Adios a Elizabeth

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-         ¿Estás seguro que no hay alternativa?

-           Si conde, el mismo Elionor lo afirma y si es así no hay marcha atrás.

-           Me duele que mi hija pase por el mismo dolor que yo –dijo entre suspiros frustrados-

-           Créeme que para mí no hay consuelo al saber que mi hija no estará conmigo en su niñez. Pero si esto me deja saber que estará a salvo, estaré tranquilo en mi tristeza. 

En ese momentos todos entraron felices y expirando emoción por todos lados.

-           ¿Qué sucede? –dije un poco confundido-

-           Voy a ser papá –dijo Lucas-

-           ¡Felicidades!- dije abrazándolo fuerte- ¿Dónde está Elizabeth?-

Todos miraron a su alrededor y se percataron que Elizabeth no se encontraba en la habitación. Salí como alma que lleva el diablo hasta los jardines junto a la fuente. Grite, grite y grite el nombre de mi amada, y la desesperación incremento más cuando no recibí ninguna respuesta.

Mis rodillas se tumbaron al suelo y mi rostro se enterró en mis manos. Nunca me había pasado esto. Pero por primera vez en toda mi desgraciada vida el miedo me hace llorar. No quiero perder al amor de mi vida por culpa de un desgraciado infeliz.

En ese momento sentí una extraña presencia que me obligó a convertirme en lobo. He aquí un enorme lobo gris y blanco que se veía demasiado tranquilo en territorio ajeno.

-           ¿Quién eres y qué quieres? –dije entre gruñidos-

-           Mi nombre es Carlos y vengo departe de Nicolás a negociar contigo.

-           Desembucha entonces.

-           Elizabeth regresará sana y salva a cambio de ti.

-           ¿De mí?

En ese momento Armando y Lucas me acompañaron en su forma licana pero tuve que pedir que se detuvieran.

-           Esto es muy sencillo, tu vida a cambio de la de ella. De lo contrario, no la volverás a ver nunca- dijo alejándose del lugar- Asegúrate de llegar antes de la media noche a la caverna de la montaña del viento.

Rápidamente corrí al bosque con esperanza de buscar una solución.   

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Después de pasar arboles y veredas pude ver una gran carpa de circo que se desmontaba. Corrí lo más rápido que pude hasta llegar donde se encontraba el muchacho Koga.

-           ¿Zacarías, que sucede? – dijo muy sorprendido-

-           “Elizabeth” –dije tratando de atrapar aire y escondiendo el llanto atorado en la garganta-

-           Respira y trata de calmarte.

-    -Elizabeth fue secuestrada por Nicolás y su condición para devolverla es que yo me entregue en su lugar.

Koga se quedó sorprendido y sin palabras ante la noticia que le acabo de dar. Se notaba que no podía decirme una posible solución ante el problema.

-           Zacarías, no te precipites demasiado. Estas tomando decisiones muy precipitadas. –dijo tratando de que mantuviera la serenidad-

-          ¿Qué quieres que haga entonces? Nicolás es capaz de matarla si no me entrego- dije dejando salir finalmente lo que tanto escondía en mi garganta-

-         Podemos buscarla. Solo trata de calmarte.

-           No, no hay tiempo Koga. Elizabeth se nos va a morir, por eso quiero que me prometas que la cuidaras.

Koga me miro de una manera que no sabía si calificarla como preocupación o tristeza. Hasta que finalmente me respondió.

-           Te lo prometo.

-           Gracias- fue lo último que dije y me marché hacia donde me dijo Carlos que fuera-

No hay marcha atrás. Elizabeth, todo lo hago por ti.        

----------------Koga---------------

No puedo creer que Zacarías estuviera tan acorralado. Mucho menos me imagine que me pediría algo así. Esto no puede ser así, se supone que no. Zacarías y Elizabeth tienen que estar juntos. De lo contrario será Elizabeth la que sufrirá hasta morir.

Corrí hasta llegar al centro del bosque y aullé clamando a mi padre para que apareciera. Un torbellino de viento dejo ver a la persona que buscaba. 

-           ¿Por qué me clamas desesperado?

-           Elizabeth, ella…

-          Ya sé lo que pasó pero por qué te encuentras de esa manera.

-          ¿Cómo podré estar tranquilo si sé que puede morir? –dije enfadado-

-           Hijo… ¿Qué sientes por ella?

-           Padre, no tenemos tiempo para eso.

-          ¿Qué sientes por ella?

-          No lo sé. Una parte de mi quiere ayudarla y protegerla pero otra parte de mi dice que me pertenece.

Mi padre sonrió y acaricio mi cabeza.

-          Koga, acabas de predestinar a tu pareja.

-          ¿Qué? –dije confundido-

-          Elizabeth será la madre de tu alma gemela.

Mi mente quedó en blanco con toda esta información ¿Cómo y cuándo empezó todo esto?

Entonces tuve la respuesta a mi pregunta. Desde aquel día que una chica entro sin preguntar a mi tienda. Ese día en el que sus ojos azabache desesperados se encontraron con lo míos

-          Koga, no te preocupes por Elizabeth. Ella estará bien y esto es algo que tiene que pasar. Yo me encargaré de que vuelva sana y salva. 

Tuxidos y MascarasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora