Sobreviviente

113 5 0
                                    

Atravesé una guerra que yo misma había ocasionado. Una guerra conmigo misma que parecía que nunca tendría final. Soporte tantos males, tantas caídas y luchas constantes con mi mente. Conocí una versión de mi, ajena y distorsionada, que me demostró que yo era débil frente a algunos temas. Mi ansiedad, mi depresión, mis crisis nerviosas, habían estando conmigo desde siempre, pero habían escogido esa época de mi vida para darse a conocer. Hoy están calladitos, esperando para hacer de las suyas, aunque yo no se los permito. Quien alguna vez experimenta algún trastorno mental debe saber que de ahí nunca se sale, se controlan, se acallan pero nunca se van del todo. Nunca mas volví cortarme, ni siquiera tengo intención de pensar en hacerlo. Me quedaron unas cicatrices muy feas que son imborrables, como esa época en la que llegaron. A veces juego con ellas, las cuento, las coloco bajo la luz del sol y las encuentro a todas, incluso las más claritas, las que casi ya no se ven. Sigo teniendo rabietas repentinas y bajones emocionales muy frecuentemente, pero he aprendido a lidiar con esto y a convertirme en alguien capaz de tener control sobre si. Tras todo este desparpajo hay un trastorno bipolar tipo 1; era de esperarse, ¿no? Controlo muchas de mis crisis, he ganado la mayoría de ellas y me atrevo a admitir que no he perdido ninguna, hasta ahora. Con Gonzalo no hable más. Lo he visto muchas veces, nos hemos encontrado en fiestas, en la calle, en centros comerciales, pero nada mas que eso. Se que con Griselda tampoco le funcionaron las cosas y que terminó dejándola. Me entere que esta con varias chicas actualmente, y me da gusto saber que esta teniendo sus opciones, como él decía. A pesar de que tenga cientos de opciones y ninguna sea para el, se que no volvería a mi y entiendo eso. En cierto modo me da gusto saber que no volvería, porque no aguantaría un día junto a el. Desde nuestro último encuentro hasta hoy, han pasado dos años. En esos dos años, muchas cosas cambiaron. No soy la misma ni en mi modo de hablar, nada mas con eso les doy un preámbulo de todo mi cambio. Dije adiós a muchas cosas que eran dañinas para mi, personas, actitudes, recuerdos y rencores. Maduré, de eso no queda duda. Deje de ser una niña para convertirme en una mujer mejor que la niña que fui. Escucho personas hablar y decir, que nunca debemos olvidarnos del niño que hay en nosotros, eso lo pongo en practica todos los días. No volví a tener un novio desde mi ruptura con Gonzalo; y no porque no hayan aparecido personas en mi camino, porque si y muchas, pero siento que ninguna alcanza mis expectativas. Hubo uno que casi logra ganarse mi corazón, pero termino por demostrarme que no era digno de mi, como los otros. No me duele la soledad, incluso le agarre el gusto a estar sola. Me he conocido más, me entiendo más... Me  convertí en mi amor más real. Mis amigas aún me cuidan, aún me apoyan y saben que no tengo palabras para agradecer tanto. Mis padres terminaron por entender que no era perfecta, que tenia errores y dieron por aceptado que era yo quien haría sus propias decisiones, esta en mi equivocarme, porque soy humana, soy real. 

De todo lo malo me quedo un aprendizaje que sé, me acompañara hasta el ultimo momento. Solo yo conozco los detalles exactos de mi vida, y solo yo tengo el potencial para juzgarme. Ya no escondo mis miedos, ni mi pasado. Entendí que es parte de mi, me guste o no. 

¿Se puede amar y odiar a la misma persona a la vez? La respuesta es si. A Gonzalo lo amé incluso en lo malo, en aquellos momentos donde debí repudiarlo. La pregunta nunca se refirió a él, si no a mi... Me odié en las mismas cantidades en las que me amaba, era absurdo e ilógico, pero era así... Gonzalo fue el instrumento más fácil que encontró mi obsesiva mente para hacerme decaer. Fui, soy y seré la única culpable de mis males. Acepté y seguiré aceptando las consecuencias de todas mis decisiones de forma madura. Más adelante quizás me vuelva a enamorar, quizás me vuelva a equivocar ¿quien sabe? Sé que estoy lista para lo que el destino quiera colocar en mi camino, habré de aceptarlo. Sin arrepentimientos, sin culpas. Y si vuelvo a fallar, si vuelvo a caer, tengo el consuelo de saber que tengo a mi alrededor pilares que me sostienen, que no dejarán que toque fondo, no otra vez. 

Sobreviví a todo y sé que aún me quedan más batallas que ganar y que perder, la cuestión esta en no rendirse.. Hoy en día, soy fiel a tres cosas. La primera, es que si yo no me quiero, no me valoro, no me cuido, NADIE, absolutamente nadie, lo hará por mi.

 Lo segundo, que toda historia, toda vivencia, todo acontecimiento tiene valor, desde el más simple hasta el más complejo, todos importan y de algún modo nos marcan en la vida. 

Por ultimo, lo tercero es que, puedo llamar amor a lo que yo quiera, haya sido obsesión, haya sido tormento, haya sido lo más perfecto... Fue mio, fue mi historia y yo, he de llamarla como desee, y que mejor que titular a ese sentimiento como AMOR, porque fue puro y real, por lo menos para mi y eso, vale... 

Antes hubo una chica frágil e inocente. Hoy, una mujer decidida, que comete errores, como todos, pero que no se deja derrumbar tan fácil, ya no... Nadie jamás podrá hacerme más daño del que alguna vez me hice yo, y ese es mi consuelo o mi castigo, no sé. 



¿Puedo llamarte amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora