Sentí el frío calarme hasta los huesos y me estremecí involuntariamente. Abrí los ojos un poco y me encontré con una habitación en semi penumbra que estaba muy ordenada y que no tenía ningún objeto de personalización del lugar. Asumí que no estaba en la habitación de nadie, solo en el cuarto de algún motel barato.
La habitación era en realidad pequeña, con una cama diminuta que serviría más para un niño que para un adulto sin deshacer. El edredón era verde claro, agradable a la vista, pero tenía una enorme mancha que no sabría decir de qué era.
Había una ventana con las cortinas corridas justo frente a mí. Un poco de luz se colaba por entre las cortinas verde oscuro, dejándome claro que ya era de día... Pero que el día no estaba muy avanzado, por lo que podía asumir que era temprano.
En la pared a mi derecha había una puerta cerrada que yo asumía que iba a dar al baño. Debía ser, nunca me había encontrado en una habitación de motel u hotel que tuviera la cama mirando exactamente hacia ella.
Intenté voltearme para saber qué había tras de mí y me encontré con una reja. Me quedé desconcertado. ¿Qué demonios hacía una reja allí? Entonces me di cuenta que la puerta de entrada a la habitación estaba tras de mí y que estaba cerrada con cadena incluida. Me di cuenta que la reja tenía diseño, por lo que debía ser algo decorador de la habitación... Y yo estaba amarrado a ella.
Mis manos estaban atadas a ambos lados de mi cabeza con cuerdas en la reja, impidiéndome moverme. Bueno, no estaban al lado de mi cabeza exactamente, sino que se abrían en diagonal hacia arriba, haciéndome imposible, por mucho que me estirara, alcanzar mis manos con mi cabeza.
-Veo que has despertado- comenta el hombre rubio que estaba parado frente a mí con un cubo de agua vacío. Allí estaba la razón de que hubiera tenido frío. Me había despertado tirándome agua. Me estremecí.- ¿Hace frío?- me pregunta indicándome que la habitación estaba a la temperatura de 8 grados.
Apreté los dientes con desagrado, o lo intenté porque me di cuenta de que tenía algo metido profundamente en la boca que me impedía producir sonido alguno. Estaba completamente amordazado. Mierda.
Comencé a luchar con las cuerdas que me ataban, solo para darme cuenta que mis tobillos también estaban fijados a la reja decorativa que les había servido tan bien a mis secuestradores para atarme. Por lo menos esta vez me habían amarrado y no habían intentado matarme.
-Veamos, Drake Rhionnon, hijo de Robert Rhionnon, el médico hijo de puta que no para de meter las narices en donde no lo llaman... Bien, debo decir que papaíto hizo un muy buen trabajo- afirma el rubio tomando una silla y sentándose justo frente a mí. Yo lo miraba con los ojos como platos: ¿en qué se había metido mi padre? ¿Qué estaba sucediendo?
Comencé a luchar con las cuerdas aún con más frenesí y sentí que se aflojaban un poco. Pero de pronto alguien a mi espalda las apretó, fijándolas aún más fuerte que antes. Gemí de dolor, pues ahora estaban muy apretadas. Me estaban cortando la circulación de las manos.
-Vale, este es el trato. Mientras más luches y consigas aflojar las cuerdas, más la apretará Bey- dice el rubio y yo lo miré con odio y dejé de luchar. El rubio sonrió complacido y se puso de pie.- Así que... Estás con vida. ¿Cómo es que es así? La última vez nos aseguramos de clavarte ese puñal bien hondo y de que nadie conociera tu ubicación. La idea era que murieras después de mucho dolor, completamente solo.
El rubio se acercó a mí hasta tocarme. Me levantó la polera para revelar el lugar en donde me había apuñalado la última vez que lo había visto. Yo me debatí con mis ataduras como loco: no quería que viera mi estómago.
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Conspiración (Crónicas del Nigromante 1)
FantasíaEl espíritu de Drake ha salido de su cuerpo, pero no ha muerto. Jamás había sucedido algo así, y cuando Isabella crea un vínculo entre ambos para salvarlo, ellos deberán aprender a convivir juntos. Nuevos poderes se presentan y la pareja tendrá que...