7. Aclaraciones

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La noche ya era absoluta, todos estaban sentados frente a la fogata, compartiendo una cena que ese mismo día Noah y Jennifer habían cazado.
Lily, se mantuvo callada mucho tiempo, o al menos hasta que le dieron de comer, la pequeña tomó la chamuscada carne de un ciervo y se la llevó a la boca con tanta devoción que parecía que era lo más delicioso que en su joven vida hubiera probado. Eso, o no había comido en mucho tiempo.

Todo el grupo se dispuso a contarle con exactitud quienes eran, y que intentaban hacer, ella se notaba intrigada, pero no preguntaba nada, hasta que acabó su plato.

—Entonces, ¿Fort Hope fue tomado por la Hermandad de la cruz? —preguntó pensando si había entendido bien todo— Ellos son los malos, ¿cierto?

—Bastante malos... están locos, y han asesinado mucha gente inocente. Y lo seguirán haciendo si no los detenemos —aseguró Sam, mientras miraba con intriga a aquella niña.

—¿Y van a hacer algo al respecto? ¿solo ustedes? —ciertamente no podía creer que un grupo tan pequeño intentara hacer algo tan grande.

—Bueno, tenemos bastante armamento y provisiones, prácticamente intentamos hacer una revolución en contra de ellos —siguió Noah, mientras arrojaba un leño más al fuego.

—Cielos, tienen mucho trabajo por hacer —se acercó al ciervo en la fogata— ¿Puedo?

—Adelante —le dijo Sam muy sorprendido por su actitud, la niña arrancó un pedazo de carne y se sentó nuevamente a comer—. ¿Así de fácil has entendido?

—Vivimos en un mundo donde los muertos caminan, ya nada me puede sorprender —lo miró directamente, tenía una actitud madura, como un adulto en el cuerpo de una niña.

—Hablando de sorpresas, ¿cómo supiste en donde debíamos atacar, para poder asesinar a esa criatura roja? —inquirió Ann mirándola.

—Durante un tiempo, estuve con un hombre llamado Morgan, él y yo tuvimos muchos encuentros desagradables con esas cosas...
Por eso se cómo matarlos, ya los había enfrentado —mordió la carne.

—¿Y ese Morgan... dónde está? —la expresión de la niña cambió radicalmente, ahora se veía triste-, olvidalo.

—Lily, si decides quedarte con nosotros, debes saber, que en estos momentos estamos en guerra, siempre deberás quedarte aquí —Sam la miró fijamente.

—Acepto —dijo sin más. Sam no pudo ocultar una enorme sonrisa en su rostro, algo había en esa niña, algo que a Sam le recordaba que su mundo tal vez no era tan malo.

—Muy bien chicos, mañana volvemos a entrar, descansen, que será un gran día —Noah se acercó a la fogata y comenzó a apagarla, lentamente todos comenzaron a irse a la cueva.

Horas después Ann se levantó por un poco de agua, sigilosa salió de la cueva y caminó hacia los recipientes cin esta, pero en el camino encontró a Sam, recostado en una pila de hojas secas mirando las estrellas. Se acercó sigilosa a él.

—¿Puedo unirme? —preguntó de la manera más amistosa posible pero Sam no pudo evitar espantarse y desenfundar su arma.

—Dios... me asustaste —guardó su arma y se recostó buscando tranquilizarse. Ann se recostó junto a él mientras se reía en voz baja.

—Sam ¿Por qué te preocupas tanto por la niña? —le dijo una vez que se quedaron en silencio.

—¿A qué te refieres?

—Veo la forma en que la miras, la forma en que le sonríes, es obvio que te recuerda a alguien —Sam volteó hacia ella, pero no dijo nada.—Sabes que puedes decirme lo que sea.

—Yo... yo tenía una hermana —sentenció con aquellas palabras.
Una mirada llena de sorpresa se dibujó en la cara de Ann al escuchar eso.

—¿Porqué nunca nos dijiste? ¿A caso ella murió por el virus? —preguntaba con un poco de más ''cuidado'' se notaba que aquello había estremecido a Sam.

—No, fue antes, ella murió de cáncer, un cáncer hereditario, mi abuelo tenía, mi papá igual, pero... —sonrió amargamente— al parecer los doctores determinaron que se saltó una generación, mí generación... eso me dijo mi madre, antes de que esto llegara claro —lentamente unas pequeñas lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos.

—Lo siento mucho Sam, no tenía idea—él asintió mientras lloraba.

—Ella, ella sufrió mucho tiempo, hasta que un día, simplemente no despertó —esta vez ambos comenzaron a llorar—. Tras su muerte mi padre y mi madre quedaron devastados, comenzaron a pelear mucho, tanto así, que se divorciaron, mi padre vivió toda su vida queriendo ocultarme su enfermedad, cuando yo siempre lo supe, creo que no quería lastimarme más...

—¿Como se llamaba? —preguntó limpiándose unas lágrimas.

—Jessica, se llamaba Jessica —sonrió al recordarla—. Al ver a Lily, vi un retrato en carne y hueso de ella, es por eso que me preocupa, es... es como si el destino me estuviera dando una segunda oportunidad.

Sam se cubrió los ojos para ocultar su llanto, Ann lo miró unos segundos, apartó las manos de su rostro, se acercó rápidamente a él y lo besó.
Sam se quedó helado ante aquello, pero después cerró sus ojos y la besó también.
Ann se colocó encima de él mientras que Sam rodeaba con sus manos su cintura, Ann se despegó de él y se quitó la playera, después, su sostén. Bajó lentamente hasta su oído y en un susurro le dijo:

—No sabes cuanto ansiaba esto —se levantó para que él pudiera admirar su figura semidesnuda, se agachó y siguió besándolo con pasión, aquello continuó hasta que ambos hicieron de esa una de las mejores noches de sus vidas.











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LA CEPA: DOMINACIÓN (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora