3. Palabras de aliento

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La bala atravesó la cabeza de Trevor, llenando toda la calle de una espesa sangre. Al ver eso Diana sujetó fuertemente a su hijo, Jonathan lanzaba gritos ahogados y se movía frenéticamente al ver a su padre tendido en el suelo.

—¡Busquen a los rezagados! —ordenó Solomon entrando en un vehículo blindado, tras eso, más y más vehículos empezaban a entrar a la comuninad, al igual que algo grande... algo pesado.

—Tenemos que irnos ya —susurró Daryl con un tono de neurosis en su voz. Todos reaccionaron y comenzaron a recorrer los oscuros túneles del lugar. Diana iba a la cabeza, pues solo ella y Trevor conocían de su existencia.
Caminaron alrededor de media hora, hasta que finalmente encontraron la salida.

El túnel terminaba en una zona muy alejada de Fort Hope, donde solo había un bosque con grandes árboles, y miles de hojas otoñales regadas por el suelo. Todos salieron y sin saberlo, comenzaron a afrontar la situación, algunos llorando por sus pérdidas, otros, buscando respuestas.

Sam se acercó a Ann, no sabía a ciencia cierta que le diría, no fue necesario, ella lo recibió cin un abrazo una vez que estuvieron frente a frente.

—¿Estás bien? —preguntó él, ella se apartó un poco y besó su mejilla.

—Sí, gracias a ambos por salvarnos —miró a Noah y él solo levantó la cabeza—. ¿Ahora qué haremos?

—No lo sé, creo que vamos a averiguarlo —.Después de un rato de intercambiar palabras, finalmente todos quedaron en silencio, ya estaba atardeciendo y nadie sabía que hacer.

—Muy bien, tengo un plan. Si seguimos la autopista más cercana llegaremos a la ciudad para el amanecer —propuso Daryl al grupo.

—¿De qué hablas? ¡¿Piensas dejar a todos a merced de esos malditos?! —contestó Jonathan muy enfadado.

—Ellos ya no tienen opción, al igual que nosotros, lo único por hacer, es llegar a la ciudad, y ahí pensar en algo más —volvió a decir, se veía a flor de piel, estaba aterrado.

Todos comenzaron una gran discusión, algunos apoyando a Daryl, otros sin saber que decir, y uno que otro buscando redención. Sam se levantó.

—Escuchen —la discusión no menguaba—. ¡Ey, escuchen! —gritó firmemente y todos se callaron—, sé que están asustados, yo también lo estoy, pero ahora no es momento de ocultarnos, ¿qué fue lo último que nos dijo Trevor antes de morir? —todos miraron hacia el suelo— Yo les diré, el dijo ''quiero que luchen'', Trevor no hubiera querido que huyéramos como unos cobardes, no podemos hacerlo. Ya perdimos seres queridos, nuestros hogares, como para también perder nuestra libertad, yo no voy a permitir que esos infelices se adueñen de lo que nos pertenece por derecho, voy a pelear, sé que muchos quieren correr, y esa es la razón por la cuál debemos mantenernos más firmes que nunca, para ya no correr más, estoy cansado de esconderme, no me importa si tengo que pelear solo, pero... voy a acabar con ellos, y asesinaré al padre Solomon.

Todos quedaron en silencio, tal vez no lo querían aceptar, pero debían pelear.

—Bueno, me gustó tu discurso, cuenta conmigo— Dijo Noah levantándose. Sam sonrió y ambos se dieron la mano.

—Y conmigo —siguió Jonathan lleno de espíritu—. Por mi padre.
Jennifer y Ann compartieron unas miradas.

—Yo voy —dijo Ann mirándolo con una sonrisa.

—Cuenta conmigo —se unió Jennifer decidida.

—También yo —se levantó Diana y su hijo la abrazó con fuerza.

—Es una misión suicida —dio una gran inhalación y soltó el aire luego de unos segundos, se puso de pie—. Pero prefiero morir luchando a morir sin hacer nada, cuenta conmigo —todos miraron a Daryl, él solo podía mirar a todos realmente asustado—. Vamos hermano —Peter le tendió la mano, y luego de meditar y tragarse sus miedos, Daryl tomó su mano y también se levantó.

—Bien... estoy dentro —todos celebraron.

—Muy bien, ahora solo necesitamos dos cosas, un lugar seguro para ocultarnos... y armas —comentó seriamente.

—Creo que ya me adelanté -todos miraron a Diana, ella sonrió de oreja a oreja—. Síganme.

Todos la siguieron a través del bosque hasta llegar a una cueva que aparecía ser el comienzo de una mina. Estaba cerrada con algunos tablones y llena de arbustos secos. Diana los retiró sin problemas, y entró en la cueva.
Todos entraron, Diana llegó hasta lo que parecía ser un generador, jaló con fuerza un par de veces el cable de este, hasta que se encendió, de inmediato muchas luces iluminaron todo un cuartel general, lleno de herramientas, provisiones y muchas, muchas armas.

—Lindo —dijo Jennifer con una gran sonrisa.

—Es un refugio diseñado para esconder a todos en caso de una emergencia —colocó sus manos en su cintura—. No es muy acogedora, pero servirá.

—Viviremos como perros salvajes —admitió Ann. Sam rió al escuchar eso.

—¿Son la Hermandad de la cruz eh? —comentó mientras miraba con deleite todo el armamento—. Pues veamos qué pueden hacer contra los Perros salvajes.












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Voten y comemten.
Eso me ayudaría mucho.

Gracias por leer.

LA CEPA: DOMINACIÓN (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora