25. Aires de incertidumbre

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Al abrir la puerta, los rayos de un nuevo día se mostraban sobre toda la comunidad.
Solo para poder apreciar el horror con nitidez, regados por el suelo habían cientos de cadáveres tan carbonizados y deformados por la lucha, que no se distinguían los amigos de los enemigos. Cojeó hasta llegar a la calle, donde el aroma a incendio y muerte lo inundaba todo, se sentía cansado, solo deseaba mantenerse despierto para no desplomarse sobre la calle.

—¡Sam! —gritaron varias voces familiares. Alzó la vista y pudo ver entre el humo gris como salían sus amigos, Noah, Lily, Diana, Joseph, y Dash, estaban vivos, heridos, pero vivos a final de cuentas.
Lily fue la primera en recibir a Sam, corrió hacia él y lo recibió con un abrazo, Sam se agachó un poco y besó su frente sin dejar de llorar, ella igual, muy poco le importaba que estuviera cubierto de sangre.

—Me da mucho gusto que estés bien.

—Gracias Lily, también me alegra verte —sonaba cansado y casi a punto de colapsar. Noah se acercó a él y juntos compartieron un emotivo abrazo.

—¿Estás bien, hermano? —preguntó Noah mirando sus golpes y sus heridas.

—Sí... estoy bien, solo un rasguño —rió un poco y comenzó a toser.

—¿Y Solomon?

—Lo que queda de él está ahí adentró, por si quieres verificar.

—No gracias —dijo con gran alivio—. Con tu palabra es suficiente.

—¿Ustedes están bien? —preguntó mirando a Diana, Dash y Joseph.

—Sí —respondió Joseph, prácticamente hablando por ellos.

—¿Dónde está Joel?

—Por allá —soltó apuntando hacia los cadáveres calcinados.

—Bien... —sujetó su costilla

—Debo decir que sin ustedes no hubiera sido una victoria...

—¿Victoria dices? —interrumpió Diana— No, esto no fue una victoria, fue una masacre.

Y tenía razón, lo único que se veía era un enorme matadero, con un fétido olor a muerte, perfumado el lugar.

Todos comenzaron a caminar, haciendo conteo de los sobrevivientes, y apilando cadáveres, mucha gente salía de sus casas, llorando por sus pérdidas.

Madres llorando por sus hijos, esposas buscando a sus maridos, niños preguntando ¿dónde está mi mamá?
Y eso, era lo que destruía por completo los corazones de los "héroes". Los que intentaron recuperar sus vidas, y en lugar de eso. Pareciera que arrebataron más de las que salvaron.

—¿Sam...? —preguntó una voz suave a lo lejos. Se giró y fue cuando la vio, Lizz... seguía viva, Sam comenzó a caminar hacia ella. Sonrió, luego de tantas cosas ocurridas finalmente había tenido una revelación, a la hora de pelear contra Solomon solo podía pensar en una cosa; en querer volver a verla. Caminaban rápidamente uno a otro, unas pequeñas lágrimas salían de ambos, y cuando ya estaban a metros de besarse y abrazarse.

—Sam... —pronunció una voz áspera y quebradiza. Él volteó a ver, y no podía creer lo que sus ojos veían.
Ann... salió de una casa, totalmente bañada en sangre, y con algunas quemaduras, apenas podía caminar, estaba muy herida, pero lo que atraía la atención de todos, era un pequeño objeto plástico en su mano.— Sam... Estoy embarazada...

Esas palabras cortaron todo el sonido que había en toda la zona, todos sintieron el golpe. Pero Sam era el único que no podía creerlo.

—¿Q-qué?

—Estoy embarazada —mostró el objeto de plástico, que resultó siendo la prueba de embarazo. La pequeña pantalla mostraba una gran cruz roja, anunciando un embarazo positivo—. Vas a ser padre...

—¿Qué? —pronunció Lizz, cubrió su boca sin poder contener el llanto en sus ojos.

—Espera Lizz, puedo-puedo explicarlo —intentó tomar su mano pero ella lo recibió con una gran bofetada.

—No tienes que explicar nada... solo aléjate de mí —estaba deshecha por dentro.

—Espera yo...

—¡No me toques! —gritó con unos ojos llenos de gran furia, acompañados con lágrimas cristalinas— No vuelvas a hablarme en tu vida, no me hables, no me mires, no me toques, no quiero volver a saber de
ti nunca más.

—Lizz... yo...

—Te odio.

Al decir esas palabras, algo en el interior de Sam se quebró, se arrodilló mirándola sin decir nada.
Y sin más, ella se fue, caminando entre el humo. Unos copos de nieve comenzaron a caer, no era una nieve que traía tranquilidad, más bien, traía, temor, miedo, ira, y aires de incertidumbre.
Solo la miraba marcharse, mineras el dolor lo consumía comometamente , Lily lo abrazó, intentando consolarlo, todos estaban tras de él.

—Lo siento —fue lo último que dijo mientras una última lágrima caía en la nieve, y la veía alejarse, alejarse, para jamás volverla a ver.








CONTINUARÁ.







DOMINACIÓN.







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Muchísimas gracias por acompañarme hasta el final.
Espero la hayan disfrutado, tanto cómo yo disfruté escribiendola.

Tercera parte confirmada...

Muchas gracias a todos por tomarse la molestia de leerla, Comentar y votar en ella.

Si te gustan mis historias, no olvides seguirme.
Nuevamente gracias por leer.

Nos leemos luego.

LA CEPA: DOMINACIÓN (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora