Capitulo 2: ¿No Soy Hijo Único?

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Yu-Gi-Oh! No me pertenece, es propiedad de Kazuki Takahashi.

Saludos nueva vez, lectores/lectoras y escritores/escritoras.

Esta historia fue mi debut como escritora, por ello, quiero pedir disculpas por las posibles faltas e incoherencias. Empleando sinceridad, en lo personal, pienso que mi escritura se solidificó a partir del capítulo 24 de esta historia.

NOTA: Por motivos personales me ví en la tesitura de anular la publicación de esta historia, sin embargo, la he re-publicado y poco a poco iré añadiendo los capítulos. ¡Muchísimas gracias por todo, espero que puedan disculparme y feliz día! 💖

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Una vez fuera del almacén de juegos y con la intrigante fotografía en mano, Yugi se aproximó a la cocina para cenar con su madre y abuelo. Al llegar pudo darse cuenta de que estaban por terminar de cenar. Se introdujo la fotografía en el bolsillo de su pantalón, se sentó en la mesa a cenar con el fin de preguntarle a su madre una vez que terminara.

Después de unos minutos, terminó de cenar y cuando hubo esperado a que su madre terminara de limpiar los platos, se acercó y preguntó:

-¿Mamá, puedo preguntarte algo?- comenzó.

-¿Claro, qué sucede hijo?- contestó su madre.

-Es que... cuando salía del almacén de los juegos me encontré esta fotografía y me gustaría saber quién es ese bebé que tienes en brazos.- respondió, al tiempo que sacaba la fotografía y se la mostraba a su madre.

Ella no respondió, su rostro palideció, su cuerpo parecía estar inmovilizado.

Se preocupó al darse cuenta del cambio de semblante de su madre.

-¿Qué sucede, mamá?- cuestionó, tratando de hacerle reaccionar. Pero, por otra parte, su confusión se hizo presente. Por la reacción de su madre, sospechaba aún más sobre el origen de aquel bebé.

Su madre continuó inmóvil. El abuelo, que se encontraba cerca, miró la escena y pudo visualizar la fotografía que su nieto tenía en mano. Al verlo, comprendió todo. Al igual que su nuera, su rostro mostró melancolía. No obstante, se acercó a ellos, tomó a la madre de Yugi y la sentó en una silla.

Yugi lo miró de una interrogativa manera.

-Yugi, hijo, ha llegado la hora de que te enteres de una verdad dolorosa para nosotros... que no te hemos dicho por el gran dolor que nos causa.- expresó Sugoroku.

Al escuchar esas palabras, la confusión palpitó en el corazón de Yugi, reacción provocada por la confusión y el nerviosismo que en ese momento lo embriagaban. Por su parte, su madre empezó a derramar abundantes lágrimas, haciendo que él se sintiera aún más aturdido.

-¿Qué quieres decir abuelo?, por favor dime, ¿por qué mamá se puso así al ver esa foto?- respondió demandante Yugi.

-Te lo diré hijo, pero debes escuchar y prestar mucha atención por favor.- contestó el abuelo, notando en la expresión de su nieto que podía empezar a decir aquello que esperaba escuchar para responder sus preguntas.

-Veras hijo, cuando tu Madre y tu Padre se casaron, pasaron todo un año tratando de tener un bebé, como no lo lograban, ambos temían ser estériles. Decidieron ir a un médico especialista para hacerse ambos un análisis de esterilidad. Cuán grande fue su sorpresa al saber que el análisis determinó que no eran estériles, porque tu madre estaba embarazada. Tiempo después, a los 3 meses de embarazo, los médicos determinaron que el bebé era una hermosa niña.- expuso el abuelo.

Yugi abrió desmesuradamente los ojos al procesar cada palabra.

Su madre agudizó el llanto.

-Entonces yo....yo... ¡NO SOY HIJO ÚNICO!- exclamó.

Sugoroku, al ver su expresión, estaba a punto de derramar lágrimas también, pero las contuvo para poder continuar relatando lo ocurrido en el pasado a su nieto.

-¿Qué fue lo que sucedió? ¿Por qué mi hermana no está con nosotros? ¿Por qué me lo ocultaron? ¡Por favor explíquenme porque no entiendo nada!- fueron las palabras de un Yugi sumamente confundido, mientras que su madre se ahogaba en llantos de dolor. Sin embargo, sus labios soltaron unas pocas palabras que, por su timbre, cualquiera podía notar el dolor y el trabajo que costaba pronunciar cada una.

-Siendo tú un bebé... tu hermana te amaba, siempre quería estar contigo y decía que siempre te protegería. Un día... ella no pudo estar contigo porque tenía que llevarte al médico para hacerte un estudio que te practicaban mensual para asegurar que crecieras sano y fuerte; ella se puso muy triste por no poder estar contigo, por eso le sugerí que mientras llegabas, ella se pasara la tarde con una amiga que no residía tan lejos, aceptó con la condición de que, al llegar el anochecer, ella estuviera devuelta en casa. Al regresar del médico contigo, me encontré con tu abuelo desesperado buscando a tu hermana. Cuando pregunté qué sucedió, me dijeron que ella no estaba en casa de su amiga y que no la hallaban en ningún lugar... Desde ese entonces ella... ella... ¡NUNCA REGRESÓ!- no pudo más y se echó a llorar con más fuerza.

-Le preguntamos a su amiga por su paradero, pero ella sólo dijo que tu hermana se fue al atardecer. La buscamos en todos los lugares de la ciudad, colocamos carteles de se busca en todos lados y... nada. Tu madre, tu padre y yo aún guardábamos la esperanza de poder hallarla pero... El tiempo nos la quitó. Tratamos de seguir adelante, de protegerte y evitar que sucediese lo mismo contigo pero... a pesar de nuestro esfuerzo era muy doloroso y... tu madre nunca pudo superarlo... Decidió que sólo te hablaría de ella cuando lo hubiese superado por completo pero, como ya ves, eso aún no ha sucedido.- respondió el abuelo con inmensas ganas de llorar.

Yugi, por su parte, estaba en shock y con lágrimas en sus ojos. No obstante, comprendía el dolor de su familia. Tenía una hermana pero no sabía si estaba viva o muerta, o que le había sucedido.

-Yo... yo... quisiera haberla conocido... estar con ella... quisiera... yo.... ¡¿Por qué tuvo que pasarle eso?!- expresó Yugi volviendo a sollozar, abrazando a su madre, quien correspondió el abrazo entre lágrimas. El abuelo no se contuvo más, empezó a llorar uniéndose al abrazo, formando así una hermosa escena familiar.

-Mama, sé que es muy doloroso para ti pero... Me gustaría que me contaras todo sobre mi hermana. Así, aunque no la haya conocido, sentiré como si lo hubiese hecho.- solicitó el tricolor separándose de su madre, mostrando una sonrisa y secándose las lágrimas luego.

-Está bien, hijo.- respondió su progenitora, imitando la acción de su hijo.

Así transcurrió el resto de la noche, contando anécdotas de aquella niña que llevaba ya 14 años desaparecida, de cual nada sabían hasta la fecha.

END OF FLASH BACK

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¡Muchas gracias por leer!



Amor Blanco A Través De Unos Ojos AzulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora