El rubio había sufrido tantos cambios que resultaba casi irreconocible... Y debía admitir que me daba un miedo que te cagas. Luché contra la rabia asesina que me invadió al contemplar al asesino de mi padre y apreté los puños con rabia.
Víctor, así era como lo había llamado mi padre, había cambiado a sobre manera. Ahora parecía cualquier cosa menos un ángel... De hecho, sus alas habían cambiado: ahora ya no tenían plumas, eran lisas y negras, brillantes, y cada vez se asemejaban más a las de un murciélago enorme. Sus ojos eran rojos y sus pupilas alargadas brillaban en una especie de satisfacción animal al vernos tan conmocionados. Estaba desnudo y aquello nos permitía contemplar el cambio en sus rasgos. Su piel era como un pergamino viejo y reseco, que se rompía con el más ligero roce.
Víctor sonrió al ver el horror que se había dibujado en nuestras caras y yo pude observar cómo sus dientes antes impecables y perfectos, eran ahora todos puntiagudos y estaban todos desordenados dentro de su boca. Su lengua era bífida, como las de las serpientes, y con ella se lamió los labios como si se estuviera preparando para comer el más exquisito manjar existente en la Tierra.
El antiguo ángel de la muerte se acercó a nosotros caminando por la casa como si fuera suya y nadie pudiera impedirle pasearse por ella. Sus manos callosas y llenas de costras estaban en sus caderas, con sus garras deformes enterrándose en su carne y sacándose sangre. Parecía que le gustaba el dolor, pues hacía una mueca de placer cada vez que sus garras se enterraban más profundamente en sus caderas.
-Vaya, vaya, estáis todos reunidos.- comenta él con voz ronca, como si no hubiera ocupado sus cuerdas vocales en mucho tiempo. Él se acercó a mí y yo intenté retroceder solo para descubrir que estaba completamente paralizado. Víctor sonrió con malicia y estiró su mano como si fuera a darme una bofetada. No fue exactamente una bofetada lo que me dio, sino que fue un rasguño.
-¿Qué quieres?- le espeto con los dientes apretados intentando ignorar el agónico dolor que siguió al rasguño de Víctor. Podía ver por el rabillo del ojo mi mejilla brillar mientras me curaba, pero el dolor, como si tuviera ácido recorriéndome las venas, no se iba.
-Observar cómo te retuerces de dolor a mis pies todo el tiempo que tu cuerpo se demore en extinguir mi veneno de tu cuerpo- afirma él con un ronroneo de placer muy animal.
Entonces sentí cómo liberaba mi cuerpo de las ataduras invisibles que me habían sometido antes. Caí como un fardo al piso y apreté con fuerza los dientes y los ojos, decidido a no darle el gusto de oírme gritar. El dolor, con cada segundo que pasaba, era más y más intenso. Al poco rato no fui capaz de callarme por más tiempo y grité con todo lo que tenía, dejándome la garganta con mis gritos.
-¡Drake!- exclama mi padre corriendo hacia mí. Yo lo observé con los ojos nublados por el dolor y la verdad es que no lo vi como veía siempre a los fantasmas: en ese momento, para mí Robert Rhionnon era como humo, casi transparente...
-No, papá, no me toques...-murmuro con brusquedad alejándome de él mientras sentía cómo el veneno de Víctor me consumía y yo lo consumía a él.
Mi padre, que no sabía la verdadera razón de que lo rechazara, me miró con dolor. Lo había herido profundamente, pero él no sabía que si me tocaba el veneno dejaría de golpe mi cuerpo y pasaría el suyo... Pero como él era un fantasma simplemente, no sería capaz de deshacerse del veneno, el cual lo torturaría por toda la eternidad... ¿Y cómo sabía yo aquello? Era uno de los misterios que me rodeaban últimamente.
-¿Puedes verlo?- me pregunta Víctor cogiéndome del cuello de mi chaqueta. Yo asentí como pude y él comienza a reír como un maníaco. Intenté hacer que me soltara, pues al estar en posición vertical el dolor era más intenso, pero en vez de caer al piso, sentí como si unas cuerdas invisibles me cogieran las muñecas, al cuales se vieron obligadas a separarse de mi cuerpo. Terminé flotando en el aire con los brazos completamente extendidos hacia los lados atados con cuerdas invisibles que me inmovilizaban muy eficazmente.
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Conspiración (Crónicas del Nigromante 1)
FantasíaEl espíritu de Drake ha salido de su cuerpo, pero no ha muerto. Jamás había sucedido algo así, y cuando Isabella crea un vínculo entre ambos para salvarlo, ellos deberán aprender a convivir juntos. Nuevos poderes se presentan y la pareja tendrá que...