¿Me estoy enamorando?

311 9 0
                                    

Lugo de haber estado ese lunes con Gonzalo, todo cambio. Ya no eran solamente mensajes nocturnos y largas charlas, ahora era algo un poco más personal e íntimo. Compartíamos cada segundo de los recreos juntos, hablando de locuras y a veces, de temas algo serios. Ah! Un dato que olvide mencionar, no teníamos la misma edad (detalles), él era dos años menor que yo. Estudiaba 4to año, y yo 5to. Mientras yo estaba disfrutando los últimos meses con 15 años, el aun estaba en los 13 añitos. En pocas palabras, era un niño. No es que a los 15 años uno sea ya una mujer y este totalmente absorto de cosas infantiles, porque no, pero, para la etapa en la que yo estaba, me sentía madura (mentira, era una niña también) y por ende sentía que mi convivir con él no iba a traer nada bueno. Igualmente intente evitar pensar en esos detalles mínimos, porque no estaba haciendo nada malo ni nada inmoral, tan solo era amiga de un chico un par de años menor que yo, que me parecía bellísimo y con quien me gustaba pasar tiempo.
Gonzalo era el tipo de chico del que cualquier persona se podría enamorar, y lo certifico. Era amable y cariñoso, siempre me trataba de una linda forma, me compraba dulces y compartía sus desayunos conmigo. Me trataba como a un amigo mas, pero con cierto toque de amor que solo el sabia dar. Era de ese tipo de persona que agarra de cualquier cosa para hacer un chiste y hacerte reír, y yo disfrutaba muchísimo eso.
Diciembre se habría paso y por esto, las clases terminaban. Nos dieron vacaciones por navidad y la verdad, siempre anhelaba esos días, pero en esta oportunidad no deseaba otra cosa que no fuese ir a clases para ver a Gonzalo. Suponía que, en ese período que estaríamos sin vernos se olvidaría de mi, que ni me escribiría un mensaje, ni una llamada, pero me equivoque. Todos esos días de vacaciones, me escribió; cuando no podía, me llamaba, pero siempre estaba hablando conmigo. Pasábamos el día entero hablando juntos, por llamada, por twitter, por whatsapp y hacíamos videollamada en skype. De alguna u otra forma siempre estábamos en contacto, y eso, como dicen muchos, le daba muchísimos puntos a su favor.

Diciembre se fue, así tal cual como llego, sin dar aviso. Por fin empezarían las clases, por fin vería a Gonzalo, quien ya aparecía en mis contactos como "Gonza", pues mi cariño tenía que resaltar. Gonzalo me tenía en sus contactos como "mi linda" y yo encantadisima de la vida. Durante todas las vacaciones no nos vimos, salvo por las videollamadas, así que estaba muy ansiosa para que el primer día de clases llegara.
No les voy a contar como fue el primer día luego de esas vacaciones, porque no recuerdo nada. Y es que así soy yo, de las cosas que desearía acordarme, no lo hago, y las que quiero olvidar ahí están, presentes siempre en mi memoria, como diciéndome "nunca nos olvidaras, salvo que desees siempre recordarlo y he ahí cuando nunca mas las recordaras." Mi memoria era (es) selectiva.
Algo que tengo muy en claro de Enero, fue que, no me separe de Gonzalo ni un segundo. Me cuidaba, yo a el, y ya parecíamos una pareja, más que dos amigos. Llego un punto donde me molestaba que no me respondiera al instante en que le escribía o, que hablara con otras chicas. Y fue ahí donde decidí jalarme las orejas, porque me estaba empezando a meter mucho con un niño, y yo no quería ni necesitaba esto, pero seamos sinceros, estaba hasta las manos con Gonzalo, me había enamorado, o al menos eso se sentía.

Llego febrero, mi cumpleaños se habría paso. Hola 16 años, ya soy toda una adolescente enamorada de un niño en edad de pubertad. Hoy en día suena gracioso, pero antes, cuando apenas era un mito mas que una realidad, me daba pánico. La simple idea de estar enamorada de alguien tan menor, me parecía bastante absurda. ¿Qué pensaría la gente? Y si, me importaba lo que dirían los demás, porque ¿a quien no? Así sea lo mas mínimo, nos importa. Gonzalo compartió conmigo mi cumpleaños, regalándome una pequeñita torta de chocolate, que compartí con Rose y Pato ese 12 de febrero.

No se si alguna vez han experimentado esa sensación de estar hablando con alguien (que te gusta) y que no puedas dejar de mirar sus labios, como deseando que te regale un beso; así me sentía siempre que Gonzalo me hablaba cerquita. Moría por partirle la boca de un beso en esos labios carnosos que tenía, pero me detenían tantas cosas que si me pongo a contarlas, no terminamos mas. Quería besarlo y abrazarlo, pero al mismo tiempo quería alejarme y no hablarle mas nunca para así dejarme las complicaciones. Y hice la más razonables de mis opciones....

¿Puedo llamarte amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora