Vestigios de Una Verdad.

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Yu-Gi-Oh! No me pertenece, es propiedad de Kazuki Takahashi.

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Yugi se aproximó a su hogar para hacer todo lo que antes había planeado. Al llegar, su Madre y Abuelo le dieron la bienvenida.

- Llegaste hijo, ¿qué tal la escuela hoy?- preguntó el Abuelo que estaba al lado de su Madre, en el espacio donde se vendían los juegos.

-Todo bien. Por cierto, tengo una pregunta que hacerles.- dijo Yugi.

El Abuelo y su Madre mostraron rostros de curiosidad.

-¿Qué sucede, hijo?, ¿acerca de qué quieres preguntarnos?- respondió su Madre.

-Es acerca de mi hermana.-respondió.

El rostro de ambos se tornó triste. Yugi al ver esto, prosiguió.

-Sé que es duro y doloroso pero... necesito la respuesta de esa pregunta.-

-Y ¿cuál es?- preguntó el Abuelo.

-¿Si vieran a mi hermana después de tantos años, serían capaces de reconocerla?- preguntó el tricolor.

-Por supuesto que sí. A pesar de los años es mi hija, yo le críe y le vi nacer. Pero ¿por qué nos haces esa pregunta?- su Madre respondió sin titubear.

-Es que.... Les conté a los chicos lo que sucedió con ella y ellos me dijeron que me ayudarían a hallarla. Hoy estábamos hablando acerca de cómo empezar a buscarla.- el rostro de la Madre de Yugi y del Abuelo se entristeció, dándole a entender a Yugi que su búsqueda sería en vano.- Sé qué hace ya mucho tiempo que mi hermana desapareció pero las posibilidades de que esté muerta y de que esté viva son iguales, así que no perderé la esperanza aun. Además, cuento con mis amigos y ellos nunca me han defraudado. Por eso quería saber si podrían reconocerla, así nos ayudarían también a hallarla.- respondió animado Yugi.

El Abuelo y su Madre intercambiaron miradas.

-Entendemos, hijo. Nada nos haría más feliz que el tener a tu hermana devuelta y respetamos el hecho de que quieras mantener la esperanza e ir a buscarla. Te apoyamos en lo que necesites.- respondió el Abuelo.

Veía casi imposible el que su nieto y sus amigos hallaran a su nieta pero respetaba el hecho de que Yugi quisiera mantener la esperanza que él y su nuera habían perdido.

-Gracias. Sé que parece imposible pero con la ayuda y la fuerza de mis amigos hemos logrado milagros y estoy seguro de que aún hay esperanza.- respondió.

Sus parientes sonrieron.

-Bien, entonces iré a mi cuarto a cambiarme para después comer. Me muero de hambre.- añadió. Su Madre y Abuelo asintieron.

Mientras subía las escaleras para llegar a su cuarto, meditó sobre su próximo paso a trazar. Sólo había dicho parte de la verdad a sus parientes. Su verdadero propósito era asegurar que Mayura fuera a su casa la próxima vez que la viera, para que así su Madre y Abuelo la conocieran y, por consiguiente, reconocieran. Era cierto que había hablado con sus amigos sobre su búsqueda pero sólo acordaron que se reunirían en su casa para iniciar los planes de búsqueda.

Una pregunta le incitó a pensar: Si Mayura era su hermana, ¿Por qué no le reconoció en el primer instante en que lo vio? Ahora que lo pensaba bien nunca se había percatado de aquello. Pero tal pensamiento se esfumó, puesto que pensó que la razón por la que no lo había hecho es porque cuando desapareció era sólo una niña, eso tal vez no lo recodaba. No había dicho a sus amigos sobre sus sospechas acerca de Mayura pero pronto se las haría saber.

Amor Blanco A Través De Unos Ojos AzulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora