Amor Blanco A Través De Unos Ojos Azules

Amargo Pasado y Dulce Posibilidad.

Yu-Gi-Oh! No me pertenece, es propiedad de Kazuki Takahashi.

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Mayura entró a la cafetería feliz. Pero al instante meditó sobre la causa de su repentina felicidad. Se negaba a creer que la razón era la visita de Seto Kaiba. Temía de lo que su corazón podía estar empezando a sentir. Ella no podía enamorarse, tenía miedo de hacerlo, con el pasar del tiempo había podido ver en los demás que el enamorarse era algo hermoso pero doloroso a la vez. Ella no quería sufrir, ya había sufrido demasiado y no quería más.

La hora de cerrar su lugar de trabajo llegó. Se despidió de todos sus compañeros y se dedicó a caminar en dirección a su hogar. En el camino seguía meditando sobre sí misma y sobre lo que le sucedía. Sólo había hablado con Seto Kaiba dos veces y se sentía sumamente atraída hacia él, no podía negárselo a si misma porque, desde que habló con él por primera vez, no había dejado de pensar en él, aunque odiaba hacerlo. Por otra parte estaba aquello que sintió cuando pudo notar el parecido de la mirada de Yugi. Esto último la tenía tan perturbada como lo de Seto Kaiba, puesto que desde aquella vez no dejaba de recordar la imagen del rostro de Yugi mostrando dicho gesto, cosa que realmente la inquietaba.

Trató de dejar de pensar en todo aquello, en especial lo relacionado con Seto Kaiba. Él es un hombre poderoso y con dinero, podría tener a la mujer que se le antoje en el momento que se le antoje mientras que ella era una más de las chicas de clase media, jamás se interesaría en alguien como ella. Aunque este último pensamiento la hizo sentirse sumamente triste, se sentía bien consigo misma. Dentro de sí, sabía que aunque no fuera una mujer de clase alta como Seto, había sabido luchar y trabajar para ser alguien en la vida, que era y debía seguir siendo fuerte. Pensar aquello, le hizo recordar la cosa más horrible que había sucedido en su vida, su triste y amargo pasado...

FLASH BACK:

Una niña de escasos años de edad se hallaba corriendo por las oscuras calles que propinaba la noche. Al parecer, intentaba huir de algo o de alguien. Su desesperación le hizo mirar hacia atrás para verificar si seguía siendo perseguida. Este último movimiento hizo que pasara por desapercibido un vehículo que conducía justo en frente de ella. El resultado: una niña blanca, de cabellos blancos y ojos azulados en el suelo totalmente ensangrentada.

...

Despertó con pesadez en los ojos producto del tiempo que había dormido. Al hacerlo, sintió su cuerpo adolorido y un fuerte dolor de cabeza, posó sus manos sobre esta y pudo percibir que estaba cubierta con una manta. Al observar su mano derecha, pudo notar que esta se hallaba conectada por un extraño objeto a una máquina. También pudo percibir que tenía un objeto extraño más que cubría su boca y nariz, del cual extrañamente podía sentir que brotaba aire. Sin saberlo, se hallaba en un hospital.

Al mirar en derredor, observó un enorme cristal y a alguien detrás de el observándola, intentó moverse para levantarse pero el dolor en su cuerpo se lo impidió. En unos minutos un señor entró a donde ella se encontraba. Era el doctor.

-Buenas noches pequeña, ya has despertado.- saludó.

La pequeña no contestó, sólo le observó comunicando confusión en su pálido semblante. El doctor al notar esto prosiguió.

-Estas en un hospital. Sufriste un accidente y has estado en coma. ¿Cuál es tu nombre pequeña?- preguntó con paciencia.

-No lo sé, no sé nada.- contestó ella entre sollozos, con un rostro confuso.

Con la reacción, el doctor comprobó su hipótesis: esa niña sufría de amnesia. El accidente le provocó un fuerte golpe en la cabeza afectándole el lóbulo temporal, perdiendo de esa manera la memoria.