La canción I'm in here de Sia, acompañó mi depresión en aquella época tan desagradable, lo que narra la canción crea un ambiente cercano a lo que sentía en aquellos días; nunca una canción habló tanto sobre mi...
"Maldita"
"Maldita"
"Maldita"
Gonzalo, él chico perfecto que me había enamorado estaba en mi habitación diciéndome que me amaba utilizando también la terminología "maldita", ¿por qué? Porque eso era y soy yo para Gonzalo, una maldición que cargó consigo hasta el final. Gonzalo me temía y no era para menos. Con las depresiones, las ansiedades, las crisis nerviosas, la autoflagelación y mutilaciones constantes que yo vivía ¿quien no habría de tenerme miedo?
¿Se han planteado que era lo que hacía que Gonzalo regresara tantas veces a mi? Pues la respuesta era la culpa... Él mejor que nadie sabía que cada vez que él hacía algo, era yo quien resultaba herida y, ese dolor, ese sufrimiento que me ocasionaba lo atormentaba. En el estado deplorable que me encontraba para el 3 de Julio de aquel año la culpabilidad y el miedo azotaban la mente de Gonzalo. Piensenlo bien, a nadie le gustaria cargar en su consciencia que fue la razón por la que alguien decidió quitarse la vida, ¿o no?
Ahí comencé a armar mi plan... Yo no quería que Gonzalo me dejase. Yo lo necesitaba para estar bien. Hay personas adictas a la Morfina y esta puede que haga bien como puede que sea terriblemente dañina. Eso era Gonzalo, mi morfina. Cuando no lo tenía me ahogaba y me moría; con él a mi lado me sentía bien, plena y sana. Ese 3 de Julio del 2013 me propuse una cosa: Gonzalo se quedaría conmigo, y si no era por amor, entonces sería por obligación. Y si, estaba loca, enferma, fuera de control, pero también estaba necesitada de amor y ese amor solo me lo podía dar él. Volvamos a donde me quedé cuando narraba la historia...
Gonzalo sentado en mi cama mirándome sin mediar palabra. Las lágrimas en sus ojos amenazaban con salir pero él no se permitió llorar. Nunca lo vi tan frágil y él nunca me vio tan mal. Me coloque de pie, camine hasta una mesa donde guardaba una cajita roja. La lleve hasta la cama y seguí todo de una forma coordinada; Gonzalo seguía cada paso con la mirada. En la caja guardaba unas navajas, tomé una y se la mostré.
-¿Qué es eso?- dijo el señor inocencia
-Son navajas- dije sin que la voz me temblara
-¿y...?- Gonzalo estaba confundido. Estaba claro que no sabía el todo de la historia.
Me subí la camisa hasta la mitad del brazo, dejando ver todos los cortes que tenía. Los ojos de Gonzalo dejaron de ser achinados en esos segundos. Los abrió grande, lleno de sorpresa y confusión. Tomó mi brazo y examinó cada uno de los cortes con total delicadeza y ahí se permitió llorar. Fué la primera vez que lo vi llorar. Me dolía ocasionar ese dolor a la persona que amaba...
-¡¿Cuando pasó esto?!- Gritó en medio de la habitación, posando sus manos por detrás de su cabeza.
-No recuerdo.- Le dije firmemente
-¿Como no vas a recordar?- Gonzalo estaba desesperado.
-No recuerdo te dije.
-Solía pensar que estabas loca...- dijo y su voz se apagó
-¿Y ahora que piensas?
-Ya no lo pienso, lo confirmo. Estas loca Agustina, necesitas ayuda.
¿Recuerdan que les dije capitulos atras que yo hubiese sido una buena actriz? Bueno, en ese momento puse en marcha mis dotes de actuación. Me tiré al suelo llorando de una forma tan exagerada que Gonzalo tuvo que lanzarse conmigo y abrazarme. Su corazón latía tan fuerte que callaba mis gritos. Gonzalo me tenía en sus brazos mientras yo, lloraba desconsoladamente intentando que ese momento fuese eterno.
-Si, necesito ayuda, pero quiero que tu me ayudes, no me dejes sola Gonza...- prácticamente le suplique mientras estaba acurrucada en su pecho.
-No te voy a dejar mi niña, no lo haré.
Permanecimos juntos por horas; sentados en el suelo, abrazándonos. Su cabeza descansaba sobre la mía, mientras que esta a su vez descansaba sobre su pecho.Mi mamá entro a mi habitación interrumpiendo aquel momento tan... especial. Nos miró algo desorientada pero evitó hablar, no quería causarme preocupaciones. Tomó un bolsito lleno de ropa y luego se dirigió hasta donde estábamos Gonzalo y yo.
-Ya me voy, nos vemos mañana por la mañana. Prométeme que estarás bien.- dijo mi mamá que me miraba con una triste sonrisa.
-¿A donde vas?- indagué
-Al campo Tesoro, cuídate mucho.- Me dio un beso y salió.
Miré a Gonzalo confundida y este también se alejó de mi.
-Es hora de irme, se hace tarde...- Gonzalo me abrazó, luego me dedico un beso y salió de mi cuarto.
Si están tan desorientados como yo en aquel momento déjenme explicarles algo. Mi mamá iba camino al campo porque un familiar (cuyo nombre no recuerdo) había fallecido. Todos en mi casa irían al velorio; por mi estado de salud habían acordado dejarme en mi casa sola (que ingeniosos, dejar a una loca sola...) Literalmente no me quedé sola, mi abuelo estaba conmigo, pero él la verdad no me prestaba atención, así que sí, me quedé sola.
18:39 Gonzalo Ordóñez: Ya te extraño
18:40 Agustina: ¿No quieres venir a hacerme un poco de compañía? le temo a la soledad
18:43 Gonzalo Ordóñez: ¿No tendrás problemas?
18:45 Agustina: ¿que importa eso? ven ya, necesito que estés conmigo. Te necesito, comienzo a sentirme mal, necesito besos
18:48 Gonzalo Ordoñez: Corriendo...
Tenía miedo a estar sola. Tenía miedo a tener una crisis y no saber qué hacer. Necesitaba a Gonzalo conmigo y él, quería cumplir todos mis deseos.
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¿Puedo llamarte amor?
Romance¿Puedo llamarte amor? es la historia sobre un amor que fue y que ya no es. Muestra la otra perspectiva de las relaciones amorosas. La parte que tal vez, muchos no se atreven a revelar. La verdad es que, personalmente, tampoco suelo hablar muchisimo...