Cap 29

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Lillith esperó a que los padres de Noah desaparecieran en el coche y decidió que ya era el momento de entrar. Debía averiguar a toda costa lo que ese par de idiotas se esforzaba tanto por esconder.

Hacía una hora había visto salir pitando a Noah junto a la novia de Drake (todavía no le cabía en la cabeza cómo es que ella no se había enterado de su relación). En cuanto los había visto salir juntos había sonreído divertida. Qué chasco se iba a llevar Drake al enterarse de que su novia y su mejor amigo habían pasado juntos la noche. Lillith sumó es pequeño detalle a su lista de información para controlar a Drake.

Lillith respiró hondo, nerviosa, al comenzar a acercarse a la casa del mejor amigo del chico más misterioso que había conocido. Ella misma debía admitir que en un principio se había sentido muy atraída por Drake, pero esa ilusión de chico perfecto había desaparecido y ahora solo quedaba desagrado por el chico. Había sido demasiado cruel con sus palabras en el parque y Lillith poco a poco lo recordaba con más exageración creando una capa de odio hacia él.

Y el problema es que esa capa de odio estaba comenzando a extenderse contra Noah. Si era amigo de un chico como él, debía de ser igual que él. Lillith apretó las manos con furia. No podía soportar la idea de que Noah fuera igual que Drake. No podía soportar la idea de que Noah la despreciara tal y como Drake lo hacía.

-Hijo de puta- susurra Lillith golpeando con fuerza el muro. Por surte ella no tenía tanta fuerza como para haber dañado seriamente su manos, pero aún así se la rasmilló y ésta quedó sangrando.- Mierda.

Lillith se fue hacia la casa de Noah caminando enfadada. Su mano le dolía y eso la enfadaba aún más. Inconscientemente, ella estaba culpando a Noah por su dolor en la mano, y aunque aquello pareciera irracional, sentía un gran placer culpándolo. Así su odio crecía y aniquilaba la culpa de estar involucrándolo en una disputa entre ella y Drake.

Cuando llegó a la puerta, decidió que era demasiado obvio entrar por la puerta principal y dio un rodeo por la casa para poder entrar a la casa por la puerta trasera. Lillith estaba segura de que su plan era perfecto: Noah se había marchado a toda prisa con la novia de su mejor amigo y sus padres se habían marchado a trabajar. Dudaba que ninguno de ellos regresara pronto, por lo que tenía el camino libre para revolver la casa cuanto quisiera.

Por eso cuando llegó al patio trasero había obviado cualquier tipo de precaución o movimiento sigiloso, y avanzaba tranquilamente como si estuviera en su casa. No se esperaba alguien le tapara la boca de la nada.

Lillith sintió cómo el pánico la invadía y comenzó a moverse como una loca desesperada. No podía estar sucediéndole aquello. Se había asegurado que no quedara nadie en la casa, y no podía tener tan mala suerte como para haber entrado en la casa al mismo tiempo que un ladrón...

-Tranquila que no te voy a hacer daño- dice la voz de Noah en su oído y Lillith se queda paralizada. ¿En qué momento había regresado? ¿Por qué no lo había visto?- Bien, ahora, cuando quite mi mano de tu boca, procura no gritar porque me voy a cabrear mucho y te voy a golpear.

Lillith asintió desesperada mientras intentaba que las lágrimas no acudieran a sus ojos. Noah estaba resultando ser aún peor que Drake, pues él por lo menos no le había pegado ni nada.

-¿Golpearías a una mujer?- le pregunta con voz temblorosa.

-¿Por qué no? Siempre y cuando la mujer en cuestión sea una metiche que se cuela en casa de otros- dice Noah con frialdad.- No puedes hacer nada por evitar tu situación y yo no soy más culpable que tú.

-Pero...

-Así que dime, ¿qué haces aquí?- pregunta Noah abrazando sus brazos e inmovilizándola perfectamente. Lillith no era capaz de moverse ni de girarse para mirarlo. Noah tenía su cabeza apoyada en su hombro y hablaba directamente en su oído en susurros.

Conspiración (Crónicas del Nigromante 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora