El vals -segunda parte

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Caminé unos minutos por el salón y para mi sorpresa Daianara se acercó a mí con mucha prisa.

-          Elizabeth, ¿Qué sucede?

-          ¿Por qué me preguntas?

-          Un apuesto caballero se acerco a mí y me comentó que me buscabas muy preocupada.

-          ¿Qué?

-          Si –dijo señalándome hacia un grupo de invitados- aquel caballero de gabardina negra y mascara plateada.

Cuando miré hacia el grupo de personas, que compartían palabras, me di cuenta que era el enmascarado, de hace unos minutos, quien alerto a Daianara de mi preocupación. Confirmé mi teoría cuando el enmascarado compartió su mirada con la mía y movió su sombrero en lo que interpreté "Fue un placer".

Minutos después, salí  al jardín del palacio con Daianara y le conté todo lo que pasó desde que bailé con mi padre hasta lo último que sucedió.

-          Me alegro mucho, quién diría que apenas llegaras te estarías divirtiendo tanto.

Después de esas palabras que compartió Daianara, mi padre se acerco y compartió unas palabras con nosotras.

-          ¿Todo bien señoritas?  

-          Si, de maravilla papá.

-          ¿Quién es tu amiga?

-          Ella es Daianara, es mi mejor amiga. Nos conocimos desde que entre al instituto.

-          Oh, entonces se conocen desde niñas.

-          Si

-          Mucho gusto señor- dijo inclinándose a la vez que mi padre respondía a su saludo- Elizabeth, creo que me llaman a una pieza, te veo después- dijo marchándose muy emocionada-.    

-          De acuerdo.

-          Creo que tu amiga encontró a un buen caballero.

-          Sí, eso creo

-          No lo dudes. Tu amiga hiso una buena elección.

-          ¿Lo conoces?

-          Por supuesto. Todos los caballeros en esta sala son conocidos. Sus familias son muy cercanas a mí  y te garantizo que cualquiera de las chicas puede salir tranquilamente  de aquí sabiendo que conoció a una buena persona.

-          Eso me tranquiliza.

-          Antes que lo olvide, quiero que conozcas algunos de mis colegas y sin mascara.

Entramos de nuevo al palacio y caminamos hacia unos caballeros que se encontraban a un lado de la mesa con los alimentos de la fiesta.

-          Buenas noches caballeros.

-          Buenas noches Conde –dijeron todos al mismo tiempo-

-          Quiero presentarles a mi hija Elizabeth del Alba.

Me incline saludándolos y quitándome la máscara para dejar ver mi rostro.

-          Mucho gusto en conocerlos.

Cada uno se inclino en reverencia ante mí. Me sentí muy extraña ya que nunca me había sentido tan importante.

-          Es un placer conocer a la tan mencionada hija del Conde, de lo contrario no estaríamos aquí- dijo uno de ellos.

Tuxidos y MascarasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora