Cap 18

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La alarma del despertador cortó de lleno la pesadilla y yo me senté en la cama como si de pronto me hubieran aparecido un par de resortes en la espalda. Me bruñí los ojos respirando entrecortadamente y miré el despertador con desagrado. Irritado me puse de pie y lo apagué, agradeciendo el silencio que se hizo en mi habitación una vez el molesto sonido hubo terminado.

Como ya estaba despierto y a causa de la pesadilla me sería imposible volver a conciliar el sueño, me dirigí resignado al baño y me di una ducha de agua helada rápida. Suspiré con desánimo y salí del baño con la toalla en las caderas.

Entonces mi mirada se posó en el cuadro que estaba en mi mesilla de noche boca abajo. Recordé que la noche anterior no podía dormir a causa de la imagen en aquel marco de plata, así que había decidido colocarlo de tal manera que no fuera capaz de verla.

Ahora me carcomía la consciencia el hecho de que esa imagen no se exhibiera con orgullo en mi habitación. Me apresuré a levantar el cuadro y me senté en la cama mirando la fotografía, mientras mis ojos volvían a llenárseme de lágrimas. ¿Por qué tenía que doler tanto? En momentos como ese me encantaría ser como esos chicos raros que eran incapaces de sentir nada. Quizás así no dolería tanto.

En la imagen aparecía Alicia corriendo hacia la playa, justo cuando una ola estaba rompiendo en la orilla. Ella justo se había volteado. Recuerdo que su madre le había gritado que no debía meterse al agua sin haberse echado bloqueador antes, y que Alicia se había limitado a voltearse y sonreírle con cariño a su madre. Como yo estaba de pie al lado de la mujer en ese momento y justo estaba tomando una fotografía, Alicia apareció por casualidad como si le estuviera sonriendo a la cámara, pero había tal sinceridad y alegría en su mirada que dejaba en claro que no era así. Cuando uno sonríe para la cámara, era simplemente una actuación; y la sonrisa de Alicia allí era genuina. Por eso me gustaba tanto esa foto...

Aparte de por el hecho de que la imagen de Alicia parecía tener vida propia en esos momentos y yo necesitaba poder verla lo más viva posible en esos momentos.

No podía creer que estuviera muerta. No podía creer que ella hubiera desaparecido justo frente a mis ojos, tal como si se hubiera desintegrado, diciéndome que me amaba. ¡Jamás podría olvidar a esa chica! Mucha gente afirma que el tiempo cura cualquier herida y mitiga cualquier dolor, pero yo no veía cómo podía ser eso posible. ¿Cómo podía morir un dolor tan intenso hacia una persona? No me cabía en la cabeza de que eso fuera siquiera posible.

En los últimos días yo había barajado un millón de veces la posibilidad de suicidarme. Sin Alicia la vida no tenía ningún sentido para mí, sobre todo por el hecho de saber exactamente qué era lo que la había matado y saber que nadie me iba a creer si a mí se me ocurría la genial idea de decirle a la policía que sabía exactamente lo que le había pasado... Aparte del hecho de que era una de las pocas personas en el mundo que era capaz de ver a los responsables de la muerte de la mujer que amaba.

Por suerte mi abuela ha estado todo el tiempo conmigo, todo el tiempo apoyándome y no dejándome solo un segundo. Estaba seguro de que ella no quería que hiciera nada estúpido y que por eso me acompañaba casi las 24 horas al día. Y debo reconocer que si ella no se hubiera dedicado tanto a mí, yo ya estaría muerto por desangramiento auto infringido.

-¡Michael, vas a llegar tarde!- exclama mi madre seriamente. Últimamente me había distanciado tanto de mi madre que la sentía como una extraña que intentaba controlar cada aspecto de mi vida. En los últimos días habíamos discutido más veces que en toda mi vida. Y debo decir que antes discutíamos bastante a menudo por sandeces. Pero ella se empeñaba en mostrarse inflexible conmigo. Ni siquiera intentaba comprenderme.

Mi abuela decía que ella de verdad no me comprendía porque mi madre siempre había sido poco más que una mujer de plástico. Y yo envidiaba a mi madre por eso. ¿Cómo sería ser tan de plástico de no ser capaz de sentir el dolor de la pérdida?

Conspiración (Crónicas del Nigromante 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora