La Mirada de Nicolás se volvió más penetrante ya que reflejo tristeza momentánea.
- ¿Ya no me amas? –dijo con tono de preocupación-
- No puedo decirte que no te amo porque yo no soy la Elizabeth que tú crees
- ¿Cómo puedes decir eso? Si eres tú la Elizabeth que lleva el símbolo de nuestro amor- dijo mientras me sostenía por los antebrazos-
“Mierdaaaaaaa” ¿Por qué tendré que ser tan torpe y despistada? Siempre me tiene que suceder lo mas terrible e ilógico… y ahora que hago.
- Es la verdad, yo solo soy una descendiente de de ella- dije mientras las lagrimas me corrían por las mejillas-
- No es cierto, tu padre te está obligando a decir eso para separarnos de nuevo
Al mirarlo a los ojos vi su alma ahogada en llanto y desesperación que se desbordaba dejando salir lagrimas.
- No me están obligando a nada, por favor entiende, yo no…
- No… es ese maldito de Zacarias Bermúdez, él te está obligando a esto.
- No, él no…
- No voy a permitir que se interponga en nuestras vidas- alego mientras apretaba con fuerza mis antebrazos-
- Nicolás, “Me lastimas”- dije con fuerza mientras trataba de soltarme-
- Tú eres mía por siempre y para siempre.
Comencé a sentir que sus manos cambiaban y a su vez le salían colmillos afilados en su boca.
- Te diré algo Elizabeth… te prefiero muerta antes que verte en brazos de otro más.
- Ya te lo dije, yo no soy la Elizabeth que tú consistes.
- Ya lo sé… pero eres su imagen y llevas su misma sangre. Prefiero matarte antes que le pertenezcas a otro licano que no sea yo.
Sus ojos amarillentos fueron reflejados por la luz de la luna llena. Lo que hizo aparecer un brillo malvado a su mirada. Comenzó a gruñir con lo que se notaba que era furia y celos. Me desespere al ver que se había decidido a matarme. Una de sus garras se separó de mi antebrazo izquierdo y recorría ligeramente mi cuello.
- Te daré una oportunidad para que recapacites y decidas venir conmigo, solo así salvaras tu vida- decía mientras clavaba sus garras ligeramente en mi cuello-
- ¡Zac! –grité con todas mis fuerzas hasta quedarme sin voz-
- Veo qué prefieres a ese bastardo en vez de la oportunidad de vida que te ofrecí. Pero una oferta es una oferta y tú la rechazaste.
Después de estas palabras Nicolás levantó sus garras de mi cuello llevándolas al aire con el propósito de matarme. Antes que Nicolás lograra hacerme daño, un gran lobo se le abalanzo mordiendo su espalda y lo retiró de mí. Lo que hizo que también dejara revelar su forma atemorizante y grotesca de licano. Fue solo cuestión de segundos cuando una manada de lobos rodeo el área. Lo que causó que Nicolás abriera paso a una fuga inmediata.
Comencé a marearme de repente y sentí un líquido caliente bajando por mi pecho dejando mi atuendo mojado. Parpe mi cuello con una de mis manos y sentí un dolor inmediato. Separe rápidamente la mano de mi cuello y la vi empapada de sangre.
- Elizabeth ¿te encuentras bien? –dijo Zac a mis espaldas-
Me voltee lentamente tratando de mantenerme en pie y soportando un poco el dolor. Solo alcance a ver la mirada de desesperación de Zacarías a la vez que me desplomaba cayendo en sus brazos.
------------------------♥♥♥---------------------
Al despertar vi las figuras de Daianara y Zacarías a mi lado.
- ¿Te encuentras bien? –preguntó Daianara-
- Sí, estoy bien –dije con dificultad al hablar-
- ¿Bien? Por poco mueres en manos de ese desgraciado –dijo notablemente molesto y preocupado-
Daianara se sorprendió al ver la reacción de Zacarías.
- No vuelvas a preocuparme de esa manera- dijo con tono más suave y sus ojos perdidos mirando hacia el suelo-
Esta vez me sorprendió a mí. No sabía que Zac tuviera esa cualidad tan tierna en su persona. En ese momento entró Armando a la habitación en búsqueda de Daianara.
- Daianara ¿Puedes venir un momento?
- Si, disculpen.
Daianara salió de la habitación dejándonos solos a Zacarías y a mí. Zac se sentó a un lado de mi cama asiéndome compañía.
- Siento mucho el haberte preocupado.
- Descuida, es parte de la situación.
- Así que… te llamas Zacarías.
- ¿Cómo lo sabes?
- Nicolás me lo dijo indirectamente.
- ¿Qué tanto hablaron?
- No mucho, seguía empeñado de que yo era la Elizabeth que él conoció y me amenazó con matarme antes que verme en brazos de otro licano. Pero en ese momento me hizo una oferta que tuve que rechazar. Lo que por poco me cuesta la vida.
- ¿Y te arrepientes de ello?- dijo mientras se acercaba a mi-
- No, no me arrepiento ya que tú me salvaste.
- A pesar de mis esfuerzos saliste herida- dijo acercándose más y poniendo su mano en mi vendaje-
- Es parte de la situación- dije mientras lo veía a los ojos-
Quitó mi vendaje dejando al descubierto mi herida. No sentía ser yo misma al contacto de su mano en una de mis mejillas. Creí perder mis fuerzas quedándome en una cuerda floja entre la razón o el momento. Mientras su mano tocaba parte de mi mejilla y el resto sostenía mi cabeza. Su otra mano se posó en mi cintura ayudándome a levantarme y sentarme en mi lecho. Estar aun más cerca de él hacía que mi corazón palpitara más rápido que de costumbre. En un segundo sentí su respiración en mi herida, lo que hizo que me estremeciera de pies a cabeza. Lamio suavemente la superficie de mi cuello, lo cual parecía que me hacía desmallar. Levanto su cabeza hacia mi oído y susurro unas palabras…
- No soporto que sientas dolor.
Después de estas palabras mis labios rosaron con los de él desbordando una sensación cálida que parecía albergar fuego. Me sentí en las nubes, ya no era dueña de mi razón, parecía estar flotando en el limbo. No podía creer que estuviera besando a un muchacho en una habitación sola y menos que fuera un licano.
Segundos después escuchamos un ruido, lo que causo la interrupción del apasionado beso. Rápidamente Zac se asomó a la ventana y vigiló unos instantes.
- Es tu padre –dijo tranquilamente-
Yo recién salía de mi ensueño y descubrí algo demasiado raro. Palpe mi garganta y no sentía nada. No había dolor y tampoco se sentía la herida. Mi piel estaba completamente normal, ni siquiera había una cicatriz que diera prueba de algún ataque solo mi ropa de dormir ensangrentada. Miré a Zacarías con asombro y él me dirigió estas palabras…
-Fue un placer –dijo mientras se inclinaba-
Después de estas palabras salió dejándome sola en la habitación
ESTÁS LEYENDO
Tuxidos y Mascaras
Loup-garouElizabeth es una aristócrata que pronto cumplirá los dieciocho años de edad. Ella vive y estudia en el instituto Morgan Lavour en Francia desde los ocho años de edad, pero terminará su estadía en cuanto cumpla la mayoría de edad. Lo que hará que des...