Jaque Mate

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Yu-Gi-Oh! No me pertenece, es propiedad de Kazuki Takahashi.

¡Konichiwa, hello, hola, lectores/lectoras! ¿Cómo han estado? ¿Cómo han sido las cosas en estos, casi dos meses, sin leernos? Espero que todo esté bien con cada uno de ustedes. ¿Aún recuerdan este Fic después de todo este tiempo sin actualizar? Espero que un enérgico ¡SI! sea la respuesta, de lo contrario, me pondré a llorar. ToT

Tal como amonesté en el capítulo anterior, tardé cierto espacio de tiempo en publicar este nuevo capítulo. Empero, de la misma manera, me esforcé porque la demora no fuera tan extendida. ¡Perdónenme por la ausencia!

¡Gracias por su paciencia!

Me gustaría que por favor leyeran las aclaraciones que hago al final de cada capítulo. Sé que suelen ser largas pero justifican muchas cosas que tal vez ustedes no lograron comprender a lo largo de la lectura.

¡Espero que disfruten el capítulo!

-.-


Melancolía impregnaba el oxígeno difundido en cada extensión del pasillo, estructurado en el interior de la institución médica. La tensión mantenía contextuada la atmósfera pese al lúgubre silencio alargado por los presentes allí.

Jounouchi apaciguó su rebeldía, conservándose inmóvil en uno de los asientos de la ocupada sala de espera. Anzu cesó el llanto, doblegada ante el insistente llamado de los pulmones que pedían ser auxiliados del dolor que los consumía en cada sollozo. El semblante de Honda delataba su pesadumbre, manifestándose en la mudez de sus labios. El joven de apellido Kaiba reservaba la expresión de su nostalgia, ahogándola dentro de sí mientras ocupaba uno de los asientos.

-Todo es culpa de Kaiba...- una voz acusó con precisa indignación.- Ese disparo debió ser para él... Es él a quien le corresponde estar en el lugar de Yura.-

-¡Mi hermano no es culpable de nada!- la perspectiva fue refutada por alguien fácilmente deducible, de quien por razones obvias se esperaba una defensa de tal índole.

-¿Estuviste tú allí, Mokuba? ¡¿Puedes asegurar que el imbécil de tu hermano no utilizó a Yura como escudo?!- inquirió, una patente mueca de desprecio imperaba en su semblante.

El azabache desocupó el asiento con gran sobresalto. Con una mirada fulminante, acompañada de un puño alzado, formó una postura desafiante.

-¡Tú tampoco estuviste allí, Jounouchi! ¡Tú tampoco estás en condiciones de afirmar que él haya hecho semejante barbarie! Mi hermano...- desciende el puño, ubicándolo en forma paralela al que en su otra mano se había ceñido. El cristalino púrpura grisáceo de sus ojos palpa el suelo con amargura.- ¡Mi hermano está perdidamente enamorado de Yura!... ¡Él no es capaz de siquiera pensar en cometer una atrocidad similar!- reafirmó receloso, un desafío latía en sus ojos.

La mandíbula de Jounouchi emitió un sonoro crujido.

-¡Oh sí!- agregó con plena entonación sarcástica.- ¡La ama tanto que se revolcó con Ishizu frente a sus ojos!- culminó la exclamación; el espeso miel de sus ojos recriminó al menor.

-¡Ésa no es la verdad!- la faz del menor se tornó carmesí, evidenciando con ello la intensidad de su enojo.- ¡Ishizu se desmayó en la oficina de mi hermano, cuando él fue a socorrerla, ella lo besó! ¡ELLA LO BESÓ! Coincidencialmente, Yura y yo arribamos la oficina en ése preciso momento, ¡por ello malinterpretamos todo!- aludió ofuscado.

-¡Por Kami, Mokuba! ¡¿Creíste ésa artimaña tan absurda?!- profirió con el entrecejo duramente fruncido, abandonando el mobiliario médico para tener fluidez en la expresión de sus palabras.- ¡Ya no eres un niño! ¡¿Hasta cuándo piensas encubrir todas las... porquerías de ése pedazo de estiércol que tienes por hermano?!- ofendió sin manifestar consideración alguna, sin estimar el parentesco de la persona frente a él con aquella que blasfemó de tan vil manera.

Amor Blanco A Través De Unos Ojos AzulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora