Sólo Para Mí.

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Yu-Gi-Oh! No me pertenece, es propiedad de KazukiTakahashi.

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Recorría las calles con desidia. Aunque su cuerpo estaba en tierra, firme su mente no le hacía compañía. Pero, ¿cómo hacerlo después de la terrible noche que había pasado? Sí, la noche anterior fue desagradable: después de haber discutido con Seto, retornó con los demás expresándoles su deseo de marcharse por la presencia de un fuerte dolor de cabeza. Ellos se ofrecieron a hacerle compañía, ella se negó alegando que no era necesario que se perdieran el resto del torneo por su culpa. Al final hicieron caso omiso a sus palabras y todos juntos se marcharon a su hogar.

El resto del día tuvo que fingir que todo estaba en orden hasta que llegó la noche convirtiéndose en el refugio de sus lágrimas. En su corazón aguardaba la esperanza de recibir una llamada de él como acostumbraba a suceder, pero que en esa ocasión no ocurrió. Entonces recordó quien era: Seto Kaiba, el hombre más sarcástico, prepotente y arrogante de toda la Ciudad Domino. Pero al mismo tiempo...

El hombre del cual estaba inexplicablemente enamorada.

Lloró hasta que sus lágrimas llamaron al sueño y la mañana le saludó por la ventana.

Afortunadamente, su familia le creyó cuando justificó la hinchazón de sus ojos con el dolor de cabeza. Estaba empezando acostumbrarse a mentir, cosa que no le agradaba en absoluto.

Mantenía el móvil oculto en su bolso, tenía la descabellada idea de que él podía llamar. Aunque pensándolo bien, tal vez...

Había cometido un error...

Jamás debió haberse enamorado de él y...

Debió alejarse en cuanto empezó a tener sentimientos por él.

Aunque si analizaba mejor las cosas, Seto tal vez tenía cierto grado de razón, era el Presidente de una Corporación, ese cargo trae consigo una enorme responsabilidad en donde las relaciones de negocio son cruciales.

¿Y si... ella se había precipitado y... aquella mujer realmente acudió a él para tratar asuntos de negocio?

No, no iba a justificarle.

Sacudió su cabeza para disipar aquellos pensamientos y concentrarse en lograr el objetivo por el cual invadía las calles: hallar un nuevo empleo. Miró con detenimiento la dirección plasmada en el periódico que sostenía en sus manos hasta que escuchó su nombre en una voz conocida.

-¿Yura?- musitó Jounouchi.

-Jounouchi. ¿No deberías estar en la escuela?- preguntó al verle en la Heladería donde laboraba estando ésta justo en frente de ella.

-Es más de la hora de salida. Mi horario de trabajo empieza cuando salgo de la escuela.- respondió a la interrogante.

Yura miró su reloj de pulsera comprobando la veracidad de las palabras de Jounouchi. Su búsqueda de empleo se había alargado.

-Tienes razón, lo olvidé.- dijo apenada.

-Y... ¿Qué te trae por aquí?- preguntó Jounouchi, iniciando una conversación.

-Estoy buscando un nuevo empleo pero ha sido como buscar una aguja en un pajal.- respondió Yura con desánimo.

Jounouchi captó algo más en aquella expresión, parecía ser... una profunda tristeza. Lo sabía porque estaba tan enamorado de ella en aquel entonces que había aprendido a descifrar sus emociones. Por eso dijo:

-Ya veo. Toma -extrae una paleta del refrigerador de helados y se la extiende.- Hace mucho calor, debes estar agotada por el recorrido. Te hará sentir mejor.-

Amor Blanco A Través De Unos Ojos AzulesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora