Enredo de terciopelo

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Enredo de terciopelo

Obscuridad y más obscuridad fue lo que pude ver unos minutos hasta que visualicé una luz blanca que alumbraba la silueta de alguien que me extendía la mano. Era un hombre por la forma de su cuerpo, y quería que viniera a él. Al momento que iba a sostener mi mano con la suya, sentí que algo me halaba hacia a trás impidiendo que me acercara. Antes de poder hacer algo escuche que alguien me llamaba.

-          "Elizabeth despierta"

Abrí mis ojos lentamente visualizando una silueta borrosa que se iba aclarando cada vez más, hasta dejarme ver el perfil de Daianara.

-          ¿Estás bien? –preguntó muy preocupada-

-          Si, solo me duele un poco la cabeza ¿Cuánto tiempo dormí?

-          Desde la noche anterior y todo el día de hoy ¿Dónde estuviste? Te busque por todos lados pero no apareciste.

En ese instante vino a mi mente todo lo que había ocurrido y comencé a llorar.

-          Eli... ¿Qué te sucedió?

-          Hay Daianara... ¿Que será de mi?

-          Cuéntame... ¿Qué te pasó?

Le conté a Daianara todo lo que me pasó, desde que se apagaron las luces hasta lo último que recordé.  A demás le mencione el parecido de la mujer de la pintura conmigo.

-          ¿Vistes algo extraño en la pintura?   

-          Si, su fecha es del 1718

-          ¿Y qué hay de raro?

-          En la segunda carta que leímos de Nicolás, su fecha era del 1718. Tres años después que ella saliera del instituto.

-          O sea... ¿Estaba casada para esa fecha?

-          Si, y no solo eso. Se casó con uno de los descendientes de mi familia.

-          Oh Dios... entonces, Elizabeth es tu pariente.

-          Si, y extrañamente me parezco a ella. A demás estoy usando su collar. Lo que hizo confundir a Nicolás.

-          Espera... pero Nicolás está muerto.

-          No, no lo está.

-          ¿Cómo? ¿Entonces el que casi te lleva es Nicolás?

-          Si, Nicolás es un licano.

-          No puede ser... me voy a desmayar

-          Y todos los caballeros en la fiesta, incluyendo a Zac, son licanos. A excepción de papá.

-          "Santo cielo"... ¿Y tu papá lo sabe? 

-          Si, y es peor de lo que imaginas.

Daianara se sentó a mi lado muy perturbada y sin palabras.

-          Entonces... Armando es un licano.

-          Creo que sí.

-          No puede ser.

-          Pero hay algo extraño.

-          ¿Qué es más extraño que esto?

-          Ese baile parecía, además de una presentación, una búsqueda de pareja.

-          ¿Cómo? Ahora si me voy a desmayar.

Tuxidos y MascarasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora