El autobús explotó en una marea de fuego salvaje que forzó a todos a cubrirse. Jontahan ni siquiera pudo reaccionar, acabó hecho pedazos junto con los demás miembros de la comunidad.
Desde los alrededores se comenzó a escuchar el eco provocado por el barullo de cientos de cadáveres andantes. Y de entre las ruinas, comenzaron a emerger como si la campana de la cena hubiera sido tocada.
—¡Hay que liberar a los demás! —Sam abrió fuego contra la horda más cercana. Noah y Jennifer llegaron al segundo autobús, abrieron las puertas y comenzaron a liberar a todos los rehenes.
—¡Nos rodean! —gritó Peter llegando junto a él. Aterradores rugidos y sonidos guturales poblaron el ambiente. Aquellas criaturas rojas comenzaron a salir desde el bosque—¡Mierda! —apuntó contra uno que se le aproximaba con rapidez, y disparó acabando todo su cartucho contra aquella monstruosidad.
Los muertos comenzaban a acumularse de menera alarmante y a todos se les comenzaban a agotar las balas.
—¡Debemos retirarnos! —Noah golpeó a un muerto y le destruyó la cabeza con la culata de su ametralladora. Mientras el caos comenzaba a acrecentar Sam buscaba un lugar en el cual pudieran refugiarse. Hasta que se topó con un centro comercial.
—¡Ahí! —indicó gritando para que todos lo escucharan.
—¡Todos, al centro comercial! —todos los Perros salvajes se replegaron con rapidez, igual que los sobrevivientes que habían sido liberados del autobús intacto.
Sam comenzó a correr a toda prisa, eludiendo a todos los muertos que se acumulaban, apuntó contra un grupo cercano y disparó, todos acabaron tendidos en el suelo.
Siguió con su carrera hasta que escuchó un grito, sobresalió entre los bramidos de los infectados y captó por completo su atención, como si fuera un reflejo involuntario corrió a donde provenían los gritos. Giró en una calle y encontró a uno de los Rojos, intentando devorar a Lizz...Ella mantenía atrás al infectado con un pedazo de metal, golpeaba repentinamente al muerto y este no cesaba en su afán de comérsela. Sam disparó sus últimas balas contra la criatura, y Lizz le atravesó la cabeza por debajo del mentón. Ambos se quedaron congelados, como si por un instante el mundo se hubiera detenido solamente para que ellos dos se reencontraran. Tanto Lizz como él corrieron hasta finalmente juntarse en un abrazo que a penas duró unos segundos.
—¡Vamos! —tomó su mano y ambos corrieron evitando los muertos que se aglomeraban ante ellos.
—¡Abajo! —gritó Peter desde la entrada del centro comercial, Noah y él comenzaron a disparar abriéndoles paso, y para cuando finalmente llegaron abajaron la cortina metálica que reforzaba la puerta de cristal de aquel centro comercial y finalmente estuvieron a salvo. Casi todos habían logrado llegar al centro comercial, estaban exhaustos y confundidos, pero estaban vivos.
—Muy bien gente, estaremos aquí un rato, así que hay que buscar un lugar para tratar a los heridos y encontrar algo de comida, Mariana ven conmigo —ella se acercó y ambos se separaron.
Todos los que habían sido rescatados del autobús agradecían y celebraban el haber logrado salir vivos de aquella situación. Sam estaba tendido en el suelo recuperando la respiración, cuando Lizz se le abalanzó y lo primero que hizo fue abrazarlo con fuerza y llenarlo de besos.
—Te extrañé tanto —tomó su rostro y buscó sus labios y lo besó con tanta pasión que Sam no podía controlar.
Mientras recibía sus caricias abrió los ojos y miró a Ann, ella los miró con un rostro que dibujaba mucho más que confusión —¡Ann!Lizz lo soltó y llegó con ella, y la abrazó como si se hubiera encontrado con alguien que ya creía perdido.
Ann le devolvió el abrazo, pero en ningún instante dejó de mirar a Sam.—¿Te encuentras bien? —notó en ella que algo la afligía.
—Estoy bien, solo... —le dedicó una última mirada— iré a buscar algo de agua, disculpa. —Se alejó con paso rápido de ahí.
—Espero y esté bien —tomó a Sam de la mano y nuevamente lo abrazó. Él se quedó unos segundos pensando, pensando en qué sería lo que ocurriría ahora.
—Hay que conseguirte algo de ropa —Lizz miró sus harapos y juntos comenzaron a caminar por el lugar.
Era un centro comercial bastante grande y lleno de tiendas que parecían en buen estado.—Sabes, una de mis fantasías era poder tener un centro comercial para mi sola, para así visitar todas las tiendas sin prisa y tomar todo lo que quisiera —miró los oscuros y húmedos alrededores—. Pero ahora me da miedo tan solo pensarlo.
Ambos siguieron caminando hasta que Sam encontró una tienda de ropa bastante surtida.
—Adelante, busca algo yo estaré aquí—sus palabras eran secas y cortantes y ella lo notaba.
—Sam, ¿qué hiciste todo este tiempo que yo no estuve? —abrió los ojos y los recuerdos llegaron a su mente como un oleaje que presagiaba una tormenta.
—Solo... solo me concentré en la Hermandad —respondió con un nudo en su garganta.
Volteó y ella lo miraba extrañada, y él comenzó a buscar ropa para disimular. Se despojó de sus sucias y ensangrentadas prendas y comenzó a buscar nuevas. Miró y Lizz se levantaba la sucia y destrozada camiseta que traía, para terminar en ropa interior.Ella volteó y él apenado siguió buscando. Ella se le acercó con unas cuantas blusas y un par de pantalones.
—¿Crees que me queden? —él intentaba mirar la ropa, o el suelo, o cualquier cosa, pero la parte más primitiva de su cerebro lo forzaba a contemplar su cuerpo. Era delgada, siempre lo había sido, su abdomen estaba algo marcado y sus senos eran bastante más prominentes de lo que él hubiera imaginado.
—L-Lizz —se había ruborizado como un niño.
—¿Sí? —le sonrió sin despegar su mirada.
—E-estas en ropa interior —ella emitió una risita juguetona.
—Tienes razón —le dió la espalda y mientras se alejaba comenzó a bajar su pantalón mostrándole aquello que casi le da un infarto—. Sabes me gusta tu nuevo corte, te hace ver más rudo.
Él rió nervioso y siguió buscando ropa intentando distraer su mente.
—Sam.
—¿Si? —volteó temeroso y ella estaba completamente desnuda— ¿Te gusta más así?
Sam se quedó petrificado, con la boca abierta y con su corazón a punto de estallar, Lizz se contoneó y llegó hasta él, nuevamente lo besó con intensidad mientras lo hacía bajar hasta que estuvo tendido en el suelo y ella encima de él.
—Realmente... te extrañé mucho —susurró en su oído. Tomó sus manos y lo hizo que tocaran sus pechos.
—¿Estás segura? —ella le sonrió y asintió con seguridad, Sam la tomó y acarició con delicadeza hasta llegar a sus caderas y con un movimiento él terminó encima de ella, su piel se erizó por lo frío del piso pero él la besó y el calor comenzó a emanar y a hacer más ''cómodo'' aquel suelo de ormigón blanco.
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LA CEPA: DOMINACIÓN (En Edición)
Science FictionSegunda parte de LA CEPA. Meses después de la llegada de los sobrevivientes a Fuerte Esperanza, finalmente su vida parece marchar por el buen camino. Pero todo cambiará cuando un asesinato desencadene una serie de eventos catastróficos, en los cuale...