Yu-Gi-Oh! No me pertenece, es propiedad de Kazuki Takahashi.
Este capítulo tiene una parte subida de tono que no se como me haya quedado.
-.-
Era idéntico. Aquel vehículo del cual su hermana se desmontaba era una réplica exacta del que pertenecía a Kaiba. La curiosidad agudizó la actividad de sus ojos y lo impulsó a acercar su rosto al vidrio de la ventana que le permitía palpar la escena, procurando la respuesta a su intrínseca pregunta.La duda quedó sembrada en su interior al constatar la partida del automóvil y los pasos cortos de su hermana cada vez más adyacentes al lugar de su estancia.
Desde que la vio cruzar el umbral de la puerta, no vaciló en preguntar.
-¿Terminó todo bien?- interrogó el tricolor expectante a la respuesta, una que pudiera evaporar su duda.
-Sí, dio a luz a un hermoso bebé sano.- respondió la hermana mayor del tricolor en cuestión.
El lustroso rosto de su hermana al exponer esas palabras le hizo concederle credibilidad a las mismas y querer obviar su interrogante, pero desconocía la razón por la cual seguía viva en él a pesar de presenciar la expresión de aquel semblante.
-Qué alivio.- se limitó a responder el Rey de los Juegos, obsequiando una sonrisa a su hermana mayor.
-Uno enorme. ¿Mamá ya hizo de cenar? Muero de hambre.- profirió la joven de pelo blanco.
-Sí, ya está servida. Debes estar agotada, esa situación requiere mucha firmeza. Además, te fuiste muy apurada.- dijo el menor de los hermanos ubicándose al lado de la mayor mientras esta conducía sus pasos a la cocina.
-Sí que lo estoy. - suspira.- Salí tan despavorida porque ella vive muy distante.- dijo la ojiazul, mostrando el pesar que sentía al decir aquellas palabras sin ser verídicas.
-La marcha te dejó sin aliento. ¿No?- volvió a cuestionar el experto en los juegos, deseando que en la respuesta su hermana le refiriera las razones que la encaminaron a lo que presenció minutos atrás.
En especial, la identidad del propietario del vehículo.
- Así es, hermano.- fue la simple respuesta que ofreció la ojiazul a su hermano menor, dándole a entender que no entraría en los detalles que el susodicho anhelaba conocer.
Yugi asintió aprobando sus palabras pero sin disipar la duda aprensada en él. El que su hermana no hiciera alusión a la condición en que arribó la casa le parecía un tanto intrigante.
Quizás se trataba de un simple amigo o amiga que le había dado un aventón hasta la casa y al considerarlo irrelevante ella escogió no contárselo. Cualquier poblador ordinario de la ciudad podía poseer un vehículo con características similares a las de el de Kaiba. Empero, si su memoria no erraba, el auto de Kaiba era un modelo exclusivo. Según los chicos, lo compró en América cuando andaba tras el rastro de Dartz la ocasión en que éste se adueñó de la Corporación y robó su alma.
Precisamente, por aquella razón, creía haber reconocido el automóvil. Pero en caso de que, ciertamente se tratará de Kaiba, ¿por qué su hermanan habría de ocultarlo? Recordó que hace semanas atrás ella le contó la ocasión en que tuvo un encuentro con el reconocido duelista y él le hubo enviado una invitación a su Torneo a través de ella. Entonces, ¿por qué no revelar el hecho en caso de que nuevamente se tratara de él?
Unos ligeros toques a la puerta de la residencia disolvieron las preguntas del tricolor.
-Yo abro.- se ofreció Yugi, dejando que su hermana llegara a la cocina sin su compañía.

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Amor Blanco A Través De Unos Ojos Azules
Fanfiction[Contraparte de «Amor en Umbrías] Yugi, después de varios años, descubre que no es hijo único. Esto traerá a su vida la llegada de alguien especial que cambiará su vida y la de Seto Kaiba. ¿Cuáles cambios sucederán en la vida del Rey de los Juegos...