía que tu la tenías— digo antes de que los policías lo metieran a la patrulla.

— Algún día volveré, Adam— dijo cuando el oficial agarró las esposas a la rejilla—. ¡Volveré!

Luego de que se lo llevaron, entré junto con los paramédicos a la casucha en busca de Amber. Estaba tirada en el suelo sucia desmayada, la subieron a una camilla para llevarla al hospital. Dentro de la ambulancia controlaron sus signos vitales y los de la bebé, está muy pálida. 

Ahora puedo asegurar que todos se pondrán bien cuando se enteren de que pude encontrarla.

La Hija de un Millonario Donde viven las historias. Descúbrelo ahora