Me desperté agitada y sudorosa; había tenido un mal sueño. Los tenía desde el día de mi muerte, eran como flashbacks de otras vidas. El de esa noche había sido particularmente intenso: huía por una explanada de piedras afiladas mientras unos tipos de pelo castaño me lanzaban bolas de fuego; yo me defendía con un pedazo grande de plata con algo escrito (la lámina, obviamente), pero al final acababa muriendo calcinada. Podía decir, sin miedo a equivocarme, que era de los últimos momentos de Isabela y que aquellos eran Los Infernales de la época.
Aquello me hizo pensar: ¿de verdad Drake era así? ¿Habían cambiado Los Infernales desde la última vez que se encontraron con una Lamicury? Algo en mi interior me decía que el chico de ojos verdes que conocí no era un asesino; casi parecía que hacía lo justo y contra su voluntad. Seguramente, sólo eran divagaciones mías.
La luz que se filtraba por la ventana me dio a entender que tenía que dejar de darle vueltas a la cabeza y prepararme. Me puse unos vaqueros, unas botas y una sudadera en la que se podía leer "Celestial University Rules" (como habréis adivinado, eran parte del pack de ropa limpia que me dieron los celestinos).
- ¡No sabía que habías ido a la uni, Annie!- comentó Ocaso.
- Primero,-repliqué- no me llames Annie. Segundo, no digas chorradas, sabes tan bien como yo que esto-señalé la sudadera-me lo dieron allí arriba.
Aún así, se rió de su propio chiste. Nunca entenderé a este hada.
Mientras Ocaso estaba, pues, como estaba, Poppy apareció. Vestía de manera parecida a la mía, sólo que en su sudadera ponía "Head over clouds" y era de un color azul más claro.
- ¿Soy la última en despertarse?-asentí-. Entonces, tenemos que ponernos en marcha.
Nos despedimos de Rita brevemente, unos simples "adiós" y ya, y nos adentramos en la espesura.
El bosque en si era impresionante: cada árbol, cada arbusto, incluso cada flor, eran diferentes entre sí; no había una planta igual que otra en toda esa vegetación. Creedme; si me pusiera a describir cada planta que veo, no acabaría ni en cinco libros de los largos.
El primer día pasó volando y cayó la noche. Yo me ofrecí a hacer la primera guardia; estábamos en plena guerra y, si soy sincera, no iba a dormir de todas formas.
La noche fue relativamente tranquila. No sé que me esperaba, quizá una manada de hombres lobo o una horda de pesadillas que nos atacaran, pero el caso es que nada sucedió. Nada, ni un mísero animalillo en busca de comida, se acercó. Algo no iba bien; había demasiada calma.
A la una y media, la hora acordada para despertar a Poppy e irme a dormir, sin embargo, me pareció ver algo entre las sombras. Una figura humanoide. Desapareció en un parpadeo, así que creo que fue mi cansada imaginación en busca de acción.
Desperté a Poppy y me dormí. En cuando cerré los párpados, como no, mis vidas pasadas aprovecharon para enviarme un flashback:
Estaba sentada a orillas de un lago de aguas brillantes, sola con mis pensamientos. De repente, unas robustas manos me taparon los ojos.
- ¿Quién soy?- dijo una voz masculina y me reí.
- El único tonto de todo este mundo que no teme quedarse sin manos por lo que acaba de hacer.
Derek apartó las manos y se sentó a mi lado.
- No deberías amenazar a la gente que quieres, Isa.
- Tú sabes que en el fondo te encanta.
- Eso es verdad- dijo antes de darme un beso. Fue un beso tierno pero anhelado; nuestros labios encajaban a la perfección y se movían al unísono, como bailando una melodía inaudible.
Nos separamos por falta de aire.
- Te amo, Isabela la Lamicury.
Miré fijamente a sus preciosos ojos verdes y su alborotada melena castaña y respondí, decidida:
- Te amo, Derek, líder de los Infernales.
Vale lo admito, este flashback no ha sido tan desagradable como el anterior, pero me dio que pensar:
1. Isabela estaba enamorada de el líder del grupo que la mató, eso ha quedado claro. Lo que me lleva a preguntarme: ¿qué demonios pasó entre esos dos para que Derek diera la orden de ejecutarla? Si no me lo explica otro flashback, dudo que lo descubra.
2. Derek se parecía a Drake. Entonces, ¿eran parientes? Drake había dicho (inintencionadamente, dado que se corrigió al instante) que su padre era su jefe. ¿El cargo era hereditario? Si es así, Drake sería el próximo líder (la historia no se va a repetir, la Lamicury NO se va a enamorar del líder de Los Infernales. Para dejarlo claro)
3. ¿Era ya hora de levantarse? Ya sé que no viene a cuento, pero la luz comenzaba a traspasar la tela de la tienda, así que tendría que dejar las cavilaciones un rato y ponerme en marcha otra vez.
Me vestí con la ropa de ayer (la demás está limpia y quiero que dure) y salí de la tienda.
Estuvimos caminando un poco más, conmigo evitando pensar en el sueño, pues Poppy veo-lo-que-piensas podría malinterpretarlo como un sueño en el que yo beso a Drake. Sería un malentendido bochornoso que prefiero evitar.
De repente, oí un ruido y me escondí entre los arbustos, instando a mis amigas para que hicieran lo mismo. Tenía un mal presentimiento.
No me equivoqué. Unos segundos después de agacharnos apareció paseando por el camino la razón por la que no había ni un alma en el bosque.
Medía por lo menos tres metros y, si tuviera que describirlo, diría que era una mofeta gigante con armadura con cabeza de león, colmillos de serpiente rezumantes de veneno y cola de escorpión.
Cuando pensábamos que el peligro había pasado, Poppy soltó un suspiro. Mala suerte que aquella bestia tuviera un oído excelente y se girara. Él nos intentó ensartar con su cola y eso desencadenó la pelea.
Esa cosa luchaba bien, he de admitirlo, pero éramos tres contra uno. A Poppy no había quien la tocara (no en vano es intangible), pero sus flechas de plata si que tocaban, y herían a la bestia. Ocaso, bueno, ni que decir hay que atinar en una diana de cinco centímetros es complicado, y más si no para de meterse por los resquicios de tu armadura para buscar tus puntos débiles. Y yo, pues lanzaba hechizos sin parar y uno de ellos, el conjuro Sheltyer, me protegía de cualquier daño físico (no aplicable a ataques mágicos, pero ese híbrido de mofeta, león, serpiente y escorpión no sabía).
Media hora tardó el monstruo en derrumbarse, pero conseguimos doblegarlo. Entonces me di cuenta de que había alguien unos metros más allá, inconsciente.
Corrí a ayudarle y, ya cerca, me di cuenta de quien era.
- ¡Drake!- grité, y aceleré el paso. Tenía una herida muy fea en el brazo que supuraba, y deliraba. Debía estar envenenado-. Sanecuysa-murmuré, formando un pajarito con las manos sobre su brazo. De inmediato, la herida se cerró y el veneno desapareció.
- Annie...- susurró, intentando abrir los ojos.
-Shh...descansa- le dije. Puede que el veneno en si se hubiera ido, pero los daños causados no desaparecerían del todo hasta dentro de un rato.- Te mereces descansar.
Cuando se despertará, le interrogaría. ¿Qué diablos hacía aquí el futuro jefe de Los Infernales?
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El Ocaso de la realidad
FantasyA veces, Annabeth sólo quiere desaparecer de la faz de la tierra. Le hacen bullying en el colegio y no la entienden en su hogar. Y lo peor, su martirizadora es la hermana mayor de la única amiga que tiene en el mundo. Cuando esas emociones explotan...