No podía creer lo que la anciana me contaba por más que trataba.
Mi hija Rubí fue el alma gemela del guardián del bosque conocido como El Viento. Pero su nombre verdadero es Elionor. Durante días no ví a mi hija, lo que me inundó de preocupación. Fue entonces cuando volvió al circo. Pude notar que ya no era la misma de antes. Mi hija era una mujer. Me contó todo lo que había pasado y lo que descubrió. Durante un tiempo pude ver el cambio drástico en toda su persona. Hasta en su manera de vestir. Parecía una princesa de arabia, donde me crié. Después de un tiempo descubrió que esperaba un bebé. Nunca había visto a mi hija tan feliz. Pero a medida que se acercaba la fecha del parto su cuerpo se debilitaba más. Cuando Koga nació mi hija dio su último aliento para abrazarlo y darle su bendición. Fue la noche más triste para el circo. Hasta el bosque se veía deprimido. Arrulle a Koga en mis brazos y salí de la tienda. Fue entonces cuando el viento comenzó a soplar fuerte y ante todos apareció un joven muy buen parecido. Instantáneamente supe quien era y lo guie hacia la tienda donde yacía mi querida Rubí. El joven acarició delicadamente el cabello de Rubí y pude ver que tenues lágrimas salían de sus ojos y corrían por sus mejillas. Me acerqué y le ofrecí cargar al niño. Después de todo era su hijo. Nunca había visto una figura paternal tan hermosa. Salí de la tienda para darle unos minutos a solas. Después de un rato el joven salió con el bebé en brazos y se dirigió a nosotros. Me entregó al pequeño y compartió unas palabras.
- Cuiden de mi hijo. Yo volveré por él cuando cumpla los dieciocho años de edad- dijo mientras me daba un collar adornado con un rubí- su madre siempre estará con él.
Después de estas palabras desapareció en un torbellino de viento. Cuando entramos a la tienda el cuerpo de mi hija ya no estaba. Desde ese día Koga siempre ha estado con nosotros. Recordándonos a la querida Rubí.
Cuando Koga cumplió los dieciocho años de edad su padre lo buscó. Quedó muy impresionado con el parecido de Koga y Rubí. Pero no podía negar que era su hijo ya que heredó sus ojos y pelo plateado. Lo entreno por un tiempo y fue entonces cuando Koga decidió volver con nosotros.
- Wow… no sabía de la existencia de Elionor.
- Tú eres una pieza clave para que Koga aprenda a vivir más allá de las montañas.
- ¿Yo? –dije sorprendida-
- Si, lo pude ver en tu palma cuando la leía.
- ¿Y quién es Elionos exactamente? ¿Por qué es el principio de todo?
- La leyenda dice que cuando el hombre intento quitarle la libertad a los animales y la naturaleza, el guardián del boque maldijo sus vidas y descendencia. Por eso es que en algunas familias de la nobleza los primogénitos barones portan la maldición.
Todo comenzaba a tener sentido. Koga lleva una gran responsabilidad en sus hombros. Y yo creía que ser hija de un conde era mucha responsabilidad. Ahora no me imagino ser hija del fundador de una maldición.
- Quisiera darle mis disculpas a Koga ¿sabe dónde puedo encontrarlo?
- Claro, está a dos metros de ti.
Mire hacia atrás y vi el semblante mojado de Koga.
- Koga… ¿Qué te sucedió?
- Fui a nadar un rato- dijo mientras escuchaba a la anciana entre risotadas-
- Koga, ya es hora de que la señorita del Alba regrese a su hogar- dijo calmando la risa-
- De acuerdo- dijo a la vez que se convertía en licano-
No dejaba de sorprenderme la forma licana de Koga. Su pelaje blanco brillaba con el sol haciendo que parecieran destellos de plata. Se inclino e hizo una señal de que podía subir a su espalda. En menos tiempo de lo que pensé, ya estábamos de camino a casa. Tomamos el rumbo de los prados para no ser vistos por las demás personas.
- Koga, lamento lo de hace un rato.
- Descuida, era inevitable. Después de todo entre sin avisar.
- ¿Y como sabes donde vivo?
- Una de las ventajas de ser hijo del guardián del bosque es que se leer las plantas. Cuando te salve la noche anterior pude oler un leve olor a rosas.
Eso si es impresionante. No sabía que los rosales que rodean mi casa pudieran decir tanto.
- Las rosas que posees son blancas ¿cierto?
- Si
- Aquí en Londres los rosales blancos se dan en lomas altas. Así que tu casa está en una de las tres lomas que queda cerca del bosque que rodea el circo.
- ¿Cómo sabes eso? –dije muy sorprendida-
- La única loma cerca del bosque que tiene el clima perfecto para los rosales blancos es la del este.
Wow, no sabía que alguien pudiera sacar tantas conclusiones con unos simples datos. Sin darme cuenta llegue a la mansión sana y salva. Pero lo que iba a acontecer no me lo esperaba jamás.
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Tuxidos y Mascaras
WerewolfElizabeth es una aristócrata que pronto cumplirá los dieciocho años de edad. Ella vive y estudia en el instituto Morgan Lavour en Francia desde los ocho años de edad, pero terminará su estadía en cuanto cumpla la mayoría de edad. Lo que hará que des...