Los días pasaron, tras el atentado en contra de la Hermandad, el grupo se vio en la necesidad de planificar mejor sus estrategias. Pues tras el ataque, Solomon se lo tomó realmente en serio, ahora las veinticuatro horas del día siempre había guardias sobre el muro, el agujero fue reparado, y Solomon comenzó a dejar, ''advertencias'' por el lugar.
Cuando le tocó revisar el perímetro a Noah y a Jonathan se toparon con una grotesca sorpresa. Solomon nuevamente había crucificado gente de la comunidad, un hombre y una mujer adultos, ambos con un letrero clavado en su pecho que decía Herejes.
El grupo se alarmó, ¿ahora la Hermandad asesinaba a gente inocente solo para provocarlos? O peor, ¿a caso estaban tan desquiciados que realmente estaban purgando la comunidad?
Por la razón que fuera, los Perros salvajes debían intervenir en cuanto antes, pero primero necesitaban organizar su siguiente golpe.—Y bien, ¿tenemos un plan? —preguntó Ann sentándose junto a sus compañeros mientras planeaban el próximo ataque.
—Aún nada —le respondió Diana. Ann miró el campamento, y no lo vio por ninguna parte.
—¿Dónde está Sam?
—Fue por agua, está en el arroyo —le respondió Noah.
—Iré a ayudarlo —tomó un recipiente y caminó por el bosque hasta llegar al arrollo.
Él estaba sentado en la orilla del arrollo, mirando como el agua corría y de vez en cuando lanzando alguna piedra.—¿Interrumpo tu meditación? —le dijo acercándose, Sam le sonrió y ella se sentó a su lado—. Traje una cubeta espero y ayude.
—Bueno, creo que ya me adelanté —ambos miraron las cubetas y recipientes que él había llenado hasta el tope—. Pero si quieres hacemos sopa con lo que le quepa.
Ann le dió un golpe en el hombro y ambos se rieron, después de ello Sam suspiró y miró pensativo hacia el arroyo.
—¿Te pasa algo?
—Tengo miedo, somos los únicos que logramos escapar, por lo tanto es nuestra responsabilidad salvarlos, pero no dejo de pensar... ¿qué pasa si no lo logramos? ¿Qué pasa si los que están dentro mueren por nuestra culpa? —Ann lo tomó de la cara.
—Hey, cálmate, todo saldrá bien —lo soltó, al menos de una mano, acarició su mejilla con la otra y se acercó lentamente a sus labios.
Cuando ambos escucharon un ruido entre los árboles que los hizo entrar en alerta. Apuntaron sus armas hacia donde se escuchó aquello, y contemplaron como algo salía de entre las sombras.Era un perro, con la piel pálida y expuesta a causa de una alopecia casi total, con los ojos enrojecidos y su hocico chorreando un líquido rojo casi negro.
—Es un portador —pronunció Sam mientras se levantaba con cuidado—. Que no se te acerque —el perro comenzó a ladrar y a gruñir mientras se acercaba lentamente, de pronto, emprendió una veloz carrera hacia ellos, Sam levantó su pistola y le disparó, tres balas bastaron para matarlo.
—Eso estuvo cerca —justo cuando guardó su arma, un pequeño grupo de perros salió corriendo tras ellos, ambos apuntaron contra la pequeña jauría, cuando una lluvia de balas los dejó en el suelo mucho antes de siquiera poder acercarse.
Peter salió de entre los árboles con una AK-47 en sus manos.—¡Corran! —gritó al ver que una manada se acercaba a ellos.
Los tres comenzaron a correr por todo el bosque.—¡Debemos alejarlos del campamento! —anunció Ann sin dejar de correr. Continuaron un buen rato hasta que se toparon con una cabaña en el lugar, parecía una destilería abandonada. Peter llegó pateando la puerta, efectivamente el lugar estaba abandonado, arrancaron la puerta con todo lo que estaba cerca, y fue cuando su percataron de un inquilino indeseable en el lugar.
Un zombie golpeaba las puertas de un almacén, Sam llegó atrás de el y le clavó su cuchillo en la nuca, el cuerpo cayó pintando la puerta metálica de rojo casi negro. Ann se acercó y abrió la puerta.
Se quedaron helados ante lo que encontraron ahí, una niña, de tal vez once años, con la ropa enmarañada y su rostro lleno de tristeza y miedo, abrazaba con fuerza un pequeño oso de peluche que le faltaba un ojo.Ann se cubrió la boca, y su cara mostraba que hacía un esfuerzo por no llorar. Antes de que cualquiera pudiera haber hecho algo, unas largas manos tomaron por los hombros a Sam, y con fuerza lo arrojaron hasta impactar contra una pared. Había sido un infectado, alto y de complexión fornida, que caminaba lentamente hacia él. Tenía la piel enrojecida en extremo, como si hubiera estado en el sol durante días.
La criatura rugió haciendo temblar los cristales del lugar, Peter le dió un fuerte golpe con la culata de su ametralladora y esta se hizo pedazos contra la piel del muerto. Reaccionó golpeándolo, y logrando impactarlo contra una estantería de vidrio.
Ann entró al almacen junto con la niña y le apuntó al infectado, no le quedaban muchas balas, y a ciencia cierta no sabía si tan siquiera le harían algo, pero era eso o morir.
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LA CEPA: DOMINACIÓN (En Edición)
Science FictionSegunda parte de LA CEPA. Meses después de la llegada de los sobrevivientes a Fuerte Esperanza, finalmente su vida parece marchar por el buen camino. Pero todo cambiará cuando un asesinato desencadene una serie de eventos catastróficos, en los cuale...