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¡¿A QUIÉN LE URGE MOLESTAR EL MOMENTO MÁS FELIZ QUE TENGO?! Para los que no sepan es, después de la cena y la hora de dormir, la siesta. Todo el mundo que me conozca sólo un poco, sabe que entre las 17:00 a 17:30 desaparezco.
Sí, mi siesta no duran tanto como uno puede creer.

Como decía antes, alguien comenzó a golpear mi ventana eufóricamente. A simple vista no veía a nadie, solo las sombras de las ramas que se asomaban por la ventana.

Me acerqué con desgana y la abrí. Nada. 

Busco con la mirada. Nada.

Miro por la calle y solo logró ver a lo lejos a un chico corriendo con una capucha (gorro de campera) blanca.
Al borde de mi ventana se encuentra una carta. Esta tiene algo distinto a las anteriores.
Todas las anteriores venían en sobre blanco, eran muy simples.
Esta era de sobre rosa, y no sé el por qué, pero sentía que era diferente.
Por lo general, mi instinto no me traicionaba. Así como mi olfato.

A simple vista la carta también era impresa, y la firma era distinta.

Tal vez el futuro no puedo ver.
Tal vez tus ojos no puedo leer.
Pero no miento cuando digo
Que algún día te salvaré.

Si bien te quiero ayudar,
Mi secreto debo de guardar.
Me creas o no,
Mi realidad... No tiene igualdad.

Sólo te pido perdón,
Perdón, por no salvarte.
Por no apoyarte,
Por no protegerte.

Te extraño,
Me reconozcas o no,
Yo vivo solo por tu amor.

No digo que me creas,
No digo que me perdones.
Pero que siempre estoy ahí,
No lo dudes.

-El que te pide perdón, Anónimo.

Llevé la carta a mi pecho cerrando los ojos. Mi corazón estaba latiendo muy fuerte y rápido.
No lo puedo creer, esas fueron las palabras más simple y hermosas que alguien me haya podido dar.




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mileebernis fueron capítulos cortos, pero creo que ya es demasiada chucidad junta...

De nada.

Love me, Love youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora