Te quiero inmenso

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Luego de haber decidido quedarme con Gonzalo, comencé a ser un poco mas, expresiva; siempre que podía le recordaba lo mucho que me gustaba, lo mucho que lo quería y lo afortunada que era de tener a alguien como él en mi vida. Me desvivía abrazándolo, delante de quien fuese, no me importaba nada, solo el. Nuestra relación (que no era realmente una relación) dejó de ser algo de colegio. Comenzó a visitarme en mi casa, una o dos veces por semana, en especial los fines. Llegaba a mi casa a eso de las 3 y casi siempre solía irse como a las 20 o 21 Hrs, disfrutaba cada momento junto a él. La verdad es que no hacíamos mucho, salvo sentarnos en el patio a charlar, de vez en cuando nos quedábamos sin temas de conversación y aparecían los momentos afectuosos, abrazos y "te quiero" constantes.
A eso se resumió febrero y gran parte de marzo. Estuvimos juntos todos y cada uno de los días, queriéndonos y respetándonos, por encima de todo.

Acá les contare un momento (de los muchos) que significaron demasiado, al menos para mi. Era 29 de marzo, era sábado y me desperté temprano, iba a un evento junto a Pato, Estefanie y Angeles, quienes me pasaron buscando muy puntuales. Gonzalo, que sabia que saldría, me escribió justo cuando llegaba al evento:

8:50 Gonzalo: Buenos días mi linda, donde estas?
8:55 Agustina: buenos días amorcito, estoy en el pca
8:57 Gonzalo: yo quería ir
8:58 Agustina: yo quiero que vengas
9:00 Gonzalo: dame 20 minutos, allá me tendrás mi linda

Esos 20 minutos se convirtieron en una hora, pero si, llego al evento, acompañado de dos amigos de el, que por suerte, eran conocidos de mis amigas. Mientras Gonzalo y yo nos perdíamos entre la multitud, ellos se distraían juntos. Con Gonza, comenzamos a caminar por todo el lugar, tomados de manos (tal pareja de novios), saludamos a mucha gente que conocíamos, conversábamos un rato con ellos, pero siempre continuábamos el recorrido, como si tuviésemos algo mejor que hacer.
-Podría estar así siempre- dijo Gonzalo mientras pasábamos por un estrecho callejón.
-¿así como? ¿Conmigo?- me detuve a mitad del recorrido, mirándolo a los ojos. Gonzalo soltó una risa nerviosa y me contesto sin dar ningún rodeo...
-Si, podría estar toda la vida contigo, así, tan solo tomando tu mano.- Gonzalo se acercó a mi, tomándome por las caderas (o mas abajo, da igual) me trajo hacia el, acercando por completo nuestros cuerpos. Mi camisa color rojo y la suya color azul a cuadros, unieron sus botones, todo parecía armado de película. Coloco sus labios cerca de los míos, dio un suspiro y me termino dando un tierno beso.
Siempre que cuento esto, suelo decir que duró mucho, y la verdad es que no se si fue mucho o poco lo que el beso duro, lo que si se, es que lo disfrute muchísimo. Había soñado con besar a Gonza (para que les voy a decir que no, cuando si) y la verdad supero todas mis expectativas. Mi corazón amenazaba con salirse de mi pecho, mi respiración estaba fuera de control, por un momento olvidé como respirar de buena manera. Mis manos acariciaban su rostro, su cuello, su espalda. Lo tomaba siempre más cerca de mi, no quería que dejara de besarme. Abrí los ojos y ahí estaba mi Gonza, con sus ojitos cerrados, aun besándome. No pude evitar sonreír. Gonza se separó de mi y también sonrió (que precioso era cuando sonreía para mi), nos volvimos a tomar de manos y continuamos caminando, como si nada hubiese pasado. Busque a mis amigas, quienes parecían haberse divertido mucho durante mi ausencia, nos reunimos con ellas y luego, ninguno de los dos (ni mi Gonza, ni yo) dijimos nada. El evento termino a eso de las 3 de la tarde, nos despedimos con otro beso, este mucho mas corto que el anterior, y luego cada quien continuó su recorrido. Asimilo que el, luego de ahí fue a su casa o a alguna de la de sus amigos, pero no me escribió hasta la noche:

23:40 Gonzalo: discúlpame por el beso, no pude evitarlo

¿Por que era así? ¿Por qué era tan terriblemente perfecto para mi? ¿Por qué cada palabra que me decía me enloquecía? Estaba perdida. Me había perdido en un laberinto que para salir, tardaría bastante... Con Gonzalo no hable esa noche, me dormí bastante temprano, al despertar me encontré con ese mensaje que hizo que soltara una gran carcajada:

10:15 Agustina: disculpas aceptadas. Cuanto te quiero
12:00 Gonzalo: te quiero inmenso mi niña, siempre quiero que estés conmigo, siempre!

¿Puedo llamarte amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora