CAPÍTULO 1: Mis planes nunca salen bien

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Aquella mañana lucía un sol radiante. Un sol de esos que me sacaba una media sonrisa. Y, créeme, eso no pasaba a menudo.

Aquel día empezaba mi libertad y, aunque sabía que terminaría dos días después, estaba eufórica.

Un tintineo anunció un mensaje de Daphne (tengo un sonido personalizado para todos mis contactos, lo que no es difícil porque mis únicos contactos son familiares y Daphne). Me acerqué para ver lo que ponía:

"Paso en 5 minutos. QUÉ ILUSIÓN!!" Se le notaba que estaba emocionada.

'Ya te digo. Solas tú, yo y la naturaleza. Sin problemas ni preocupaciones en kilómetros.' Le respondí yo.

"Ya...respecto a eso..." parecía triste de repente. Como si algo le acabará de succionar toda la alegría así, de golpe.

Decidí no presionarla.

'Nos lo pasaremos bomba! Hasta ahora ;)' terminé el chat.

Faltaba un rato hasta que Daphne llegara, así que me puse a pensar.

Pensé en la montaña, en el tiempo para pensar y relajarme que tendré.

Pensé en Daphne, la chica pelirroja y pecosa que se hizo amiga mía nada más verme en la puerta de la escuela, con los libros bajo el brazo, tímida e indecisa. No quiero ni pensar que hubiese pasado si hubiera conocido antes a su hermana. Mi vida sería un completo desastre.

E, inevitablemente, pensé en la conversación que habíamos tenido antes. ¿Qué preocuparía tantísimo a Daph? Quizá había pasado algo. Quizá no podía quedarse en el monte todo el finde. O quizá sólo estaba exagerando.

El claxon de un coche me devolvió a la realidad.

Bajé corriendo las escaleras para no perder ni un segundo más.

Daphne estaba en el asiento trasero derecho, el que cuando tenía cinco años reclamó como suyo. Daba igual en que coche viajaba, si podía iba en aquel asiento. Tenía una sonrisa en la boca, pero sus brillantes ojos azules estaban envueltos en las tinieblas. Algo iba mal. No era sólo mi imaginación.

Decidí preguntar.

- ¿Qué pasa? Estás tristona.

- Un pequeño tecnicismo que nos ha arruinado la excursión- dijo Daphne al cabo de un rato. Después, habló como si recitara algo de memoria-. Según el código de la casa, un miembro de la familia de 16 años o menor no puede pasar más de 24 horas sin supervisión de un miembro de 17 años o mayor- al decir la última palabra, suspiró y volvió a hablar como una persona normal-. Según esto, mis padres no me dejarán quedarme en la montaña si no estoy acompañada.

Me quedé helada. Tenía la ligera sospecha de quien iba a acompañar a Daphne, pero deseaba con toda mi alma que mi instinto se equivocara.

Un estornudo rompió aquel silencio al igual que mis esperanzas de pasármelo bien.

- Lo siento, tengo una alergia terrible a las pardillas y tengo a dos ejemplares enormes justo detrás.

Era Devora. Mi martirizadora. Mi pesadilla. Mi peor enemiga.

Y, sobre todo, la hermana mayor de mi mejor amiga.

El Ocaso de la realidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora