Un nuevo sentimiento

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¿Han experimentado esa rara sensación de estar dormidos y sentir que van cayendo a un vacío? Eso mismo parecía estar pasándome en ese momento, con la gran diferencia de que, no estaba acostada, si no de pie, y nada de eso era un sueño, estaba completamente despierta. Mis compañeras de curso me miraban confundidas frente a aquel incomodo momento. Me separe del grupo y fui hasta Gonzalo, que estaba empezando a calentar para comenzar el partido. Llegue por sus espaldas, me senté junto a él y lo salude cálidamente.
-Pensé que me seguirías ignorando- dijo mientras se alejaba un poco de mi.
-La verdad, me sorprendí al verte en el grupo de los de 4to, pero por lo visto, a ti no te sorprendió nada.- le dije cuando me ayudaba a levantarme del suelo.
-No Agustina, no me sorprendió porque desde siempre te había visto, sabia a que curso ibas, sabia que estudiábamos en el mismo instituto.
-¿Por que nunca te atreviste a decírmelo?- le dije algo enojada.
-Por favor Agustina. ¿Me hubieras hablado igual si hubieses sabido que tomaba un curso menor al tuyo y que no tengo tu edad siquiera?- dijo Gonzalo mientras se alejaba y se reunía con sus demás compañeros, quienes me miraban con sorpresa y confusión. Me reuní con mis amigas, y comenzó el partido. La verdad, perdimos. Y según todas mis compañeras, había sido por haber estado desconcertada. Durante todo el partido, y el periodo en si, Gonzalo solo me miraba. Para ser sincera, me fascina que un hombre (que me guste) me observe tan detalladamente, como si lo único que existiese en su campo visual fuese yo. Me gustaba voltear y encontrarlo mirándome fijamente, y luego quitar la mirada para disimular que no lo estaba haciendo. Me gustaba ver como se le escapaban sonrisas con alguna de mis ocurrencias durante el partido, como ponerme a gritar por haber anotado un punto o como bailar o saltar por todo el patio. Gonzalo, era terriblemente lindo (creo, que ya había usado esa terminología, pero bueh, era así, que puedo hacer), usaba su cabello peinado hacia arriba, parecía despeinado siempre, pero estoy segura (y comprobé) que tardaba horas en colocarlo de esa forma. Era de contextura delgada, no era alto pero por lo menos, no era más bajo que yo. Ojos color miel y una sonrisota que, aunque no mostraba mucho, lucia de vez en cuando. Caminaba de una manera que me causaba risa, tambaleándose de lado a lado, y siempre mirando por encima. Para muchas personas (incluso para mi en ciertos momentos) Gonzalo aparentaba ser un chico engreído y prepotente, pero yo, que había conocido su lado tierno vía mensajes, sabia que bajo esa apariencia ruda, había un chico sensible y dócil. Terminado el periodo, todos volvimos hasta el colegio, para hidratarnos y recoger nuestras cosas. Iba con Rose y Pato, riéndonos de todo (como siempre) caminando hacia donde se encontraba mi mochila y otras pertenencias. Gonzalo, que venía de regreso desde las aulas, se encontró de frente conmigo.
-¿ya te vas?- me dijo con su voz que aun estaba bajo los efectos de la pubertad, ni gruesa ni fina, es esa voz molesta que tenemos hasta que por fin se engruesa.
-Asi es, ¿y tu?
-Igual. Te escribo en la noche, guapa- y me abrazo.
Hago la aclaración de que detesto con todas las fuerzas del planeta tierra que me abracen cuando están empapados en sudor, así sea mi papá, lo detesto; pero cuando Gonzalo lo hizo, ni importancia le di, solo devolví el abrazo, y me quede ahí. Me tenía rodeada con sus brazos, y yo me sentía tranquila ahí dónde estaba, con la cabeza en su hombro, y mis manos en la parte baja de su espalda. Éramos uno en ese abrazo sincero. No se exactamente cuanto duro nuestro primer momento juntos, pero se que no mucho. Me soltó y se fue, yo continúe mi recorrido. Decidí soltar la risa nerviosa que tenía acumulada desde el encuentro en el patio, y en ese instante, subí la mirada hacia las aulas del nivel superior, y ahí estaba Martin, quien me miraba con desprecio.
Martin bajo las escaleras y me encontró junto al bebedero. Comenzó a decir un montón de idioteces que no vienen al caso que se las mencione ahora, porque como ya dije, Martin no es importante en esta historia.

¿Puedo llamarte amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora