Capítulo 21

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Ya han pasado 4 días.



Siete días desde que Tamara está en coma,



Siete días desde que lloro por las noches,



Seis días desde que golpee a los chicos que trataron de abusar de Kelly,



Seis días desde que le prometí algo a Kelly,



Cinco días que Kelly se ha portado mejor que nunca con los niños,



Cinco días desde que paso la broma de la escuela y Kelly se disculpo,



Cinco días desde que golpee a los tres idiotas,



Cuatro días que peleo cada noche para conseguir dinero,



Dos días que compre una casa,



Hace 1 hora que escribí la carta y que me quitaron los frenos (brackets),



Finalmente, hoy es el día.



Pedí la noche libre al entrenador, y él lo acepto. Estoy preparándome para recoger a Kelly y los niños a su casa. Últimamente, hace que me lleve su auto. Tengo puesto un pantalón corto azul, camisa de cuello, blanca y manga corta, y un suéter color crema, arremangado. Solo me pongo los lentes de contacto y peino mi cabello de lado. Agarro las llaves del Toyota Yaris Hybrid 2014 azul y bajo, en cuanto llego a la casa toco el timbre y me abre la nana.


Entro y veo a Kelly bajando con los niños, seria la foto perfecta. Ella lleva unos jeans ajustados, una blusa negra, zapatillas negras y una bufanda crema, su cabello marrón cae en sus hombros y espalda, mientras sus ojos azules se ven más brillantes que nunca, en comparación yo tengo los ojos verdes y soy castaño.


Los niños se ven magníficos. Brunno tiene pantalones largos, camisa de manga larga, azul, arremangada, lleva una bufanda color gris y su flequillo bien peinado. Brianna tiene un pantalón azul oscuro, camisa blanca con estampado de tigre, una chaqueta de color marrón claro y unas zapatillas.


Si eligiera un momento perfecto, diría que este. Justo ahora, en este pequeño momento; si pudiera, lo pondría en una caja fuerte para que nada ni nadie lo rompieran, para que nadie los dañara, si alguien tratara de hacerles algo, yo enloquecería y los defendería con uñas y garras, aunque yo saliera perdiendo, porque ellos son mi fuerza de ser, y sin ellos no soy nada.



-¿Ocurre algo malo?- pregunta Kelly, preocupada.



-No, solo que están geniales.- susurro lo último, como si el aliento se me trabara, sonrío.



Kelly se ruboriza, y me devuelve la sonrisa.



-Te encanta hacer eso, ¿verdad?- asiento, divertido y feliz.



-Oye, voy a tu habitación un momento, deje mi celular.- le aviso, poniendo una mano en su brazo.



-Claro, está en mi encimera; te esperamos.- me contesta.



Subo las escaleras corriendo y me dirijo hacia su habitación, entro y busco el celular, lo encuentro en la encimera, como Kelly dijo. Miro a la puerta, asegurándome de que no hay nadie.


Saco la carta de mi bolsillo trasero y la beso, la dejo debajo de la almohada. Miro a mí alrededor, suspiro, voy a extrañar todo esto, cada momento que pase junto a Kelly y los niños, junto a mi familia, mis padres, la nana, el entrenador. Extrañare esos momentos de felicidad, esos que hacen que mi corazón se llene de felicidad y de vida. Kelly es feliz, los niños son felices; eso me llena más aun de felicidad, lo merecen.


Cierro la puerta a mi espalda y bajo.






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