Mascaras

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Blancas eran las nubes que coronaban el cielo azul. Verde era el césped que adornaba los suelos que sostenían flores silvestres. Y cristalino era el riachuelo que daba el toque para sentir una orquesta entonada por el sonido de las aves y el viento.

Envolvida en un va y ven de canciones hechas por la naturaleza, seguía caminando por el camino que guiaba el riachuelo. Al llegar al final del camino encontré un prado forrado de lirios de seis pétalos que adornaban el césped con un manto blanco que daba la impresión de ser el cielo reposando en la tierra.

En un abrir y cerrar de ojos todos los lirios cambiaron de ser blancos a ser un planta de mucho brillo resplandeciente. No comprendía que ocurría ¿Que estaba pasando? Comencé a sentir que un liquido caliente corría por mi estomago. Al tocarme vi un color rojo oscuro que me hizo estremecer de miedo y desesperación "Sangre" fue lo último que me escuche decir. Abrí mis ojos y vi el semblante de Nicolás esperando que despertara.

-       “Al fin despiertas”

Trate de moverme pero la cabeza me daba vueltas y me era imposible levantarme en esos momentos. Fue entonces cuando note que mis manos se encontraban amordazadas y permanecía acostada en una cama. ¿Qué me paso? ¿Qué me ha hecho Nicolás? Estaba muy asustada, tenía miedo de que Nicolás me haya hecho daño mientras estaba inconsciente.  

-       ¿Qué me hiciste? –dije con voz temblorosa-

-       Te traje hasta el instituto

-       ¿He? –dije un poco confundida- ¿El instituto? 

Mire todo a mi alrededor y solo podía ver paredes húmedas y una vela que alumbraba en la oscuridad.

-       Estas en las catacumbas del instituto, por eso es que no conoces nada de lo que ves.

-       ¿Por qué me trajiste aquí?

-       Nadie sospechara que estamos aquí. Estos pasadizos solo los conozco yo.

-       ¿Qué quieres? –dije mientras salían lagrimas de mis ojos-

-       Ya veo que tienes un compromiso fijo –dijo ignorando lo que le decía y acercándose a mi-

-       ¡No te acerques! –dije sentándome en la cama y arrastrándome rápidamente hacia atrás para alejarme-

-       No te asustes, solo quería repetirte la oferta de la otra vez.

-       Y mi respuesta es la misma de la otra vez

-       Entiendo, tu madre dijo lo mismo.

-       ¿Qué? –dije sorprendida-

-       Por culpa de los descendientes de tu padre perdí al amor de mi vida. Y porque no devolver el favor. –dijo cruzando sus brazos-

-       ¿Tú mataste a mi madre? –dije sin poder creerlo-    

Nicolás se quedó callado unos instantes mientras me miraba.

-       “Contéstame desgraciado” –dije gritando de rabia sin parar de llorar-

-       Es la primera vez que me miras con odio en vez de pena. –dijo con una media sonrisa- ¿Quieres matarme?

-       Si, no sabes cuanto deseo mandarte al infierno maldito –dije aun llorando de rabia-

-       Lo deseas pero no tienes el valor para hacerlo. –dijo acercándose a mi-

-       ¿Qué sabes?... ¿Qué sabes tú? Idiota

En ese momento agarre la estaca de plata que llevaba en mi peinado y la enterré en el brazo derecho de Nicolás provocando que aullara de dolor. Corrí hacia afuera de la habitación sin mirar hacia atrás.

Tuxidos y MascarasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora