¿Sin Ti?... ¡Caos!

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Yu-Gi-Oh! No me pertenece, es propiedad de Kazuki Takahashi.

Hemos llegado al último capítulo hasta donde está escrita la historia. Desgraciadamente, no sé el tiempo específico que tarde en actualizar a partir de aquí, por ello he subido los capítulos continuos. Estaré ocupada durante un largo tiempo en donde no sé cuándo pueda volver a escribir, me disculpo por ello _ _U. Pero, les aseguro que haré todo mi esfuerzo por no tardar en demasía.

-.-

El cuerpo que fascinaba cada poro del suyo perdió el equilibrio desplomándose entre sus brazos. Su rostro palideció, sus labios temblaron al compás de los parpados cuando, hallándose al punto de cuestionar el motivo del flaqueo, observó como aquellos cautivadores ojos azules orbitaron hasta quedar cerrados y como la estilizada camisa blanca se teñía de rojo a la altura del pecho. Sus fuerzas comenzaron a extinguirse...

-Yu-ra... ¡YURA!- gritó sosteniendo aquel cuerpo para evitar que tocase el suelo, su respiración se densó, sus manos temblaron al sentir la piel gélida.

Entonces...

Supo que debía actuar con prontitud.

Acaparando una porción de la fuerza casi extinta, logró sostener el cuerpo estilo nupcial. Gruñó irritado, mordió su labio inferior al deducir la imposibilidad de sus manos para abrir la puerta del automóvil e introducir a Yura en el.

-¿Señor Kai...?-

-¡Abre la puerta! ¡Rápido!- ordenó con voz endeble y el semblante horrorizado, suspendiendo la pregunta de uno de los empleados que se disponía llegar hasta la tienda de variedades Hayami y refiriéndose a la puerta del asiento trasero del vehículo rojo del cual se hallaba contiguo.

El empleado parpadeó dos veces denotando su confusión, pero en segundos comprendió la situación al visualizar el carmesí dibujado en la camisa de la joven que recién se había convertido en su compañera de trabajo, por ende, se aproximó velozmente al vehículo y abrió la puerta.

Atestiguó el momento preciso en que el afamado ejecutivo introdujo a la joven dentro y como abordó el asiento del piloto con innegable desesperación.

...

-Un poco más... Yura... sólo un poco más.- susurró con el ápice en que se había trasformado su voz. La acuosidad de sus ojos empezaba a nublar la visión de la vía que con ilícita velocidad transitaba.

La impotencia acalambró sus manos al punto de afianzar el agarre al volante, la desesperación hizo que los latidos del corazón golpearan ferozmente su pecho cuando el olor metálico de la sangre comenzó a expandirse por todo el vehículo. Una maldición, seguida de un carraspeo de dientes, escapó de sus labios. Más vehículos conglomeraban las calles y le impedían acrecentar la velocidad.

-¡Háganse a un lado!... ¡Burdos conductores!- insultó esquivando uno de los vehículos que demoraba la llegada al lugar de auxilio, el que Yura requería con urgencia.

-Ya casi, Yura... Sólo resiste un poco más... sólo un poco más.- musitó quebrando la voz, haciendo un esfuerzo sobrehumano por mantener la cordura y retener las lágrimas que amenazaban salir de sus orbes azules.

Sus ojos dilataron esperanza desde que divisó el Centro Médico a unos pocos metros de su ubicación.

-Ya llegamos, Yura... Todo estará bien... Ahora todo estará bien.- recitó, distribuyendo nueva vez las posibles lágrimas a sus ojos con dos parpadeos y una fuerte sacudida a su nariz.

Desestimó el hecho de parquear adecuadamente el vehículo y lo situó justo al frente de la entrada del Centro. Con la rapidez auspiciada por sus piernas extrajo el cuerpo inerte del automóvil, conduciéndolo al interior de la institución médica.

Amor Blanco A Través De Unos Ojos AzulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora