Capítulo 18

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Le sigo el beso, algo inexperto. Ella sube sus manos y las deja detrás de mi cuello, yo subo mis manos y las dejo en su cintura, acercándola más a mi. El beso se vuelve más intenso y candente, pero lamentablemente, el aire es mucho más importante, así que nos separamos. Lentamente abro los ojos e instantáneamente hacen contacto con los de ella, y veo que tienen un brillo especial y una sonrisa especial.

-¿Y eso?- pregunto incrédulo.

-¿No te gustó?- pregunta triste y decepcionada.

-No, digo si. Bueno, me encantó. Solo que, wao.- digo emocionado.

-Mira a la izquierda. Unas chicas te comían con la mirada, y tenía que hacer algo.- se excusa, miro hacia la izquierda y es verdad.

-Esta celosa.- afirmo, divertido.

-¿Qué? ¿Yo? Pff, que estupideces dices.- la miro con una ceja enarcada.- si, vale, estoy celosa.- se rinde.

-Por eso siempre uso ropa una talla más que la mía: como suéteres y sacos.- le informo.

-¿Por qué? Tus músculos son impresionantes, creo que servirían para dormir. Tengo que intentarlo un día de estos.- susurrando lo último.

Yo me sonrojo bestialmente; nadie me había dicho algo así. Me doy cuenta que somos el centro de atención, y Kelly también.

-¡Vuelvan a lo suyo! ¡Bola de chismosos!- grita, haciendo que todos vuelvan a lo que estaban haciendo.- ¿Mas cómodo?- asiento.

-Gracias- digo algo tímido.

-No hay de qué; ven, vamos a el salón.- me agarra de la mano.

Siento una corriente eléctrica pasar por mi mano, subir por mi brazo y concentrarse en mi columna vertebral.

Me arrastra hacia el salón de clase, al entrar me doy cuenta de algo. En el salón, están todos los estudiantes de nuestra clase, con un televisor en la parte del al frente mostrando el momento en que Kelly y yo nos estábamos besando; ya entiendo, volví a caer en su juego,

Todos en la habitación ríen, mientras Carter tiene el control remoto en la mano. Miro a Kelly, tiene la cabeza agachada, ella lo sabía. Siento como si me hubieran apuñalada una vez más, pero con mucho más fuerza, logrando romper esa coraza que había creado para que no me dañaran, pero creo que no fui lo suficientemente listo como para darme cuenta que solo era un juego, y yo no sabía que tenía que jugar.

Suelto su mano y me agacho a su oído.

-Espero que con nuestros hijos no hayas jugado. Puedes hacerme lo que quieras, puedes romperme el corazón o clavarle un cuchillo, pero espero, de todo corazón, que de verdad quieras pasar tiempo con ellos y no los dejes por los inmaduros de tus amigos.- hablo frio y con rencor.

Camino lejos de ellos, pero una mano me agarra la muñeca.

-No es lo que crees.- dice con ojos arrepentidos.

-No, es lo que acabo de ver. Solo me usaste.- me suelto.

Me alejo caminando. Ya no me importa nada que no sean mis hijos.

Paso por al lado de un chico lleno de tatuajes, me recuerdo de cuando quería hacerme un tatuaje. Era menor de edad y no podía, tampoco mis padres me dejaban. Tampoco querían que estudiara esto, sino que fuera un ingeniero o un juez, al menos me dejaron elegir esta profesión.

Mi teléfono suena; mi padre. Al principio, dudo si contestarle, pero al final contesto.

-Hijo, necesito hablar de algo importante.-

Recuerdame.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora