Cap 8

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-Lo siento mucho Drake, no era mi intención meterte en problemas- comento sentada a su lado. Ambos estábamos fuera de la sala de clases, después de que el profesor le cerrara la puerta en las narices y siguiera con su clase como si nada hubiera pasado.

Drake me miró con rabia, intentando contenerla muy dentro, cosa que definitivamente no era buena. Yo lo miré con sincera culpabilidad, pero ya no había nada que pudiera hacer. Ya lo habían echado de su clase de física (cosa que sigo encontrado completamente inútil, pero qué se le puede hacer). El daño ya estaba hecho. Y Drake parecía tan enfadado que creo que le costará bastante perdonarme algo así.

-¿Lo sientes?- me dice con malicia y burla, mirándome fríamente. Un escalofrío me recorrió por la espalda, lo cual me dejó completamente desconcertada. ¿Qué demonios? ¿Desde cuándo me asustaba Drake? Diría que fácilmente yo podría vencerlo, pero, por alguna extraña razón, sabía que no era así. Algo estaba pasando con Drake y no tenía idea de qué era.- ¿Por qué me da que no es así realmente?

-Drake... No era mi intención...

-Claro, no era tú intención- me corta Drake echando chispas y poniéndose de pie furioso.- Nunca es tu intención, pero siempre haces cosas que me hacen quedar mal frente a todo el mundo.

-No es mi culpa que tú no seas capaz de contralarte- afirmo y me arrepentí de mis palabras en cuanto las hube pronunciado. Pero ya lo había dicho y tenía que enfrentarme a las consecuencias.

Drake me miró con la ira brillando en sus ojos. Yo retrocedí un paso, dándome cuenta que mi acusación había sido por completo injusta. No era su culpa que nadie más fuera capaz de verlo y al hacerme caso quedara como un idiota o como un chalado que habla solo. Me arrepentí de haberme quedado con él y haberme dado otra oportunidad. Lo había echado a perder, en vez de ayudar a Drake, siempre terminaba echándolo todo a perder.

-¿Quieres que me controle?- pregunta Drake con la voz en un murmullo demasiado controlado como para que fuera natural esa calma. Yo tragué saliva y volví a sentir un escalofrío. ¿Qué demonios pasaba conmigo?- Por si no lo recuerdas, eres un maldito incordio que hace por completo imposible la acción de ignorante y me deja como un maldito chiflado que habla solo en los pasillos del colegio, o en la calle, o en mi casa o en donde sea.

-Drake...

Drake me ignoró completamente y golpeó con fuerza la pared. Yo lo miré con los ojos como platos. Había golpeado tan fuerte que se había sacado sangre. Podía ver la posición extraña de su mano y me di cuenta que se había roto varios huesos, pero él le hizo menos caso que a una mosca.

-Zorra, por tu culpa mi vida se está arruinando. Natalie me mira como si fuera el mismísimo Frankestein y yo no puedo hacer nada por evitarlo. No, porque una maldita ángel de la muerte me persigue a todas partes y me hace la vida imposible- espeta Drake.

Yo retrocedí un paso, como dándole a entender que me estaba rindiendo. Tenía razón y eso me dolía. Debía haberme largado cuando me había dado el ataque de celos. Yo pensaba que sería capaz de estar con Drake sin causarle ningún mal, pero al parecer me había equivocado.

Comencé a ver a Drake borroso y parpadeé furiosa, no dejando que las lágrimas me invadieran. No era el momento para llorar. No podía dejar que Drake me viera llorar. Además, mis lágrimas solo ayudarían a enfadarlo aún más en esos momentos. Así que definitivamente no era el momento para ponerme a llorar como un bebé asustado.

Drake no me dio tregua en ningún momento. Él me miraba casi con una mueca de asco. Poco a poco me empecé a dar cuenta que era posible que Drake no me mirara solo porque estaba enojado en ese momento, sino que, quizás, él en verdad se sintiera de eso modo con respecto a mí. Y saber eso me dolió aún más que sus palabras... Por lo menos hasta ese momento.

Conspiración (Crónicas del Nigromante 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora