Escondidos.

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Yu-Gi-Oh! No me pertenece, es propiedad de Kazuki Takahashi.

No me considero experimentada describiendo vestuarios, así que cualquier descripción de este capítulo es un esfuerzo de mi parte.

-.-

Seto Kaiba se encontraba en la habitación de su hermano notablemente impaciente. No dejaba de observar el reloj a través de la pantalla de su celular y de mirar la puerta de la habitación.

Mokuba, quien había notado la desesperación de su hermano minutos después de que hubo llamado a Yura y esta le hubo dicho que iría a verles, le dijo para tratar de calmarlo:

-No seas impaciente, hermano. Ella dijo que vendría.-

-Está tardando demasiado.- alegó Seto.

-Todas las mujeres tardan en arreglarse. Más cuando van a ver a alguien especial para ellas.- esta fue la única respuesta que logró dar un poco de calma a Seto.

Él y Mokuba habían conversado respecto de los sucesos acaecidos la noche anterior.

Mokuba se alegraba de que al fin su hermano había decido darle al Amor la oportunidad de entrar en su vida, pero al mismo tiempo temía que aquello que Yura y él habían iniciado se viera en peligro debido a las condiciones en que ambos habían decidido empezarlo.

A pesar de que su hermano le había dicho unas palabras que le hicieron calmarse por unos segundos, aún seguía impaciente, al grado de que estaba a punto de volver a llamarla cuando el sonido de la manija de la puerta se escuchó dando indicios de que alguien entraría a la habitación.

Y... allí estaba ella, inundando aquella habitación con su inconfundible aroma, hermosa de la cabeza a los pies. Su voluptuoso cuerpo adornado con un delicado vestido turquesa que poseía un pequeño escote que cubrían sus largos y sedosos cabellos, no obstante, la prenda se ceñía a su cuerpo a la perfección. Su rostro con una leve pizca de maquillaje, siendo su boca cubierta por un pequeño toque de labial rosa y sus ojos resaltados con una línea negra delgada por la silueta de los mismos. Sus piernas descubiertas desde las rodillas hacia abajo, sus pies protegidos por unas zapatillas blancas con tacones pequeños.

-Buenos días.- expresó Yura al llegar a la habitación.

-Yura, buenos días. Que gusto verte.- saludó con cariño Mokuba cuando ésta se le acercó para abrazarlo.

-A mí también me da mucho gusto verte tan recuperado.- dijo mientras lo abrazaba.

-Sí, ya deseo que me revisen para que me den el alta.- dijo ansioso, mientras se separaba de ella.

Después que haber saludado a Mokuba, Yura se acercó tímidamente a Seto para saludarle.

-Que gusto verte Set...- sus labios fueron silenciados por los de él. La había saludado con un repentino y fugaz beso.

Abrió desmesuradamente los ojos mientras sentía los labios de Seto acariciar los de ella, no sólo de la impresión, se sumaba el hecho de haberla besado frente a su hermano menor.

Después de que él abandonó sus labios, se sonrojó y miró avergonzada a Mokuba, quien para su confusión sonreía.

-No te preocupes, mi hermano me contó todo.- la calmó sonriente.

Dirigió su mirada hacia Seto.

-Mi hermano es de total confianza.- aseguró.

Ella sonrió calmando sus facciones.

Amor Blanco A Través De Unos Ojos AzulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora