Desperté cuando una enorme claridad comenzó a molestarme de veras. Me revolví incómoda y abrí los ojos para cerrarlos rápidamente menos de un segundo después. Había demasiada claridad. Dolía.
Me senté en la cama intentando escapar de los recuerdos. Era demasiada claridad, no podía soportarlo...
Llamaron a la puerta y un sirviente se apresuró a abrir. Yo levanté la vista del libro que estaba leyendo y observé la entrada de la sala con curiosidad, ¿quién vendría de visita a esas horas? Era casi medianoche y mi padre ya se había retirado a sus habitaciones. Hacía una hora había visto entrar sigilosamente a una de las damas de la corte que sabía, era una de las amantes de papá. La ignoré completamente. No era de mi incumbencia saber cuándo le estaba siendo infiel mi padre a mi madre, o cuándo ella a él.
-Señorita Draganesti- dice el criado.- El señor Arcati está aquí y temo que tare malas noticias.
Yo me puse en pie con elegancia y me acerco al criado con cara de preocupación. Él me lanza una mirada de disculpa.
-Lamento interrumpir su lectura señorita, pero... Bueno, el señor Arcati desechó mi sugerencia de venir en la mañana, ya que el señor estaba indispuesto y no ha aceptado...
-De acuerdo. No irá a molestar a mi padre. Él está ocupado- afirmo con firmeza y el criado me mira inquieto.- Si la situación se sale de control, yo asumiré toda la responsabilidad. No tiene de qué preocuparse.
El criado me hizo una reverencia agradecida. No lo envidiaba. No era grato interrumpir a mi padre cuando estaba ocupado con alguna de sus amantes.
-El señor Arcati está en el despacho de su padre señorita- me informa el criado y yo asiento. Bien, pensaba que yo sería lo suficientemente capaz de ocuparme de cualquier cosa que Balthazar tuviera que decirnos.
Me encaminé en paso firme al despacho de mi padre. Jamás había entrado en esa habitación, lo tenía prohibido, pero la verdad es que ya me daba igual. En unos días más me casaría con el conde no se qué y no volvería a pisar esta casa. Así que ya no importaba en realidad.
Entré en la habitación con seguridad y miré a Balthazar, el amigo de mi hermano, con desagrado. Balthazar se sobresaltó al escucharme entrar y se puso de pie al reconocerme, tal como el decoro y la cortesía exigía cuando una dama entraba en la habitación. Yo cerré la puerta a mis espaldas, sin importarme lo que pudiera pensar la gente si se enteraba de que me había quedado sola en una habitación con un hombre soltero, amigo de mi hermana, a las doce de la noche.
-Señor Arcati, ¿a qué debo el placer de su visita?- pregunto rodeando el escritorio y entregándole mi mano para que la besara. Balthazar lo hizo sin demora, aún confundido de que hubiera sido yo la que acudió a su llamado y no mi padre.
-Por favor, llámeme Balthazar- me pide y yo sonreí con inocencia.
-No creo que nos conozcamos lo suficiente como para tutearnos- afirmo.- Además, me han asegurado de que su visita aquí no es una mera cortesía. Me han dicho que trae información muy importante para mi padre, pero, considerando que en este momento está indispuesto, seré yo quien escuche las nuevas.
-Lo siento, señorita Draganesti, pero este es un tema demasiado delicado...
-Para que pueda tratarse con las estúpidas mujeres- termino por él mirándolo con tranquilidad y regalándole un fría sonrisa.- Así que, ¿me va a explicar el motivo de su visita? O tengo que rogarle que se marche.
Entonces la puerta de la habitación se abre de par en par y mi hermano mellizo aparece por ahí con mirada enfadada. Jehan entra en la habitación y me toma del brazo, obligándome a ponerme de pie. Yo lo golpeo con fuerza en el pecho y le lanzo una mirada asesina.
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Conspiración (Crónicas del Nigromante 1)
FantasyEl espíritu de Drake ha salido de su cuerpo, pero no ha muerto. Jamás había sucedido algo así, y cuando Isabella crea un vínculo entre ambos para salvarlo, ellos deberán aprender a convivir juntos. Nuevos poderes se presentan y la pareja tendrá que...