2. El ataque

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Unas ligeras vibraciones hicieron que Sam despertara, más temprano que tarde las ligeras vibraciones pasaron a ser un terremoto. Todo en la habitación comenzaba a vibrar, volteó rápidamente y Lizz no estaba a su lado.

Se levantó como un rayo y miró por su balcón, una ráfaga de balas pasó a escasos centímetros de él, y a su lado; una casa explotó en un parpadeo. Miró aterrorizado sin saber que ocurría, hasta que un par de helicópteros aparecieron, disparando sin piedad contra la gente que corría buscando refugio. Se volvió a meter a la habitación, tomó su playera y bajó a toda prisa las escaleras.

—¡Lizz! —gritó sin recibir respuesta—. ¡Lizz! —ella definitivamente no estaba en la casa.
Se aproximó a su ventana y con cuidado abrió la persiana, el vecindario estaba casi destituido, pero no había nadie en la calle. Respiró profundamente y abrió la puerta, una vez en la calle, miró en todas direcciones ella no estaba.

—Li... —estuvo a punto de gritar, cuando un gigantesco camión militar pasó derribando con fuerza una de las paredes de la comunidad.
El mundo pareció detenerse, cuando vio a cientos de hombres fuertemente armados entrando a la comunidad. El escenario era de lo más aterrador, pero su sangre acabó por helarse una vez que observó, que todos y cada uno de los hombres que atacaban a la comunidad tenían pintadas cruces blancas en sus pechos.

—¡Alto ahí! —gritó un hombre calvo apuntándole con una AK-47.

—Mierda... —el hombre cayó al suelo con un agujero humeante entre sus cejas.

—¡Sam! —gritó Noah tras de él, continuó disparando contra los miembros de la Hermandad hasta que comenzó a recibir disparos en su contra—. ¡A la camioneta!

Ambos corrieron como nunca hasta llegar al vehículo, inmediatamente Sam entró y se sentó de copiloto, Noah entró y sin más arrancó. La camioneta salió de ahí recibiendo algunos disparos.

—Ya me debes dos —comentó Noah maniobrando entre las calles de la cominidad.

—¡¿Lizz, sabes dónde está?! —reaccionó repentinamente.

—Creo que fue a su club de lectura —respondió evadiendo un automóvil en llamas.

—¿Qué mierda sucede? —volvió a preguntar mientras observaba anonadado el cielo. Aquellos helicópteros estaban fuertemente artillados, no dejaban de escucharse disparos desde las alturas.

—Es un maldito ataque. —Frenó repentinamente, cuatro miembros de la hermandad estaban a media calle, hubo algunos segundos de tensión entre ellos, hasta que levantaron sus armas, inmediatamente salieron de la camioneta poniéndose a cubierto tras un auto

—¡Toma! —Noah le arrojó un revolver, Sam lo sujetó con fuerza una vez que lo tuvo a su alcance.
Ambos salieron de cobertura y arremetieron contra ellos, los dos hombres más cercanos cayeron tras ser impactados por unas cortas ráfagas. Otro se acercó con rapidez hacia Sam, y él le disparó justo en el cuello, cayó cubriendo el suelo de sangre. Sam se apresuró, tomó la ametralladora del soldado y acribilló al último que se guarecía a un costado del auto mientras recargaba.

Sam despojó al cadáver que tenía a sus pies de su chaleco blindado, y su armamento, Noah hizo lo mismo, tras eso ambos entraron a la camioneta.
Noah aceleró, toda la comunidad estaba en caos, se escuchaban gritos, disparos y la sangre pintaba los alrededores. Sam recargaba la ametralladora cuando alcanzó a ver como un grupo de ellos escoltaban a varios de sus conocidos.

—Mierda, ¿logras ver cuántos son? —le pasó unos binoculares que le quitó a un cadáver. Sam observó.

—Son solo tres —siguió mirando — tienen a Peter, a Daryl, Jonathan, Jennifer, Diana, Trevor, y... —se quedó congelado.

LA CEPA: DOMINACIÓN (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora