Tercera llamada

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No sabía que esto iba a pasar. Nunca lo imaginé.

Regresé sana y salva a la mansión. Koga se inclinó para que pudiera bajar y aterricé sin problemas.

-          Gracias Koga

Asintió con la cabeza ya que cuando utilizan su forma licana no pueden hablar como un ser humano.

Un gruñido puso a Koga en alerta mirando hacia un lobo rojizo que lo asechaba como a un enemigo. Ahí estaban  Zacarías y Koga retándose a pelear.

-          “Elizabeth” ¿Estás bien?- dijo mi padre mientras salía corriendo de la mansión hacia mí-

-          ¿Papá?... ¿Qué hacen aquí?¿Qué sucede?

-          Llegamos ayer y los sirvientes nos dijeron que todavía no llegabas. Fue entonces cuando el cochero llego y nos dijo que un caballero llamado Nicolás se ofreció a llevarte. Nos morimos de la desesperación al escuchar eso.

Voltee para ver a Koga y Zacarías tratándose con hostilidad.      

-          ¡Basta! Koga, Zacarías basta yá.

Los dos se tranquilizaron pero todavía se sentía hostilidad en el aire.

-          Koga, te visitaré tan pronto pueda.

Koga asintió con la cabeza y se retiró después de mirar con reojo a Zacarías. Como  se imaginan, Zacarías estaba como un tren de vapor.

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Las telas habían llegado a casa sin ningún problema pero lo que yo llamo problema es un licano celoso. Zacarías aun permanecía en su forma licana sentado en los jardines de la mansión.

-          Zac, entra a la mansión. Pueden verte- dije tratando de que por lo menos volteara y entrara a la mansión-

Zacarías permanecía inmóvil sin siquiera verme.

-          Zac, si estas enojado porque no volví todo un día te lo puedo explicar.

No importaba lo que dijera, él no volteaba. Me acerqué a él y pude ver que el sol hacía que su pelaje cobrizo pareciera fuego. Me encantaba ese detalle de su aspecto licano. Un poco temerosa, acerqué mi mano para acariciarlo. Fue entonces cuando volteo a verme.

-          Escucha Zac, anoche tuve una persecución por Nicolás y casi muero de no ser por Koga.

El nombre Koga parecía molestarle en los oídos. Ya que volteó rápidamente al mencionarlo.

-          Zac, Koga me defendió y le debo la vida.

Zacarías no movió ni un musculo para voltearse.

-          De acuerdo, creo que era mejor dejar que Nicolás me matara que regresar a casa sana y salva- dije mientras me alejaba- pero no te preocupes, la próxima vez tal vez lo haga.

-          Eli… -fue lo último que escuché de él antes de cerrar la puerta de un golpe-    

-          ¿Cómo te fue la plática con Zac? –ni padre pregunto mientras bajaba las escaleras y yo las subía a toda prisa- ¿Elizabeth?- fue lo último que escuché de él antes que tirara la puerta del enojo.

-          “IDIOTA”- decía muchas veces mientras me ahogaba del enojo en la almohada-

Comencé a golpear y tirar todo lo que había en mi cuarto.

¿Por qué estaba tan enojada? Yo me explique y no tengo nada que esconder. Me levante de mi cama y busqué nuevas ropas para darme un baño. Mientras estaba en mi búsqueda por el armario vi en mi mano el anillo de compromiso que me dio Zacarías.

Me pregunto si esto pasará todo el tiempo cuando nos casemos. Quite el anillo de mi mano y lo guarde en el cofre que se encontraba en mi mesa de noche. Miré a mi alrededor y note que todo estaba destrozado. Creo que mi arranque de ira fue un poco fuerte. Me dirigí al baño que se encontraba en mi habitación y comencé a asearme.

Un buen baño después de un enojo es un buén calmante.    

Tuxidos y MascarasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora